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lunes, 1 de junio de 2015

VICENTE BRITO, "LA MAYORÍA DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN SON DEL GOBIERNO, ¿ENTONCES POR QUÉ NO PRODUCEN Y CUANTO NOS CUESTA?" RED POR LA DEFENSA AL TRABAJO, LA PROPIEDAD Y LA CONSTITUCIÓN.-

LA MAYORÍA DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN SON DEL GOBIERNO, ¿ENTONCES POR QUÉ NO PRODUCEN Y CUANTO NOS CUESTA?

Cuando analizamos quien tiene la mayor cantidad de medios de producción, nos encontramos que la mayoría son del gobierno y  preguntamos. ¿Por qué la producción nacional no crece? Lo contrario lleva varios años en declive continuo, teniendo que cubrirse consumo nacional con creciente y mayores importaciones a medida que disminuye la producción y productividad del conglomerado empresarial público.

Si analizamos las áreas económicas donde el gobierno tiene mayor capacidad instalada que los privados, nos encontramos que son las más vitales como: Acero, Cemento, Aluminio, Electricidad, Fertilizantes,  etc. son el 100% propiedad gubernamental. En Agroquímicos un 80%.Alimentos más del 50%, transporte aéreo y marítimo, bancos, telecomunicaciones, medios de comunicación, redes distribuidora y comercializadora de alimentos, hoteles, etc., tiene entre 30 y 70% del control en manos del gobierno. Podemos  decir que el 80% del conglomerado empresarial nacional es público. Lo cual significa que el gobierno tiene los medios para producir y comercializar la casi totalidad de las necesidades de consumo de los Venezolanos

Es evidente que la implementación de los pagarés que el Banco Central ha otorgado a PDVSA está relacionada a las crecientes perdidas de estas empresas públicas, así como las inversiones relacionadas a proyectos que no han dado resultados. Lo cual nos permite indicar que los Venezolanos estamos pagando con inflación las inmensas perdidas de las empresas y proyectos públicos.

El aumento de dinero en manos del público así lo refleja al observarse una relación entre el monto de pagarés otorgados por el Banco Central a PDVSA, la creciente liquidez y el índice inflacionario, ya que este sistema de financiamiento es dinero inorgánico que se emite y que afecta el costo de vida de los venezolanos. Estimamos en cientos de miles de millones de bolívares las pérdidas acumuladas por el sector empresarial público en los últimos años. Superando este monto a los presupuestos otorgados este 2015 a salud o educación o las asignaciones a los estados y municipios.

Como ejemplo podemos indicar que una de las de mayor importancia para los venezolanos es el conglomerado público productor de alimentos, el cual tiene entre un 50 y 70% de la capacidad instalada nacional para producir y procesar: pollos, azúcar, pescado, leche, maíz, arroz, aceite vegetal, café, entre otros. La cual dispone de una infraestructura suficiente para cubrir el 75% del consumo nacional por lo cual no se justifica la escasez de alimentos evidentemente causada por la reducida producción de estas empresas. Con cantidades y volúmenes obtenidos que oscilan entre un 20 y 35% de su capacidad instalada.

Consideramos la situación de estas empresas como la razón de  las limitaciones que tenemos los venezolanos en adquirir los productos que consumimos. El gobierno aparte de tener el control de la mayoría del sector productivo nacional es el que importa el mayor volumen de materia prima y productos procesados. Por lo cual le corresponde reactivar a un mejor nivel productivo estas empresas públicas para así disminuir la escasez que afecta a los consumidores.

Es necesario que el gobierno se sincere con los venezolanos y asuma responsabilidades en reconocer las equivocadas políticas publicas aplicadas, como las razones de la crítica situación de desabastecimiento que afecta la calidad de vida de los venezolanos y tome las decisiones para recuperar y poner a producir todo el entarimado empresarial público, a su máxima capacidad y veremos cómo se desvanecen las limitaciones que afectan nuestro consumo, aumentando la producción nacional y disminuyendo las importaciones. De lo contrario las crecientes perdidas de estas empresas y proyectos públicos seguirán consumiendo buena parte de los recursos necesarios para mejorar nuestra calidad de vida.

Vicente Brito
vicent.brito@gmail.com
@vicentejbrito
Presidente
Red por la defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución

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viernes, 21 de noviembre de 2014

ARTURO MOLINA, NO SE ES MAYORÍA POR SIMPLE COINCIDENCIA

ARTURO MOLINA
Los venezolanos se acuestan pensando en las penurias del nuevo día y amanecen con los derechos confiscados. Es la melodía utilizada desde hace 16 años por el régimen para ir arrinconando a la población y en consecuencia exterminar la disidencia. Generaron la crisis económica y crearon a su vez el mecanismo para conculcar la propiedad y apropiarse del aparato productivo, para no producir nada, acción planificada y activada con escenarios propagandísticos ensañados contra el sector industrial y comercial, aplaudido por algunos que viven de la mentira.

La aprobación del “Cuerpo Nacional contra la Corrupción” anunciado por el actual administrador del ejecutivo nacional, no es distinto de los nombrados por el finado presidente, trayendo como resultado el crecimiento de ese flagelo, muestra de ello el robo de más de veinticinco mil millones de dólares, sin que exista un solo detenido por tan descarado saqueo al país, pero la verdad, es así como está concebido por los revolucionarios siglo XXI.

