Ciertamente, la oposición democrática venezolana tiene ganada la calle y la
preferencia del electorado, mas resulta preocupante (amenazador, diría) que los
pre-candidatos y los forjadores de opinión pública no hayan exigido al CNE
(Consejo Nacional Electoral de Venezuela), la depuración del Registro Electoral
Permanente R.E.P. como conditio-sine-qua-non, junto con la conformación
de los grupos de auditoría a las máquinas electorales y su software y que se
cumpla con la normativa oficial de publicar las normas y condiciones que regirán
en los comicios del venidero octubre, dentro de los plazos y formalismos que
establecen las leyes.
Lo del registro electoral permanente en Venezuela (R.E.P.) es digno de
señalarse a la opinión pública internacional. Se trata de un sistema
implementado desde mucho antes que el señor Teniente-Coronel Chávez llegara al
poder. Consiste en la posibilidad de que cualquier ciudadano, venezolano o
extranjero habilitado para votar, pueda inscribirse o modificar su data
catastral de registro en cualquier momento y desde la comodidad de la comodidad
de internet. Tal servicio estuvo auditado permanentemente por los partidos
políticos y demás organizaciones civiles que hacen vida pública en Venezuela.
Ahora no. Los Rectores del Consejo Nacional Electoral, obsecuentes con Chávez
(todos menos uno) impiden que los ciudadanos puedan auditar públicamente ese
registro. Es público y notorio y harto comprobado, que allí, en las entrañas
cibernéticas del R.E.P., existen al menos 2 millones de ‘electores fantasmas’.
Se trata de data viciada con la que una misma persona puede ejercer el voto
hasta diez veces en una misma convocatoria electoral, en mesas de votación
diferentes aunque próximas entre sí. Tal irregularidad, que ha sido exhibida
públicamente en internet por particulares y por organizaciones no gubernamentales
(con la reproducción de fotografías de cédulas falsas para un mismo elector)
arroja un turbio manto de sombras sobre la transparencia que debe tener un
organismo electoral. Mención aparte tienen los registros de personas con más de
150 años... O los cientos de electores de una misma mesa de votación que
comparten la misma dirección, que suele ser un pequeño apartamento de dos
habitaciones... O los miles de fallecidos anualmente, cuyas actas de defunción
no son actualizadas en el R.E.P. pero sus votos parecen ‘mágicamente’ y a favor
del señor Chávez, en todos los eventos eleccionarios.
Por todos es bien sabido el carácter impronto y obsecuente de los
rectores del C.N.E. ante las exigencias del ‘coma-andante’ bolivarista. Este
solo evento –dramáticamente comprobado por los ciudadanos- es más que
suficiente como para convertirse en la bandera unificadora de todos los
pre-candidatos, la llamada Mesa de la Unidad Democrática y las demás fuerzas
civiles que hacen fuerza institucional desde la orilla democrática. Mas esto no
ha sido así. Los mensajes de los pre-candidatos se manejan desde sus ofertas
electorales y olvidan (¿en verdad olvidan?) que las condiciones mínimas de
legalidad y transparencia son necesarias si se pretende disminuir, que no
eliminar del todo, al descarado ventajismo oficial del señor Chávez desde la
arena democrática y con las reglas de juego de ésta.
Preocupa también que los pre-candidatos presidenciales en Venezuela no
hayan manifestado públicamente tener una agenda mínima común, llámese
‘programa’, ‘hoja-de-ruta’ o como quiera nominarse, aunque tal compromiso exista
‘aguas adentro’. No se ha hecho público. No se ha registrado de manera abierta
por cada uno de ellos. Ese ejercicio unitario es vital, no solo en Venezuela
sino en cualquier sociedad del Siglo XXI que aspire enfrentarse a una
autocracia totalitaria y comunista, porque la manifestación pública de una
agenda democrática común mostraría que el concepto de unidad va más allá de lo
enunciativo y de la coyuntura electoral, pues se inserta en la ejecución de un
plan básico de gobernabilidad democrática de la Nación, gane quien gane esas
primarias. De igual manera preocupa la no existencia de un plan concertado
entre los precandidatos para la re-institucionalización de la República, aún
cuando cada uno de ellos lo ha abordado de manera particular. Esa
falencia es más preocupante aún a medida en que se acerca la elección de la
candidatura demócrata dentro de poquísimos días... el 12 de febrero próximo.
Otro aspecto perturbador es que el proceso de selección del candidato de la
oposición democrática venezolana sea tutelado por el desprestigiado y nada
transparente C.N.E. Ello es de una perversidad infinita pues nadie en Venezuela
apuesta por la honestidad y la idoneidad de un CNE inauditable y para mayores
males democráticos, abiertamente alineado con el régimen. Mucho me temo que
como sucedió en el año 2004 (durante el evento revocatorio) el régimen de
Chávez aplicará la trampa-rencia, la tristemente célebre expresión del
rector Carrasquero, en aquella ocasión Presidente del CNE, un vocablo que le
hizo famoso al aludir la presunta transparencia con la que se habían efectuado
aquellos comicios. Hoy, el señor abogado Carrasquero es otro obsecuente y
flamante Juez del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, otro de aquellos que
vitorearon al Presidente en aquel bochornoso acto en Sala Plenaria del Tribunal
Supremo de Justicia con la consigna ¡Uh.. Ah... Chávez no se va”.
