En
el campo de la matemática, resolver una ecuación no siempre es una tarea de
directa resolución. Quizás, aquellas de una, dos o hasta tres incógnitas. Pero
de ahí en adelante, el problema resulta bastante complicado pues se hace
necesario entrar a un mundo en el cual los procedimientos comprometen no sólo
un denso conocimiento sobre manejo inferencial que obliga a introducirse en
complejas relaciones entre variables imaginarias que superan racionalidades
propias del ámbito tridimensional.
Sin
embargo en el terreno de la política, el problema no es menos engorroso.
Posiblemente, peor aún debido a que la incidencia de una variable es capaz de
arrastrar otras que, a primera vista, se hallan ocultas dado su carácter
incorpóreo o porque son imperceptibles por la acelerada velocidad a la cual
ocurren sus cambios entre distintos estados de comportamiento o de reacción
social.
Cuando
se buscan dilucidar los problemas que mantienen atascada la dinámica
presidencial, a propósito del significado que para el país político representa
el proceso electoral que determinará la escogencia del próximo Jefe de Estado
venezolano, la situación bien puede calificarse como un dilema de naturaleza
política. Similar a lo que es una ecuación matemática de múltiples variables
cuya gráfico pudiera dejar ver una función discontinua y diferenciada en sus
rangos y dominios, al mismo tiempo.
Precisamente,
así pudiera comportarse una realidad política cuya complejidad la sitúa en el
plano de una relación matemática comparable con el problema que confronta el
presidente Chávez toda vez que debe desentrañar el enigma que se le plantea si
debe decidir entre concurrir a una fogosa y presionada contienda electoral o
guardar el reposo que la crisis de salud por la que atraviesa, exige en beneficio
propio, familiar y nacional. A pesar de que convirtió la lucha contra su
enfermedad en una guerra revolucionaria de laque ha pretendido obtener un
absurdo y desnaturalizado provecho político.
Los
condicionantes que habrán de determinar la resolución de tan complicada
ecuación política, no sólo serán demostrativos de una relación directa entre la
intensidad de la demagogia aplicada y la estridencia ejercida al ofertar cada
promesa electoral. También exhibirán una relación inversamente proporcional
entre los factores que exaltan el proselitismo y el tiempo de gobierno
empleado. Esto sería contraproducente a los efectos de conservar el poder
debido a que mientras más se atreva a ofrecer, menos apoyo de la población
pudiera obtener desfavoreciendo así la reelección presidencial ya que en trece
años de gestión pública los menguados resultados gubernamentales hablan por sí
mismos.
Pero
además, en un acto de profundo ensimismamiento, el presidente Chávez debería
reflexionar sobre interrogaciones que deben tocar desde lo emocional hasta lo
corporal. En medio de tal nivel de preocupaciones, deberá resolver el
enmarañado dilema político sobre definir si se aferra a su liderazgo o delega
en otro la candidatura presidencial. Aunque optar por ésta última, desfiguraría
el trazado que viene realizándose bajo el remoquete de socialismo. Incluso,
devendría en desencuentros entre subalternos y colaboradores, sometidos y
dirigentes de pasillo. En medio de esta embrollada situación, donde se ha gobernado para asistir
a una implacable destrucción institucional comandada por mafias socialistas al
mejor estilo siciliano, es necesario salir de este marasmo que mantiene al país
atrapado en un canibalismo político-ideológico. Es urgente entonces que Chávez
resuelva tan complicada ecuación política.
VENTANA
DE PAPEL
.¿POR
QUÉ SIGUE EL AEROPUERTO CERRADO?
Es
una pregunta que debe contestar el gobernador de Mérida, Marcos Díaz. Sin
embargo, sigue sin manifestarse por cuanto la realidad de tan cuestionada
situación encubre consideraciones que, de ser debidamente conocidas por la
comunidad merideña, afectarán negativamente las expectativas electorales que
ilusamente tiene el gobierno regional de cara a los comicios presidenciales del
venidero 7 de Octubre. En todo caso, vale un comentario.
Primeramente
debe saberse que la decisión de abrir de nuevo el aeropuerto de Mérida, depende
de la alta jerarquía política nacional. Pero ante una gestión gubernamental que
utiliza el silencio informativo como recurso para ocultar crasas verdades, los
rumores suelen tejer tapices de especulaciones. Algunas más certeras que otras.