Las Leyes económicas aprobadas mediante el fiasco de La Habilitante, es la evidencia del guión puesto en acción. No hay debate sobre ese tipo de Leyes, simplemente es el dedo inspirador de los dictadores quienes imponen sus criterios, y aferrados a su orientador castrista, castran al pueblo y se aferran a la doctrina de la miseria y el hambre, y creyéndose ser extraordinarios gobernantes, pasan a ser maniquíes, expositores ante el mundo de su ignorancia, traducida según ellos, en calidad de vida y liberación nacional.

El yugo impuesto por un sector militar en concordancia con civiles amantes del odio al pueblo venezolano, sigue creciendo en los escenarios de poder. Algunos sectores adversos al régimen caminan en contra vía de la realidad porque se sienten dueños de la disidencia y buscan al igual que el oficialismo seguir imponiéndole a la otra parte de la sociedad sus intereses. La acción para restablecer la credibilidad y confianza en la población pasa por admitir la pluralidad, sin ella nada es posible en términos de tranquilidad y gobernanza. No se es mayoría por simple coincidencia.

Arturo Molina
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1                                             

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sábado, 15 de noviembre de 2014

CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, MAYORÍA DE CATALANES NO FUE A VOTAR LA CONSULTA

CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL
El intento de los catalanes separatistas por hacer un referéndum legal fue un fracaso, ellos lo sabían, la Constitución española no se los permitía, sin embargo, Artur Mas, el presidente de la Generalitat ha insistido en hacer una consulta sin ninguna validez legal y sin tener las garantías democráticas plenas, pues no existe un censo oficial de votantes. 

La consulta que se llevó a cabo el domingo pasado (09-11-14) más que confirmaciones nos deja muchas dudas, en los resultados no vemos cifras contundentes, y no vemos que el grupo separatista tenga tanto apoyo de sus conciudadanos como lo veremos a continuación.

Es cuestión de números, el periódico español El País publicó el 10-11-14 los resultados, su título: 1,8 millones de personas votan por la independencia catalana en el 9-N, La consulta alternativa atrae a un tercio de los llamados a votar. La nota periodística de este diario empieza comentando que “El 80,76% de los votantes de la consulta catalana han votado sí a las dos preguntas propuestas. Por tanto, quieren que Cataluña sea un Estado y que este sea independiente. Según los últimos datos ofrecidos por la web de la Generalitat participa 2014.cat, con el 100% de los puntos de participación contabilizados, un 10,07% de los votantes han votado sí a un Estado, pero no a su independencia de España”.

Este periódico señala además que “Los cálculos de la Generalitat estiman que hay 5,4 millones de ciudadanos españoles en Cataluña mayores de 16 años así como 900.000 extranjeros residentes -de los que no se sabe desde cuando tienen la tarjeta de residencia-. Esta cifra, orientativa, coincide a grandes rasgos con las cifras que ofrece el Instituto Nacional de Estadística”. http://politica.elpais.com/politica/2014/11/09/actualidad/1415542400_466311.html

Si esto es así, y solo un tercio ha votado, ¿Cómo podríamos interpretar correctamente lo sucedido en Cataluña?  Hacer una consulta cuando no se tienen bien identificados a los votantes deja mucho que pensar.  Por otro lado un tercio de la población es poco, no representa a la mayoría, ¿Acaso la pereza  alcanzó a los que no fueron a votar? ¿Cuántos de los que no participaron esta consulta votarían por el no? 

Quizás las respuestas a estas preguntas las encontremos en una información aparecida en octubre pasado en el sitio de Internet teinteresaes.com la noticia nos relata lo que el hispanista Henry Kamen, de origen británico pero afincado en Cataluña nos dice en su libro 'España y Cataluña: Historia de una pasión' donde  lleva a cabo una aguda reflexión sobre las relaciones entre España y Cataluña desde el 11 de septiembre de 1.714.

Kamen afirma entre otras cosas que “La relación de Cataluña con el Estado español es como la de un hombre con una mujer, es una relación de ahora te quiero y ahora te odio con sus problemas y sus tensiones. Cataluña y España deben aprender a convivir con sus defectos más que hacer una separación que no tiene sentido, alega de forma contundente y añade que lo importante es aprender a convivir y aceptar las funciones de cada uno dentro de la familia”.  Afirma que “La mayoría de los catalanes no quieren la independencia”, “Los espíritus calientes agitan las aguas” Y se preguntaba ¿Por qué hace cinco años las encuestas a favor de la independencia eran del 16% y ahora rondan el 40%?  “Qué explica este cambio es algo que nadie sabe. Me parece que se está fomentando este aumento en favor de la separación y calentando los espíritus para excitar a la opinión y por eso, la política del Gobierno central ha sido de callarse para no agitar las aguas”. http://www.teinteresa.es/espana/mayoria-catalanes-apoyan-independencia_0_1205879844.html

Pareciera que tiene razón Kamen, este sentimiento separatista ha sido fomentado por unas cuantas cabezas calientes que han recurrido a ese odioso sentimiento regionalista, nosotros agregaríamos que esta situación podría ser una nube de humo para ocultar malos manejos en la administración pública y desviar la atención de esa forma, conocemos de varios mandatarios en nuestra región que utilizan esas artimañas cuando tienen problemas internos, buscan o inventan algún problema externo para ese propósito.
        