Los demócratas pueden y deben seleccionar al contendor opositor sin el oprobioso
tutelaje del C.N.E. pues cuentan con recursos humanos y técnicos como los de
SUMATE, una
organización civil sin fines de lucro, fundada en el año 2002, propuesta a
construir Democracia, que cuenta con 30.000 voluntarios y capacidad técnica
para facilitar procesos de participación ciudadana.. También sorprende que el acto de selección del
candidato opositor sea de libre y abierta convocatoria. Es un error táctico de
consecuencias catastróficas. Con una convocatoria abierta, el régimen del señor
Teniente Coronel Chávez puede viciar la selección al ordenar a sus milicianos y
brigadistas votar el/la candidato/a que más le convenga a su estrategia
persuasiva. Tal desaguisado equivale a la impensable posibilidad de que el
enemigo pueda seleccionar al contendiente. En la mayoría de los
dirigentes de la democracia venezolana existe la convicción (errada, a mi
entender) que el régimen carece de la organicidad necesaria para ejecutar una
afectación de esa naturaleza en las primarias de la oposición. Yo no estoy de
acuerdo con ellos. Creo que se subvalora, no el presunto poder de convocatoria
de Chávez –aunque cada día tenga menos-, sino que se menosprecia el poder de su
chantaje popular. Ese, que le permite, misiones de por medio, aplicarle el alicate
al estómago a los beneficiarios de sus dádivas que llama ‘misiones’, como
también a los cientos de miles de trabajadores públicos. Con el control de
las máquinas ‘capta-huellas’ que el C.N.E. utilizará en las primarias de la
oposición, máquinas que estarán interconectadas con las de votación y la
posibilidad de movilización de grandes contingentes de electores pre-comprados,
sí es posible introducir una distorsión importante en el resultado.
Este escenario, abiertamente contra-natura
en cualquier otra sociedad realmente demócrata, me induce a proponer como
alternativa que la selección del candidato opositor sea realizada, con el
soporte técnico de SUMATE, exclusivamente por ‘los demócratas’ Pero ¿Quiénes son
esos ‘demócratas’? ¿Cómo separar el grano de la arena? La respuesta nos la da
un General Chino, Zhuge Liang, comandante de las fuerzas imperiales del reino
de Shu: Matar con cuchillo prestado que consiste en utilizar los
recursos tácticos del enemigo y volverlos en su contra ¿Cuál es el recurso táctico
más perverso que el régimen chavista ha utilizado para ejecutar un postmoderno
‘Apartheid político’ en Venezuela? Respuesta:
La ‘Lista Tascón’, una data de votantes que el entonces diputado oficialista
Luis Tascón obtuvo del C.N.E. y en la que aparecen los que en 2003 solicitamos la
activación de un Referendum Revocatorio al mandato de Chávez. La ‘Lista
Tascón’ es permanentemente usada por oficialistas en todas las instituciones
gubernamentales y a todo nivel para negar o ‘ralentizar’ la entrega de pasaportes,
documentos de identidad y otros documentos legales; para filtrar contratistas y
puestos de trabajo; para negar beneficios a quienes consideran ‘pitiyanquis’
por haber ‘votado contra el comandante’, etc. La obtención de la lista de
proponentes del Referendum Revocatorio fue ordenada por el mismo Hugo Chávez en
un memorándum fechado en enero 30 del 2004, dirigido al Consejo Nacional
Electoral (específicamente a su rector-Presidente, el abogado Francisco
Carrasquero) para que la data le fuera entregada al entonces diputado por el
PSUV, el ingeniero Luis Tascón, quien la hizo pública en su página web y desde
entonces se le conoce como ‘Lista Tascón’ Actualmente la lista esta periódicamente
actualizada con otros eventos eleccionarios (como la ‘Lista Maisanta’,
organizada por el ahora opositor Ismael García) y ha sido digitalizada y distribuida
nacionalmente a todos los organismos nacionales, regionales y municipales
afectos al señor Chávez para la búsqueda e identificación rápida de la
tendencia política de cualquier venezolano.
En Venezuela, el ejercicio de la democracia está peligrosamente infectado
por el régimen de Chávez y el presente escenario para seleccionar al candidato
de la oposición es el resultado de su perversa política de exclusión, apartheid
social y sostenido desbaratamiento del andamiaje institucional que ha venido
ejecutando durante estos 13 años. Ahora, cuando se acerca el momento para
seleccionar a un candidato unitario y demócrata que aglutine las mayoritarias
fuerzas opositoras en Venezuela, preocupan más los silencios y las permisividades
de la Mesa de la Unidad Democrática y de los pre-candidatos, que las constantes
y rocambolescas mentiras de Chávez.
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