Los niños comen con los ojos, los jóvenes con el estómago, los adultos con la cabeza, dice la sabiduría popular. En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 5 de junio los peruanos partidarios de un Estado de Derecho debemos votar con la cabeza.
KEIKO FUJIMORI |
Julio Luque comentó el domingo 10 por televisión que el pueblo, la mayoría del país, ya había dado su veredicto: Humala o Fujimori. Faltaba el veredicto de la clase ilustrada y pensante, de la élite dirigente (A, B y C), que es la que compone la democracia madura, la de los electores que votan con la cabeza.
Votar por el candidato Ollanta Humala, que tiene uno de cada tres electores, es votar por Sánchez Cerro, un comandante como él, que generó "el año de la barbarie"; es votar por Odría, general de división, que dijo que "la democracia no se come"; es votar por Velasco, autor del "Estatuto Revolucionario" que destrozó el país en siete años; es votar por el Alan García de 1985, que quiso estatizar la banca comercial y alentó una de las inflaciones más elevadas de la historia universal.
Es votar no con los ojos ni con el estómago, sino con el hígado.
Así como en la segunda vuelta electoral de 2006, a pesar de todo, votamos por García para evitar a Humala, y acertamos, ahora debemos votar por Fujimori en junio, a pesar de los errores de su padre, y acertaremos, porque el adversario es el mismo.
Votar por Keiko Fujimori es votar por la continuidad que Juan Carlos Hurtado Miller inició en agosto de 1990, apostando por la economía libre; es votar por Carlos Boloña, que apostó por la privatización del aparato productivo; es votar por Jorge Camet, que apostó por la compra barata de la deuda peruana devaluada que le habían dejado a Alberto Fujimori, y redujo la pesadilla de gastar la parte del león del presupuesto nacional en pagar deuda externa.
Votar por Keiko Fujimori es elegir los programas que Fuerza 2011 ha compartido con la Alianza por el Gran Cambio, con Perú Posible y con Solidaridad Nacional, por la continuidad económica que inició el ex mandatario Alberto Fujimori, como narra Jaime D’Althaus en su libro La revolución capitalista en el Perú y han continuado religiosamente los expresidentes Valentín Paniagua, Alejandro Toledo y Alan García; continuidad que, a gritos, anuncia Humala que quiere cambiar revolucionariamente.
Tendremos por primera vez a una Presidenta de la República, una joven y serena madre de familia, bien preparada, con dos vicepresidentes de garantía, con esposo y dos hijas, un hogar estable y simpático en la Casa de Pizarro. No tendremos a Pedro Pablo Kucynsky, a quien me hubiera gustado ver de jefe del Estado; sin embargo, es hombre optimista, capaz de pasar la página y colaborar, si oportunamente es convocado, a un puesto de alta de altísima responsabilidad en el nuevo gobierno.
PEDRO PABLO KUCZYNSKI |
PPK es uno de los líderes de la jornada dominical del 10 de abril y la nación le agradece haber dejado claro que la derecha peruana existe, pesa en las urnas y es capaz de sostener un ideario político inteligente, progresista, social y atractivo.
Y en honor a la mujer peruana, aprovechando el magro resultado del APRA en el Parlamento, los fragmentados grupos encontrados a lo mejor eligen para presidir el Congreso a un árbitro casi sin bancada: Luciana León.
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