El debate está planteado: ¿podemos continuar con una fórmula que crea mayorías y diputados artificales y contraviene el principio de proporcionalidad establecido en la Constitución?
Se hace muy difícil explicar cómo es posible que una mayoría de electores que se expresa por una opción política, en este caso la oposición -que en votos populares supera al oficialismo-, no sea correspondida en igual proporción en número de diputados y apenas logre un tercio de sus representantes en la Asamblea Nacional.
En concreto, las fuerzas opositoras congregadas en torno a la plataforma unitaria capitalizaron 5.421.824 votos, que corresponde a un porcentaje de 49,16% del universo electoral, de acuerdo con los votos listas escrutados por el CNE, mientras que la alianza de PSUV y PCV sumó 5.399.390, lo que conforma el 48,96%. Patria para Todos logró 206.664 votos, es decir, 1,87%.
El caso es que en términos relativos a la cantidad de diputados efectivos que genera el mapa electoral de circunscripciones, las fuerzas del gobierno, menores en votación popular como se ha indicado anteriormente, copan el 60% de las curules en la Asamblea, mientras que el resto le corresponde a los parlamentarios electos de la MUD y de PPT.
Ello es posible porque la fórmula electoral (contemplada en la Ley de Procesos Electorales de 2008) sobre representa aquellas zonas de menos electores, por lo general estados rurales donde el chavismo se ha afianzado como fuerza política, mientras que infra representa a los circuitos más poblados, como las zonas urbanas donde la oposición viene logrando imponerse electoralmente. En ciencias política se trata de un fenómeno denominado “disfuncionalidad”.
La fórmula se complementa con un trazado quirúrgico del mapa de circunscripciones que dispone sectores poblacionales de acuerdo con el interés político.
El algoritmo ha sido pensado, ideado y diseñado para favorecer claramente un sistema bipartidista o escenarios polarizados, pues aplasta a las minorías, verbigracia PPT, generando mayorías artificiales y diputados igualmente artificiales. No se trata de una invención del chavismo sino de una treta electoral importada del mismo Imperio, más específicamente del republicanismo jeffersoniano más rancio conocida por la denominación "gerrymandering", no por eso es menos perversa.
El esquema permitió paradojas electorales como que en el estado Miranda, la oposición haya superado en votos al gobierno con 53% pero cada fracción se lleva seis diputados; que en el Distrito Capital los sufragios a favor de los candidatos de la MUD superen a los de la alianza PSUV-PCV en 741 y sin embargo los primero sólo obtengan tres escaños y los últimos siete. Henri Falcón, uno de los más afectados por la fórmula electoral, lo grafica: “El PSUV obtuvo en Lara 40,77 % de votación, la Mesa 30,11%, y PPT 28,43%. Si se suman los porcentajes de PPT y la Mesa suman 58,54% para 3 diputados, y 40% del PSUV para 6 diputados. Eso es injusto y no puede ser".
Es tan brutalmente efectivo el esquema que la misma oposición salió favorecida en estados como Zulia, donde obtuvo una sobrerrepresentación de diputados, y en Anzoátegui donde también salió victoriosa. La rectora electoral Socorro Hernández al salir en defensa del método apenas atisbó decir que “no hay nada irregular” y la fórmula “benefició a unos y a otros”. Cierto, pero viola el principio de proporcionalidad establecido en la Constitución.
En cualquier caso, es válida la duda: ¿cómo se explica que la sumatoria final de votos efectivos pueda favorecer a una fuerza política y, en la práctica, resulte infra representada? El Presidente en su amarga rueda de prensa de este martes fue abundante en descalificaciones a la periodista de France Press que osó plantear la interrogante, pero escaso en explicaciones convincentes.
Ahora, de acuerdo con la perspectiva del Presidente y los suyos, resulta que es producto de la ignorancia hacer simple aritmética e intentar establecer una correlación entre una sumatoria de votos y los cargos que de ello derivan, cuando su propio jefe de campaña, Aristóbulo Istúriz, lo planteó claramente y más de una vez, que este proceso "tiene rango presidencial". Como le recordó ayer el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, cuidado que en 2012 la medición no es por circuitos.
El debate está planteado, sobre todo, porque una fórmula no puede tapar la realidad: que la oposición hoy es mayoría y que Chávez es derrotable por los votos.
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