Los mecamismos para regular las relaciones
internacionales siguen siendo debiles, a
pesar de los avances en la transicion hacia una verdadera comunidad
internacional. No hay organos supranacionales que controlen el comportamiento
de los Estados y les sancionen de manera efectiva, cuando violan las normas
establecidas y aceptadas por todos. Las
decisiones de los organos internacionales, incluso las jurisdiccionales, aunque
obligatorias desde el punto de vista juridico, pueden no ser efectivas si el
Estado no las acata de buena fe.
Algunos regimenes no solamente irrespetan el orden juridico y las normas
de convivencia pacifica, sino que desacatan las recomendaciones de los organos
internacionales encargados de velar por la paz y la seguridd internacionales.
Mas grave aun, en defensa de las violaciones en las que incurren, amenanzan con represalias o con medidas de
retaliacion, indudablemente contrarias al Derecho Internacional.
Estos regimenes, calificados de forajidos, no solo crean conflictividad
politica y social interna, sino que
amenanzan las paz y la seguridad internacionales. Desde hace anos, el regimen
irani reta a la comunidad internacional al violar constante y descaradamente
las normas internacionales, especialmente, las relacionadas con el uso no
pacifico de la energia nuclear, sobre lo cual el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas ha adoptado una serie de resoluciones mediante las cuales le
insta a no continuar el desarrollo nuclear con fines no pacificos.
Apoyado por algunos regimenes igualmente peligrosos, el regimen de Ahmadinejad insiste en retar a
la comunidad internacional, al amenazar con el cierre del estrecho de Ormuz, un estrecho internacional por donde
transita mas del 40 por ciento del petroleo mundial, si se adoptan medidas o
sanciones en su contra. Mientras la comunidad en su conjunto rechaza estas
politicas iranies, algunos irresponsables, jugando a la complicidad,
acompanan a Ahmadinejad en su aventura
forajida. Lamentablemente, Venezuela,
Ecuador y Bolivia, se unen al desafio
irracional de un regimen que se coloca al margen del estado de derecho
internacional.
Estados Unidos y algunos paises europeos han adoptado medidas
individuales contra el sector petrolero, de gas y de petroquimica de Iran,
previendo incluso sanciones en contra de las exportaciones petroleras. La
reaccion del forajido no podia ser diferente. El vicepresidente de Iran afirmo
que por el estrecho de Ormuz “no pasara
ni una gota de petroleo”, desconociendo
descaradamente la libertad de navegacion reconocida por el Derecho
Internacional y por la Convencion de Montego Bay de 1982. Militares iranies
complementan el discurso al afirmar que “es una tarea facil cerrar el
estrecho…”.
Lo mas lamentable es que tales politicas, contrarias a la evolucion de
las relaciones internacionales, son acompanadas por otros dirigentes igualmente
irracionales. Ahmadinejad, segun han
anunciado sus respectivas Cancillerias, sera recibido oficialmente en
Caracas, Quito, La Paz y La Habana, lo que se traduce en un ejercicio de
solidaridad muy peligroso que no solo es de caracter politico, sino que
responde a intereses economicos calculados desde Teheran. Un cierre del
Estrecho de Ormuz, ademas de crear la posibilidad de una confrontacion armada
de gran escala, producira un impacto en la economia mundial al provocar un alza
desproporcionada de los precios del petroleo.
Sin duda, estamos ante una lamentable alianza que solo conduce a sus
socios a un mayor aislamiento en la sociedad internacional que apuesta, en su
conjunto, a la paz y al progreso
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