Carlos Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com
@carlosvilchezn

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sábado, 25 de octubre de 2014

MIRIAM RINCÓN DE MALDONADO, LA DEMOCRACIA: EL EQUILIBRIO ENTRE LA MAYORÍA Y LA MINORÍA.

"La menor minoría en la tierra es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales, no pueden llamarse defensores de las minorías" Ayn Rand

Resumen

La democracia tiene como mecanismo para hacerse del poder a la regla de la mayoría.  dicho en otros términos, el cambio de un gobierno a otro se da por medio del sistema electoral, en donde la mayoría se impone y queda una minoría, que dentro de los canales de participación política hará el papel de la oposición. Resulta evidente que el establecer la regla de la mayoría, es el objetivo primordial y mas reivindicado, de la democracias liberales, y en la actualidad, se vienen estableciendo reglas para la toma de decisiones, en las cuales las minorías sean tomadas en cuenta, ya que si bien la máxima más estereotipada es que la voluntad de los que son más, debe prevalecer sobre los que son menos, no es una cuestión de simple aritmética electoral.   La democracia sólo funciona óptimamente cuando todos los integrantes o actores políticos de una sociedad consideran que forman parte de ella y que se garantizarán sus derechos. Es probable el rechazo a los sistemas políticos en los cuales el ganador acapara el poder, y ello entraña la tarea de asegurarse, por algún medio u otro, que las minorías participen en el ejercicio del poder, para lograr el equilibrio efectivo entre las mayorías y las minorías.

Palabras clave: Sistema político, democracia, regla de la mayoría, principio minoritario.

Democracy: Equilibrium Between the Majority and the Minority

Abstract

Democracy has a mechanism to make majority rule the power. Said in other terms, the change from one government to another occurs through the electoral system, in which the majority imposes itself and a minority remains, which will take the role of the opposition within the channels of political participation, It seems evident that establishing majority rule, has been the prime and most sought-after objective of the liberal democracies, and in actuality, rules are being established for decision-making in which minorities are taken into account; even though the most stereotyped maxim is that the will of those who are more should prevail over those who are fewer, it is not a question of simple electoral arithmetic. Democracy only functions optimally when all the political members or actors in a society consider that they form part of it and that their rights will be guaranteed. It is probable that political systems in which the winner takes all the power will be rejected, and this involves the task of assuring, by some means or other, that minorities participate in the exercise of power, to achieve an effective equilibrium between majorities and minorities.

Key words: Political system, democracy, majority rule, minority principle.

Introducción

Hoy en día la democracia viene siendo considerada como la mejor forma de gobierno para el desarrollo pleno de las sociedades contemporáneas. La democracia y el estado de derecho están intrínsecamente unidos, este sistema de gobierno refuerza el respeto del estado de derecho, dado que, merced a ella, el poder dimana en definitiva del pueblo como adjudicatario de la soberanía.

No obstante, la democracia también está supeditada al estado de derecho, ya que si no se respetan las leyes es imposible que se celebren elecciones libres e imparciales o que se solucionen las controversias que se susciten dentro del proceso electoral, ya que mediante este proceso es donde los actores políticos se miden para determinar según la regla de la mayoría quien detente el poder, es por ello, que resulta fundamental contar con un poder judicial y electoral independiente.

La democracia entraña el gobierno de la mayoría, pero eso no significa que las minorías puedan o deban ser privadas de participar en el poder y en la adopción de decisiones. Ciertamente, cuando existe un debate pleno sobre los problemas que aquejan a determinadas sociedades debe llegar el momento de la decisión, y existe la posibilidad que una mayoría se imponga y que una propuesta de la voluntad de la minoría sea rechazada. Sin embargo, este sistema no entraña ni debe entrañar una parálisis, a la hora de tomar decisiones. Las opiniones de la minoría nunca deben silenciarse, deben tener derecho a exponer sus argumentos, con el objeto de que, después de haber oído a ambas partes, la población pueda decidir por sí misma cuál de ellas tiene la razón. Es frecuente que ambas partes tengan ideas acertadas, que pueden conjugarse de manera creativa, pero el método decisional, mayoría sobre la minoría, debe tener ciertos matices, que aún a lo sumo contenga la posibilidad de plantear propuestas, discusiones, y decisiones, en las cuales la minorías obtengan una participación plena en el proceso de toma de decisiones.

La regla mayoritaria en la democracia, es más que una solución de necesidad, ya que los sistemas democráticos en el ámbito de sus decisiones a veces tienen imposibilidad de lograr una voluntad unánime; que en cierta medida puede considerarse como la decisión optima. No obstante en el Estado Democrático el principio mayoritario hace que los mas decidan, lo cual para la estabilidad del sistema no resulta suficiente, lo cual hace imprescindible, que en base al principio minoritario se involucre a estos en los procedimientos de toma de decisiones, con lo cual, si bien en numero no son suficientes para imponer su decisión, si pueden intervenir en su deliberación como exigencia del principio de igualdad.

