El debate sobre la condición de estado palestino, de pleno derecho, en la ONU aún no ha terminado, pero no es demasiado pronto como para emitir un boletín de informe provisional, y parece que lo que se consideró como un enfrentamiento diplomático de titanes, es sólo otro capítulo en una larga saga, cuyo fin todavía no está a la vista. En el terreno diplomático, los israelíes pueden registrar un éxito. La prensa israelí y los políticos de la oposición se desvivieron para describir la calamidad que le esperaba al PM Netanyahu. Tsunami y apocalipsis fueron algunas de las expresiones utilizadas pero eso, simplemente, no ocurrió.
El PM Netanyahu y su fogoso Ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, dejaron en claro que no tenían ningún problema con el discurso del Presidente Obama, que incluyó una referencia a las líneas de 1967. ¿En serio?... Bueno, ésto es todo acerca de las expectativas, y los israelíes a los que se les dijo que esperaran un tornado, obtuvieron una lluvia bendita, por lo que no es de extrañar que Netanyahu y sus seguidores celebren una victoria.
Dudo de que, después de la segunda o tercera lectura del discurso, todavía tengan las mismas palabras de elogio para el presidente, como lo sugiere su reacción inicial. Si lo hacen, el presidente puede reivindicar su victoria, y todo lo que se necesita para entender ésto, es volver a su discurso de hace algunos meses, y a las reacciones israelíes de entonces a la mención de estos problemáticos cuatro dígitos: 1967...
Los israelíes también pueden estar alentados por la decisión de Nigeria de abstenerse en el Consejo de Seguridad. Nigeria, medio musulmán y miembro de la OPEP, se suponía que estaba firmemente en la columna palestina. La parte palestina es la que presenta señales de frustración con los eventos en Nueva York, y saben por qué, como parece aclarar el intento de aislar a Israel. El liderazgo palestino hizo algunos errores de cálculo en sus preparativos para el gran evento en Nueva York. El Medio Oriente árabe está lejos de estar envuelto en fervor viendo el debate en Nueva York. Por supuesto, hay muchos miles de árabes en las calles de Yemen, Bahrein y Siria, pero su agenda no es el problema palestino. Son las libertades y el pan y manteca los que están en juego.
Los palestinos tendrían que entender, aunque a regañadientes, que la Primavera Árabe no es tan propicia para su lucha, como inicialmente la percibieron. No obstante la propaganda, lo cierto es que las masas árabes están preocupadas, sobre todo, por su propia situación, no la de los palestinos. No hay un recién encontrado amor perdido por Israel, lejos de eso, pero en términos de prioridades, este conflicto no es el N° 1 en la lista de tantos árabes.
Incluso las manifestaciones en la Margen Occidental son significativamente menores de lo previsto, y uno se queda con la esperanza de que, a pesar de la inflamación, no recurrirán a la violencia y al derramamiento de sangre. Entonces, el liderazgo palestino está debilitado por la posición de Hamas. La reconciliación interna palestina entre la Autoridad Palestina (AP) y Hamas dejó al primero con un mal olor, pero sin ninguna ventaja real. Hamas no puede ser más claro en su oposición al pedido de la AP, y Mahmoud Abbas, realmente, necesita aclarar si habla por todo el pueblo palestino, del cual afirma ser el líder.
Esto no es sólo un problema político para la AP, es también uno de relaciones públicas. Antes de la presentación en Nueva York, ambas partes enviaron sus armas pesadas de relaciones públicas al terreno. Los israelíes tienen a su ex embajador ante la ONU, Dan Gillerman, un orador brillante, y la AP llamó a la brillante Hanan Ashrawi quien, desde hace algunos años, se encontraba en una relativa oscuridad. Pero incluso la veterana Ashrawi no puede encubrir el impacto de algunos mensajes palestinos que colocan su posición en un contexto que no es conveniente para ellos.
Tomemos por ejemplo, Abbas repitió el anuncio de que nunca reconocerá a Israel como un estado judío. Una posición sorprendente cuando es mantenida por un líder que exige el reconocimiento del derecho de su propio pueblo a la autodeterminación. Después hubo una conferencia de prensa en Ramallah, en la que Nabil Sha'ath, uno de los más cercanos confidentes de Abbas, explicó largamente la decepción palestina con la posición de EEUU Detrás de la tribuna había un mapa de Palestina. Algo faltaba allí, el Estado de Israel... ¿una coincidencia?, Yo, por ejemplo, no lo creo. ¿Y dónde está Ashrawi explicando esto?
Encuestas realizadas en EE.UU. indican, muy claramente, que la mayoría de los estadounidenses no están realmente interesados en el drama de Nueva York. Las mismas encuestas muestran, por amplio margen, que la opinión pública estadounidense continúa a favor de Israel. La historia de New York no se ha convertido en el centro del escenario tampoco en Europa, donde el apoyo a los palestinos es significativamente mayor que en EE.UU. Las tribulaciones financieras y la crisis de la deuda son allí una historia mucho más grande.
A fin de cuentas, parece que Israel va adelante en puntos, en la ronda actual. Pero entonces, cabe aquí una dosis de realidad. Medio Oriente puede cambiar muy rápidamente. Ninguna celebración, por parte de Netanyahu y su gobierno, puede cambiar el hecho que hay muchas más rondas a lo largo de la línea, así que podría ser que una política visionaria, de parte de ellos, le traiga a Israel muchos más puntos, no sólo de relaciones públicas, sino también diplomáticos. Todavía hay tiempo para hacer eso.
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