Las elecciones de este domingo tienen una importancia que la propia sociedad ha puesto de manifiesto a través de los sondeos de opinión, los cuales revelan que el interés prioritario está en la selección de la Asamblea Nacional (AN) para el período 2011-2016
No restamos importancia al Parlamento Latinoamericano (Parlatino), entre cuyos propósitos proclama “Contribuir a la afirmación de la paz, la seguridad y el orden jurídico internacionales, denunciando y combatiendo el armamentismo y la agresión de quienes sustenten la política de la fuerza, que son incompatibles con el desarrollo económico, social, cultural y tecnológico de los pueblos”. Pero en nuestro territorio la AN, además de legislar, tiene entre sus funciones las de controlar al Gobierno y la Administración Pública.
Desde las primeras elecciones democráticas limpiamente realizadas en 1958 después del derrocamiento de la dictadura militar, hasta las de 1983, Venezuela mantuvo un promedio de participación electoral del 91.5%. Según ponencia de José Molina Vegas, del Centro de Investigaciones y Estudios Políticos de la Universidad del Zulia, figuraba en quinto lugar en las 28 democracias del mundo.
La participación vino en declive y en escogencia de la AN y Parlatino a renovarse este 26S, se registró una concurrencia del 25%; es decir abstención fue del 75%.
Las encuestas predicen que el proceso de este domingo tendrá elevada participación. Uno de las últimas consultas indica que el 92% valora a la AN entre muy importante (77%) y algo importante (15%). Sólo para un 4% es poco importante.
Es que, tal lo expresó la Conferencia Episcopal ante elecciones de 1998, el voto “Para los ciudadanos y más aún para los cristianos… es un derecho y un deber, es un derecho irrecusable y un deber ineludible... el voto que demos los venezolanos será el que enrumbe los destinos de la nación. Por eso debemos estar guiados no por una emotividad irracional, sino por la conciencia y la responsabilidad personal que nos lleva a elegir a quienes sean capaces de ejercer una auténtica representación, de prestar un servicio para el bien común y de buscar armonía y colaboración en el respeto al pluralismo"
Algunos analistas estiman que en el actual proceso electoral la abstención no superará el 30%.
El Arzobispado de Caracas en comunicado firmado por el Cardenal Jorge Urosa Savino y los Obispos Auxiliares, advierte:
“No podemos abstenernos. Se trata de fortalecer la democracia y garantizar el futuro del país. Es la hora de la participación activa, decidida y solidaria para promover la fraternidad, la inclusión de todos sin discriminación alguna, la libertad y la justicia. ¡Es la hora de votar!”
Como medida de seguridad asienta:
“El voto es secreto. Solo Dios sabrá por quien votaremos. Por lo tanto, no hay razón para el temor ante amenazas indebidas. El voto libre y en conciencia es un derecho y al mismo tiempo una obligación cívica y también cristiana”.
Y como en su primer artículo la Carta Magna establece que nuestra Patria, irrevocablemente libre e independiente, fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, en la doctrina de Simón Bolívar, invoquemos a El Libertador elector:
Mi voto es sincero porque no tengo envidia de nadie.
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