Así en principio las mayorías en la democracia reaccionan al principio de igualdad social y política que necesitan para legitimarse la una de la otra, siendo esencial a que todos los ciudadanos participen manifestando su pluralidad, no siendo suficiente, ni legitimo el poner obstáculos para que en algún momento las minorías puedan llegar hacer la mayoría. Así el principio de libertad e igualdad esta íntimamente relacionado con la idea del Estado democrático ya que entre ambos se obligan a la pluralidad y a la tolerancia.

El principio de la Mayoría alude a la formula democrática de toma de decisiones, en donde el aspecto mas relevante lo constituye que la decisión final adoptada es acatada en virtud de que el procedimiento resulta inclusivo, en donde las mayorías y minorías se interrelacionan, para lograr un consenso en el cual las propuestas debatidas se decanten en una decisión de plena discusión y posterior aprobación. Así la decisión no aparecerá como una imposición unilateral, sino mas bien por el contrario, la misma se debatirá en un dialogo previo, con lo cual se le otorga legitimidad a la decisión final.

Las minorías participan en el juego democrático, siempre y cuando en los canales institucionales del Estado, se les garantice su participación en la toma de decisiones, ya que los Estados Modernos Liberales en sus ordenamientos constitucionales consagran la garantía de derecho a las minorías, todo ello en aras del principio de igualdad, en los cuales las minorías acuden a los organismos institucionales como el parlamento en defensa del principio de libertad. Se trata en consecuencia, de aproximar a los puntos de encuentro en propuestas de índole político e ideológico, a los actores políticos, representando a numerosos actores sociales, para armonizar el desarrollo pleno y en aras de la convivencia que debe existir en las sociedades modernas, para lograr la estabilidad y durabilidad de los sistemas políticos contemporáneos, que se ven sumidos en diversas posiciones antagónicas y en donde debe fluir, la tolerancia y el respeto de los grupos sociales, tanto los mayoritarios como los minoritarios.

Así las cosas, y según Sartori (1994: 16) tenemos que “el pueblo que decide en términos de principio mayoritario absoluto es, las más de la veces, un cuerpo que representa al pueblo y que refleja, en gran parte, a la mayoría que lo elige. Al final de este trayecto queda como cierto que el pueblo contabilizado por el principio mayoritario absoluto se divide en una mayoría que toma todo y una minoría que pierde todo, lo cual permite a la mayoría si así se quiere, reducir a la minoría (o minorías) a la impotencia, lo cual no puede ser permitido”.

Si alguna vez se señalo que la democracia podía convertirse en la tiranía de la mayoría sobre la minoría, hoy en día, la democracia conlleva a ubicar su significado no solamente en su acepción etimológica, “poder del pueblo”, sino que va mucho mas allá, del pueblo contabilizado no como dos grupos antagónicos, divididos entre la mayoría y la minoría, sino por el contrario, en un conjunto que involucre a todos en las decisiones, no sólo en el ámbito deliberativo, sino también en la fase decisoria, por lo que entra en juego, argumentos ajenos a la formación de la voluntad popular mayoritaria. Es por ello que en el sistema de la regla de la mayoría se sucedieron cambios producto del avance de la democracia a gran escala en donde una de las consecuencias más importantes fue el de la representación, en donde aparece la figura del gobierno representativo que fue la instancia que sustituyó a la asamblea de ciudadanos en las ciudades estado, el cual puede entenderse como un fenómeno histórico como una aplicación de la regla de la igualdad en un sistema político de gran tamaño (Dahl, 1993:259).

De la representación como modelo, surgen las mayorías y las minorías dentro de los órganos de representación política, y con el nacimiento de la democracia representativa, surgen dentro de ésta aspectos de la democracia directa, en la cual el ciudadano interviene según las vías de participación acordadas en el ordenamiento legal, en donde puede formular propuestas, y no tan sólo limitarse a la intervención del voto como canal de decisión de propuestas ya elaboradas. Así éste se toma como un procedimiento alternativo a los canales regulares en los cuales se debaten en el parlamento las decisiones, se logra una comunicación entre los elegidos y los gobernantes para la formulación de políticas públicas.

1. El concepto de minoría

Sin duda que la formula decisoria de la mayoría, es tan antigua como el nacimiento de la democracia. Fue en las ciudades estados de la Polis, donde la regla de la mayoría fue explicada en su plano teórico, específicamente por Aristóteles, en la obra La Política, según Requejo (2000: 11), en la cual describe la regla de la mayoría como formula de validez de la deliberación, en donde intervienen ciudadanos libres e iguales, así no solo se trata de aceptar una decisión mayoritaria desde el punto de vista formal, sino que en donde la unanimidad no pueda conseguirse, se acepte la legitimidad de la decisión por su justicia.

En la perspectiva de J.J. Rousseau de la “Voluntad General”, expresada en el “Contrato Social”, el pensamiento de corte liberal, sufre un duro revés con los aportes de Rousseau, quien niega el principio mayoritario, siendo partidario de la democracia directa en contraposición a la democracia representativa. Así propone Rousseau el concepto de Voluntad General, en donde cada ciudadano tiene un interés colectivo en el bienestar de la comunidad, distinto del interés privado, en consecuencia el cuerpo de ciudadanos debería de actuar en beneficio del colectivo, es decir de la comunidad, para de esta forma aprobar las leyes que se aplicarán, otorgándoles legitimidad dentro de la comunidad en su conjunto.