Entre ellas, se ha elucidado la intransigencia como expresión de grosero
capricho de un alto funcionario cuya responsabilidad está directamente asociada
con la susodicha decisión. Algo así como un “pase de factura” sin reconocer que
las consecuencias son descomedidas toda vez que el sentido de injusticia de
éste personaje hace que desconozca las complicaciones de acceso a Mérida frente
a la imposibilidad de entrarle a la ciudad por vía terrestre como en efecto ha
sucedido por causa de importantes deslaves que bloquean carreteras principales
y secundarias.
En
segundo lugar, el aeropuerto Alberto Carnevali, continúa cerrado
indistintamente del grado de afectación para el turismo, por causa del
desmedido centralismo que determinó la pérdida de las competencias
administrativas del gobierno regional cuando complacidamente permitió que sus
funciones se las arrebatara el gobierno central sin importarle nada. (Ahora el
gobernador de Mérida aduce la “solidaridad” como bandera de su mentado
socialismo). El artículo 164 de la Constitución, Ordinal 10, pone en evidencia
la perversa complicidad que se dio para que el aeropuerto se viera vituperado
por la arbitrariedad de quienes indolentemente hablan en nombre del pueblo.
¿Hasta cuándo Mérida va a resignarse de tener su aeropuerto cerrado?
FALSA
CONCIENCIA REVOLUCIONARIA
Pareciera
que la enfermedad presidencial y la política gubernamental se fusionaron tanto,
que ahora se ha enredado el placer con el socialismo así como la farra con la
revolución. Todo ello en el marco de la exaltada vinculación que en los últimos
meses viene dándose entre la devoción y la medicina que trata los problemas
oncológicos del comandante-candidato.
De
hecho, la campaña electoral que está alentándose desde el gobierno central se
convirtió en una especie de jolgorio con equivocados visos triunfalistas a la
espera de lo que suceda con la salud del Presidente. Pero al lado de todo esto,
los más allegados al líder populista, miembros de su familia y cercanos
colaboradores, convirtieron los viajes a La Habana en tours del mejor turismo
con la excusa de acompañarlo ensu lecho de enfermo. Sin embargo, sin sentido de
las exigencias del comunismo cubano ni de las del socialismo del siglo XXI,
estas personas han venido disfrutando su estadía en Cuba derrochando dineros
usurpados del erario criollo.
Mientras
denigran de los postulados marxista de los cuales se valen en Venezuela para
estructurar un nuevo Estado, a imagen y semejanza de situaciones histórica y
políticamente superadas, estos adulantes que viven de la ubre gubernamental le
rinden culto al consumismo en los mejores hoteles y comercios cubanos. Dos
realidades se contrastan que, aunque similares en el fondo, ponen al
descubierto gruesas contradicciones en las que llevan la voz cantante quienes
pretenden convencer la población esgrimiendo utópicos objetivos de bienestar
con una falsa conciencia revolucionaria.
JALAR:
PRINCIPIO REVOLUCIONARIO
Los
aduladores de oficio que se arrogan este proceso político como suyo, no tienen
otra cosa que hacer sino jalar hasta que el cuerpo aguante. De ahí que ante las
debilidades que comienzan a sacudir al régimen, sólo les queda llamar a todos
los aduladores y sometidos para unirse a favor del candidato-presidente. Sobre
todo, quienes por ocupar altos puestos aprendieron a medrar desde sus
posiciones sociales conel único propósito de potenciar los halagos al poderoso
demiurgo de Miraflores.
La
historia política contemporánea es la mejor lección sobre adulaciones mediante
las cuales se sabía obtener “indulgencia con escapulario ajeno” Entre los jefes
de Estado más dados al halago, cabe destacar Antonio Guzmán Blanco, el Ilustre
Americano. Su comitiva de aduladores cantaban sus obras. Luego fue Cipriano
Castro quien igualmente vivía el orgullo de verse alabado como dirigente
político nacional. El propagandismo político y excesiva jaladera también sirvió
de asiento al benemérito Juan Vicente Gómez. Su oído siempre se hallaba presto
para la lisonja rastrera de quienes se humillaban al margen delos principios
morales que por ello infringía.
En
el albor del siglo XXI, hasta una doctrina política inventaron para justificar
al hombre que desde el poder impone su voluntad por encima de todo. Por eso,
jalar es un principio revolucionario.
amonagas@cantv.net
@ajmonagas
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