Ante la tumultuosa avenida del
segundo año y segunda década de este glorioso milenio, el mundo entero se
convierte en testigo de tal vez la época más interesante de la historia. La
hoya de presión mundial se inflama agresivamente ante los enfrentamientos
ideológicos, comerciales, financieros, políticos y militares de los principales
actores en el contexto internacional. A nivel mundial se siente y se respira un
nuevo nivel de consciencia. El famoso filosofo y psicólogo Carl Jung escribió
extensamente del nacimiento de una nueva era con la avenida del año 2000, la
era de la consciencia colectiva (el mercado?). El arribo del año 2000 ha
cautivado la imaginación del mundo occidental durante los últimos mil años.
Desde que el mundo cumplió mil años después de la venida de Cristo, la
humanidad entera ha esperado el final de este segundo milenio con la
expectativa de que algo muy especial traerá consigo.
A partir de las últimas décadas
del Siglo XIX, el estado nación inició un agresivo ataque para destruir las
libertades individuales con el nacimiento de filosofías colectivistas,
socialistas, comunistas, estatistas, fascistas etc, y sobre todo la formación
de la Unión Soviética que se convirtió en la fábrica de manufactura y
exportación de dichas teorías a nivel mundial. Le tomó al mundo entero mas de
cien años el comprobar las aberraciones de tales ideas y en algunos casos por
demás dramáticos, retardaron el desarrollo de regiones enteras por ese período
de tiempo, cien años, en el caso particular de América Latina y particularmente
México, a el Siglo XX se le ha llamado el Siglo perdido.
Con las elecciones de Juan
Pablo II en 1978 como el primer papa no italiano en casi 500 años, Margaret
Thatcher como primer ministro en Inglaterra en 1979 y Ronald Reagan como
presidente de un decadente EU herencia de Jimmy Carter en 1980, el escenario
geopolítico a nivel mundial inició una profunda metamorfosis, que llegó a ser
histórica con la caída del comunismo en la Unión Soviética y sus aliados a
finales de la década de los ochentas, y las elecciones de gobiernos
democráticos y pro mercados libres prácticamente en todo el mundo occidental
incluyendo nuestra atrofiada América Latina. Ante la imagen de un Boris Yelsin
arengando al pueblo soviético en contra de los antiguos comunistas desde las
alturas de un tanque de guerra frente al parlamento ruso, el mundo entero
celebraba la muerte del comunismo y el regreso del mercado, el triunfo del
capitalismo, la reivindicación de Adam Smith.
El liberalismo de Reagan había
contagiado a Menem en Argentina, Salinas en México, Fujimori en Perú, Cardoso
en Brasil, Gaviria en Colombia, Chamorro en Nicaragua, Christiani en El
Salvador etc, Chile ya se había adelantado con las políticas liberales de los
casi 20 años de dictadura de Pinochet habiéndose convertido en la envidia de
Latinoamérica, y en un bastión de prosperidad en medio de una concentración de
países en bancarrota económica y moral. Europa iniciaba su tratamiento en
contra de su larga enfermedad; la Euroesclerosis provocada por los
interminables años de control de los socialistas encabezados por Mitterrand en
Francia y Felipe González en España, con cirujanos como Khol en Alemania,
Thatcher en Inglaterra, Yelsin y su grupo de reformadores en Rusia, Solidaridad
en Polonia, Havel en Checoslovaquia. El mundo entero parecía convertirse en un
bastión de libertad, en un inmenso mercado libre y democrático.
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Sin embargo, el sueño se empezó
a desvanecer a principios de 1992 con la elección de Bill Clinton como
presidente de los EU. Clinton arribó a la casa blanca con su Hillary y con ella
su infinidad de políticas colectivistas que de inmediato se pusieron de manifiesto
con el intento de socializar la medicina nacional, y provocaron el primer serio
enfrentamiento con los republicanos en el congreso. Con el arribo de Clinton a
la oficina más poderosa de la tierra, de inmediato se provocó una reacción en
cadena con elecciones de gobiernos socialistoides en Canadá, Inglaterra,
Italia, el regreso de los comunistas al control del parlamento de Rusia, el
rescate del gobierno de Francia de manos de los conservadores y finalmente hace
unos meses, los socialistas recuperaron el más importante bastión en Europa,
Alemania. En México hubo un serio intento de interrumpir el proceso de apertura
económica y comercial con el asesinato del candidato oficial a la presidencia
Luis Donaldo Colosio, y la rebelión de los viejos dinosaurios desplazados por
Salinas tratando de recuperar el poder.
El pueblo americano le envió un
serio mensaje de advertencia y desacuerdo a Clinton en Noviembre de 1994 con la
elección de un nuevo congreso totalmente controlado por los republicanos por
primera vez en los últimos 40 años, tanto la cámara alta como la baja.
Desgraciadamente tal mensaje llegó tarde para detener el proceso que la
Tesorería Keynesiana de Clinton en sociedad con el fatídico Fondo Monetario
Internacional habían ya puesto en movimiento para promover su receta favorita:
“devaluaciones masivas.” La primer víctima estaba a la vista; México con su
“guerrilla de Chiapas” promovida por los emisarios del pasado, su sucia e
irresponsable lucha por el poder político, su candidato asesinado, su masiva
fuga de capitales, su nuevo presidente aun titubeante, su nuevo Secretario de
Hacienda creyente de los “beneficios de las devaluaciones,” el mercado natural
de mano de obra barata para los EU, y más barata seria después de una buena
devaluación, el primer cliente de la nueva administración de Clinton para
absorber las cantidades ridículas de dólares emitidos por los EU sin respaldo y
que no querían repatriarlos a su país provocando inflación, solución;
devaluación y después un billonario rescate.
Finalmente en Diciembre de 1994
México sucumbía ante las perversas presiones devaluatorias del Secretario de la
Tesorería en funciones de los EU Lawrence Summers, puesto que Betsen el
secretario legitimo había renunciado en protesta por el manejo de la devaluación
mexicana. Se iniciaba así una de las peores crisis financieras a nivel mundial
de los últimos tiempos, y definitivamente el retroceso de México a los niveles
de vida de los años 50s. El saboteo del proceso mexicano lo tomaba la
internacional socialista como el ejemplo propagandístico de como las políticas
pro mercado no funcionaban, se pedía de nuevo la intervención del Estado. Los
representantes mexicanos del perfecto idiota latinoamericano salían una vez mas
de sus escondites para terminar de acribillar las políticas de mercado libre, y
promover el regreso de las políticas nacionalistas y revolucionarias con las
que se había destruido al país durante las últimos casi cien años.
chero@cox.net
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