Se constituye entonces el pensamiento de Rousseau como la esencia fundamental del pensamiento democrático, el cual siempre ha sido la libertad entendida como autonomía, es decir, como capacidad de legislar, identificando al órgano legislativo plenamente con el soberano, sin que se pueda analizar desde el punto de vista entre gobernantes y gobernados, sino que el pueblo, el soberano, da y recibe sus propias normas (Bobbio, 1996:33).

En consecuencia, el principio de la soberanía, se ejerce por la voluntad del conjunto de personas que la integran, manifestando así libremente sus opiniones y entiéndase ésta como expresión de la autonomía de la voluntad humana. Rousseau, evidentemente defensor de la democracia directa, no era partidario de la democracia representativa y al referirse al sistema parlamentario inglés, alegando que la libertad del ciudadano únicamente es plena al momento de acudir a las urnas, pero una vez que deposita su voto vuelve a ser un esclavo (Casado, 1997:147).

La voluntad general, representaba un hecho único respecto a una comunidad, en donde el principio general es que se busca el bien colectivo, y es ajeno a los intereses privados de sus miembros. Se asume entonces que la voluntad general refleja una persona moral, una ficción (Sabine, 1994:448).

Si bien la democracia es el gobierno de todos, se entiende que es común a todos los ciudadanos formar parte en los órganos de decisión. Pero no todos pueden estar de acuerdo con la decisión, sino que es y será un principio aceptado que lo que se decida por mayoría es y será la voluntad de todos.

Por minoría, se entiende entonces aquel grupo, que como consecuencia de la formula mayoritaria, no resulte favorecedora de imponer su posición política, y se requiere que las democracias liberales, los tomen en cuenta como respaldo del principio de igualdad y de libertad. Kelsen en Sartori (1994: 16), señala “también aquel que vota con la mayoría no esta ya sometido únicamente a su voluntad. Ello lo advierte cuando cambia de opinión. Para que el individuo sea libre nuevamente seria necesario encontrar una mayoría a favor de su nueva opinión”.

Es de su naturaleza que toda mayoría tendrá una minoría, y que en el juego político se relacionan, tanto que como señala Kelsen que “el principio de mayorías responde aun en otro sentido a la idea de libertad política (no de la libertad natural), pues la mayoría presupone, por concepto, una minoría; y el derecho de aquella implica la licitud de la existencia de esta. De aquí se deriva no la necesidad, pero si la posibilidad de protección de la minoría contra la mayoría. En todo caso, el principio mayoritario no puede identificarse con la idea de un dominio ilimitado de la mayoría sobre la minoría” (Kelsen H. 1979:412).

2. La representación de las minorías en el sistema democrático

Una de las prioridades del sistema democrático liberal fue la de limitar el poder absoluto, y como consecuencia de ello surgió el parlamento el cual tenia como función la limitación del poder, y el cual fue naciendo como una institución primordial para limitar el poder del Estado y garantizar los derechos individuales.

Entonces, se implementa en la regla de la mayoría, la forma de decisión en el parlamento, lo cual conlleva a que el principio minoritario sea tomado en cuenta, en donde si bien la decisión mayoritaria es la que se impondrá, al menos los grupos minoritarios tendrán participación en la decisión. Ciertamente, la figura del parlamento conlleva a la Democracia Representativa, ya que como consecuencia de la llegada de la sociedad de masas hace imposible el ejercicio de la democracia directa, tal y como se desarrollaba en la Polis ateniense, y debe procurarse, por lo menos un sistema representativo para que el órgano decisor se encuentre plenamente identificado con la totalidad de los habitantes del Estado, para así garantizar el máximo consenso.

En tal sentido el termino minoría adquiere en este aspecto otra connotación que es denominada las “minorías parlamentarias”, de la cual se entiende “aquellas fuerzas políticas que gracias al apoyo de los electores desarrollan su actividad en el ámbito parlamentario en una posición de inferioridad numérica” (Requejo, 2000:33). Es decir, las minorías que transitan por los canales institucionales del Estado democrático son aquellas que adquieren la denominación antes citada, pero específicamente, las que acudiendo a un proceso electoral, salen electas para conformar de acuerdo a las leyes los órganos parlamentarios. Las minorías que no salen electas reciben la denominación de minorías extra parlamentarias, a las cuales solo les queda los canales de participación previstos en la normativa constitucional que pudiera ser, por ejemplo, la iniciativa legislativa, la iniciativa refrendaria, el promover vetos para responsabilidad política, etc.

La democracia tiene procedimientos para la formación de los órganos de representación política, los cuales se desarrollan por medio de las leyes electorales, y los cuales son dos los modelos básicos: la formula mayoritaria y la proporcional. ¿Cuál es la diferencia entre el mayoritario y el proporcional?, pues, simple y llanamente que en el “mayoritario” las mayorías arrasan numéricamente a las minorías, y resultan ganadoras de todos los cargos de representación popular.

