Para
eliminar la amenaza iraní, EU se dispone a actuar junto a Israel. Lo que
aumenta el riesgo de que en esta región estalle una guerra que asestará un
golpe al mercado petrolero, sostiene el experto del Consejo Analítico de
política exterior y de defensa, Vladimir Averchev.
EEUU no
parará ante el uso de cualquier recurso, incluyendo los militares, para impedir
que Irán cree sus propias armas nucleares, declaró hoy el jefe del Pentágono
Leon Pantetta. Si es necesario, será asestado un golpe preventivo contra los
centros nucleares iraníes, amenazó el ministro.
Los
norteamericanos sospechan que en el territorio iraní existe una planta oculta
para enriquecer el combustible nuclear. Entre tanto, no hay pruebas
indiscutibles a favor de esta versión. Es necesario que la inteligencia las
encuentre. No obstante, si antes Washington acusaba a Teherán de desarrollar
sus armas nucleares, esta vez supuso públicamente que a Irán le quedan apenas
dos años para crear su propia bomba atómica. El jefe del Pentágono prometió
tomar todas las medidas para impedir que Teherán se haga de estas armas.
No está
descartado que el golpe militar ya se está preparando y los representantes de
EEUU hablen más bien para distraer la atención de su intención de confirmar
estas sospechas y sólo después iniciar la operación bélica. La retórica cada
vez más agresiva de Washington puede estar relacionada a la vez con la
intención de derrocar el régimen actual de Teherán. Esta es una de las
opiniones que acaba de expresar el profesor de la cátedra de Oriente del
Instituto de relaciones internacionales de Moscú, Serguei Druzhilovsky.
Los
norteamericanos necesitan una guerra relámpago, o sea, atestar un golpe,
derrocar el poder yasegurar la instauración de un gobierno de marionetas. Lo
más importante es quitarse de encima un régimen que se ha atravesado como un
hueso en la garganta de EEUU. Si existe tal guión, este golpe será asestado, no
cabe duda alguna. Ellos quieren no tanto destruir la industria nuclear como
derrocar a Ahmadineyad. Pero no veo hasta ahora ninguna posibilidad de que el
régimen de Teherán caiga ante las presiones cada vez más fuertes. Más bien, al
revés. Conociendo a los iraníes, el shiismo, el shajidismo, su disposición a
los sacrificios, el efecto será absolutamente el contrario. Si los yanquis no
lo toman en consideración, se meterán en una aventura de la cual tardarán años
en salir.
Sea lo que
fuere, Washington ya trazó una línea roja en sus relaciones con Teherán. Para
eliminar la amenaza iraní se dispone a actuar junto a Israel. Lo que aumenta el
riesgo de que en esta región estalle una guerra que asestará un golpe al
mercado petrolero, sostiene el experto del Consejo Analítico de política
exterior y de defensa, Vladimir Averchev.
Los
analistas relacionan el recrudecimiento de la retórica antiraní con la campaña
de las elecciones presidenciales que ya está incrementando su ritmo. Los
republicanos reprochan tradicionalmente a los demócratas de ser indecisos
cuando se trata de los intereses de seguridad nacional. Esta presión seguirá
creciendo y, al final, obligará a reaccionar a Barak Obama. Es poco probable
que antes de las elecciones este se decida por acciones bruscas, pero después
no se puede descartar la opción de intervención. Con más razón todavía, porque
para este momento finalizará el plazo otorgado a la inteligencia para encontrar
evidencias de armas nucleares en Irán. Una misión idéntica se llevó a cabo en
su época en Iraq. Entonces, las armas de exterminio masivo nunca fueron
halladas, pero la guerra se desató pese a todo. El tiempo mostrará si el
Pentágono volverá a tropezar con la misma piedra por segunda vez.
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