Para que las minorías no resultaren tan abatidas en el plano político, diversos países le han agregado al sistema mayoritario, una doble vuelta, esto es, que si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta de los votos, se va a una segunda vuelta entre los dos más votados. Es lo que se conoce con el nombre de “ballotage” con la finalidad de conferirle mayor legitimidad al ganador, pues en la segunda vuelta quienes no lograron que sus candidatos triunfaran, tienen ahora la oportunidad de votar entre dos opciones. En cuanto al sistema proporcional, en él se garantiza que se distribuyan los escaños proporcionalmente a los votos que obtenga cada una de las agrupaciones políticas, así las organizaciones políticas minoritarias tienen oportunidad de resultar electas.

Pero para la formación del parlamento por la vía del sufragio, hay que tomar en cuenta el tipo de sistema electoral que se utilizará, siendo que algunas formulas electorales no favorecen la integración de las minorías en la actividad parlamentaria. El método mayoritario, a quien se le acusa de ser poco proporcional, ya que perjudica seriamente a las minorías, en virtud de que condiciona la voluntad de elector, el cual se inclinará por el candidato que más chance tiene de ganar, y así el ciudadano, auto censura su voto, por la inclinación que el elector tenga; o por el favorito de su conciencia, para darle optimización a su acto del sufragio, ya que el voto le será otorgado al candidato que más posibilidades tenga de resultar electo.

La democracia es un procedimiento formal, según la cual, aún en la democracia directa, las decisiones de una mayoría son de imperativo cumplimiento para todos, incluyendo a las minorías, que probablemente consideran que estas decisiones son contrarias a sus opiniones o intereses. En una democracia representativa las decisiones son tomadas por los representantes seleccionados por el pueblo vía el sufragio, y las mismas serán ejecutadas, por funcionarios designados en quienes los representantes delegan algunas de las tareas de gobierno. Los representantes deciden lo que los ciudadanos tanto deben hacer como lo que no pueden hacer y los coaccionan para que acaten esas decisiones. Deciden sobre la formación escolar, el monto de los impuestos, las relaciones internacionales, sobre el dialogo con el sector privado. Los representantes una vez elegidos imponen el cumplimiento de estas normas, aún contra la voluntad de los individuos y de las minorías, por lo que bien vale decir, que son los que mandan y los demás los que obedecen, todo ello por el simple hecho de tomar las decisiones por la vía de la mayoría (Przeworski, 1998:12).

“En un país mayorista, la protección de los derechos de las minorías no puede sobrepasar la adhesión de la mayoría de los ciudadanos a la preservación de los derechos democráticos primordiales de todos, del respeto hacia los semejantes y de la evitacion de las consecuencias adversas que traen los perjuicios causados a la minoría” (Dahl, 1993:187).

En tal sentido las minorías son esenciales al sistema democrático ya que estas ayudan a la determinación de las decisiones con su intervención en los procesos deliberativos con lo cual existe mayor amplitud para que las diversas posturas tanto políticas como ideológicas se pongan en el debate para así canalizar la imprescindible necesidad de las democracias contemporáneas de la de alcanzar la legitimidad en las decisiones colectivas en asuntos de importante trascendencia.

Hoy en día resulta el sistema proporcional, el sistema electoral más utilizado para la conformación de los órganos deliberante, y se consagra como un principio constitucional el de establecerlo a favor del resguardo de los derechos de las minorías con la consagración del sistema de representación proporcional o por escaños; aún cuando se toleran posiciones intermedias, de sistemas proporcionales con sistemas mayoritarios (sistema mixto). Todo ello depende de la ingeniería constitucional que se adopte, pero sin lugar a dudas, siempre deberá existir el resguardo de los derechos de las minorías.

3. El proceso democrático y la justificación de la norma de la mayoría

Siendo que el principio de las decisiones democráticas se fundamenta en la norma de la mayoría resulta indispensable precisar cual es su justificación. Si bien, la mejor forma de tomar decisiones es baja la formula de la unanimidad, resulta impensable que en la democracia a gran escala la unanimidad pueda darse. Evidentemente, que los sistemas políticos deben procurar canales para que los ciudadanos puedan manifestarse, pero resulta imposible convocar por cada oportunidad en que el Estado requiera tomar una decisión trascendente a todo el conglomerado de ciudadanos para obtener un pronunciamiento.

Se trata entonces de estimar cual es la formula decisional mas acorde con el principio democrático que puede otorgarle legitimidad, en virtud de que entre la mayoría en sentido estricto y la unanimidad hay una un trecho enorme. En consecuencia, es necesario darle la justificación a la norma de la mayoría, como fundamento democrático de la toma de decisiones.

Dahl (1993) sostiene, que la justificación de la mayoría reposa en cuatro fundamentos, en primer término sostiene que la norma de la mayoría maximiza la autodeterminación de los gobernados, ya que en la medida que se amplié el universo de integrantes para tomar una decisión, esta será aceptada como legítima por un mayor numero de ciudadanos; en segundo termino, que obviamente la norma de la mayoría resulta una consecuencia necesaria del fundamento democrático; en tercer termino, que la norma de la mayoría otorga la probabilidad de generar decisiones correctas, más que ninguna otra regla; y en cuarto termino, que obviamente la norma de la mayoría maximiza la utilidad, hablando en términos de costos y beneficios, ya que obviamente, las decisiones tomadas por la mayoría beneficiaran al máximo numero de ciudadanos.

Así entonces, siendo que la mayoría es una representatividad política importante para ser tomada en cuenta al momento de tomar decisiones dentro de las políticas públicas, se entra entonces hablar del término “súper-mayorías”, mediante la cual se denomina a la mejor opción posible para lograr el consenso ya que es lo que se encuentra mas cerca de la unanimidad como parámetro optimo para una decisión.

4. Los partidos mayoritarios en la democracia

Sin duda alguna que bajo la regla de la Mayoría un Partido de dominación absoluta en el plano de los poderes públicos resulta lógicamente como el canal logrado por la mayoría para concretar las acciones de gobierno, ofrecidas en un programa. Ahora bien resulta lógico interpretar que el partido mayoritario es el autentico gobierno tanto de derecho como de hecho, dado que así lo permiten las normas constitucionales e institucionales de la participación política, por lo cual el partido mayoritario pasa a tener el rol protagónico del control de las acciones públicas y concentra el poder en el representado.

Existe entonces, un dominio total de los espacios políticos en donde lógicamente siempre se impondrá la decisión adoptada por el partido mayoritario, lo cual se puede interpretar que tal situación atenta con los principios democráticos en razón de que es “una” la voluntad que se impone de manera apabullante. Así debe resaltarse que “en el panorama constitucional contemporáneo el partido mayoritario no solo reina y gobierna de hecho, sino que también de derecho, merced a su protagonismo normativamente reconocido en el proceso de formación de la voluntad del estado” (Presno Linera, 230:2000).

El partido mayoritario en el gobierno se convierte en el ejecutor de la soberanía, ya que todo el aparato normativo será impuesto por él, y tal cuestión va en detrimento del principio de la pluralidad política que debe existir en el Estado, siendo así que la realidad política democrática apunta en detrimento de los derechos de las minorías porque todo lo obedecido por los actores sociales será la imposición de una mayoría compuesta por el partido gobernante. Si bien constitucionalmente debe ser aceptado tales mandatos, debe establecerse normas de rango constitucional, para que mitiguen el protagonismo de los partidos, y no suplanten el espíritu de consenso que debe imperar en las Instituciones Legislativas.

Los partidos como órganos de representación política deben atender a una función como aquella de presentar proyectos legislativos, pues poseen la mayoría parlamentaria, y en fuerza de ello tienen una expectativa razonable de que tales proyectos sean aprobados sin problemas, y pueden gobernar por si solos. Así más que un partido mayoritario, pasa a tomar el rol de Partido Dominante, especialmente cuando existe un bipartidismo, ya que esta situación es menos frecuente en el multipartidismo.

5. La tiranía de la mayoría contra la tiranía de la minoría

Las mayorías en teoría son las que siempre dominan el escenario político, pero puede darse circunstancias en el que el grupo minoritario se encuentre en una posición ventajosa con respecto a la mayoria. Dahl señala “no obstante, así como un sistema democrático mayoritario no brinda garantías constitucionales respecto de los derechos y privilegios de la minoría, más allá de los derechos políticos primordiales a que deben aspirar todos los ciudadanos, así como también los sistemas democráticos no mayoristas son incapaces, por sí solos, de impedir que una minoría, amparándose en su situación protegida, inflija daños a una mayoría”.

Debemos entender que en los sistemas democráticos la protección de las minorías tiene como límite la preservación de los derechos comunes primordiales y esenciales del mayor numero de ciudadanos, que contengan el respeto de los demás y la aceptación plural de los intereses del grupo social, igualmente las minorías no pueden darse a la tarea, dada la protección de la cual gozan, de abusar de las oportunidades que tengan para vetar las decisiones mayoritarias que les son ajenas a sus intereses.

Esto plantea un debate interesante, hasta que punto es permisible que una minoría objete planes o acciones de gobierno que le son ajenas a sus intereses? Siempre en las decisiones colectivas se va a dar que un sector no va a estar satisfecho con la decisión tomada, es decir, del otro lado de la pugna existirá un grupo minoritario que voto en contra de la decisión asumida.

Se asume entonces que no existe un método que pueda dar una solución al conflicto planteado entre mayoría y minorías, cuando Lijphart (1984) realiza el estudio entre los sistemas democráticos más aceptados como lo son el modelo de Westminster, que exige una mayoría electoral absoluta, aceptándose que este sistema influye a la creación de sistemas bipartidistas, y el modelo de Consenso, el cual supone como norma rectora el buscar alcanzar el consentimiento explicito de los grupos sociales principales de un país.

En este punto se considera que el sistema de Westminster (Dahl, 1989), por establecer una tendencia hacia el bipartidismo, era el mas idóneo para llevar a la practica la regla de la mayoría, en razón de un postulado sencillo, el cual consiste en que el partido mayoritario es el que gobierna y la minoría forma el núcleo de la oposición que es leal al sistema imperante, logrando así la estabilidad para el sistema democrático.

Los sistemas electorales en la democracia de Westminster exige mayorías electorales (absoluta o relativa), lo cual favorece en cierto modo al bipartidismo, no obstante que, el sistema de la representación proporcional, atiende mas a fomentar el pluripartidismo, y al momento de tomar decisiones, deben los partidos compuestos por varios intereses, establecer coaliciones, todo ello en búsqueda de consenso, para adoptar decisiones estables.

El mecanismo democrático en la actualidad supone el consentimiento de los actores políticos de acogerse a las normas y procedimientos establecidos, en donde predican las elecciones libres para cargos uninominales y para órganos de representación política, con la regla del sufragio proporcional, secreto, universal, y directo. En consecuencia en la competencia política todos acuden con resguardo de sus derechos políticos, con igualdad y bajo el principio del pluralismo, a exponer sus ideas y planes de gobierno, pero en todo caso debe existir el consentimiento expreso del respeto a las reglas impuestas, sea cual sea, el resultado electoral en donde se definirán quien es la mayoría y quienes son las minorías.

Las minorías en consecuencia dentro de su posición política de oposición a los gobiernos y en órganos de representación, deben procurar bajo los canales democráticos exponer y defender su posición, y en algunos casos, apoyar las decisiones tomadas por la mayoría, en cuanto éstas sean coincidente con sus puntos de vista, pero en todo momento debe tenerse en cuenta de que se gobierna para las mayorías, y nunca podrá gobernarse para las minorías, en virtud, de que así el descontento popular puede incrementarse, y disparar la crisis en la legitimidad del Gobierno.

Las democracias viven sus experiencias políticas bajo los métodos de decisión, entre mayoría y minorías, y bajo ese procedimiento electoral, pueden los ciudadanos sustituir gobiernos por otros sin derramar ni una gota de sangre, por lo cual se necesita respaldar el respeto a las decisiones adoptadas, bajo la premisa de igualdad y libertad política, en donde tampoco será aceptable, el menoscabo a los derechos de las minorías, en cuanto a su consagración de elemental protección constitucional, tanto en el ámbito político, religioso, étnico, y social.

El desempeño de las minorías bajo los canales democráticos e institucionales, legitiman su posición política en cuanto a la defensa de sus posiciones, en cuanto al veto que aplican a los planes adoptados por las Mayorías. Este debate entre las Mayorías y Minorías, contribuyen a elevar el debate político, ya que los ciudadanos observan y eligen, por ser quienes resguardan la soberanía y la cual ejercerán por intermedio del voto. En las Democracias Directas, en donde el cúmulo de opciones para impulsar canales de decisión mediante los referendos, proporcionan un gran reto para las minorías electorales, ya que se le garantiza la posibilidad de que algún día puedan obtener la mayoría, y hacerse del poder político reflejado en los órganos de gobierno.

Conclusiones

El sistema democrático se sostiene en base a las reglas del juego de la mayoría. Siempre como consecuencia de ella, estarán de un lado la mayoría ganadora y del otro una minoría perdedora. Ambas deben reconocerse mutuamente, para así poder establecer una sociedad civilizada y moderna, la cual sostiene como fin fundamental el de darle beneficio a la mayoría de los ciudadanos, que mediante la toma de decisiones adoptadas mayoritariamente, abarcaran al mayor números de ciudadanos beneficiados con políticas que por su ámbito de discusión y respaldo mayoritario impactaran a un gran numero de ciudadanos.

La igualdad y libertad política que se da en la democracia es vital para el desarrollo y protección de los grupos minoritarios, ya que con garantías plenas para su desenvolvimiento es que se puede decir con propiedad que existe pleno respaldo y protección de la ley a los grupos que representan intereses de las minorías, ya sean dentro del ámbito del parlamento, y en el plano de la iniciativa legislativa, así como en el plano de su actuación en los órganos jurisdiccionales.

Cuando Constitucionalmente se consagra que las minorías pueden tener representación proporcional en el ámbito parlamentario, se esta garantizando la efectividad real de que las minorías tengan voz y voto en el parlamento, para así sea escuchada su opinión en la toma de decisiones colectivas, lo cual sin duda, otorga legitimidad a la decisión final que se adopte, dado que aun cuando no se acoja la decisión de la minoría, por el solo hecho de participar en la decisión el resultado final será aceptado por ésta.

El pluralismo y la tolerancia también son otros de los elementos a considerar para el respeto de las mayorías y minorías, en virtud de que la pugnacidad política por alguno temas de importancia en donde pueda verse menoscabado el clima de convivencia político hace necesario el respeto por el adversario y sus ideas, aun cuando sea de distinta ideología política, mas aun si se trata de una minoría que trate de ser atropellada por la mayoría.

En la etapa actual de la democracia moderna, y ante la difusión de los intereses colectivos, se hace necesario no dejar de lado a los grupos y partidos políticos minoritarios, ya que las sociedades actuales poseen una alta sensibilidad política, y al ver atropellados o menoscabados los derechos de las minorías, se le puede restar legitimidad al sistema político poniendo en peligro su estabilidad. Profundizar la participación política de las minorías sumándose a las plenas garantías para el efectivo ejercicio de sus derechos, revitaliza al Estado Democrático, ya que no todo puede girar dentro del análisis del principio de la regla de la mayoría, sino que también, se debe procurar reforzar y afianzar el principio minoritario.

Referencias bibliográficas

1. ALCÁNTARA SÁEZ, Manuel (1995). Gobernabilidad, Crisis y cambio. Fondo de Cultura Económica. México.        [ Links ]
2. BOBBIO, Norberto (1984). Estado, Gobierno y Sociedad. Fondo de Cultura Económica. México.        [ Links ]
3. BOBBIO, Norberto (1996). El Futuro de la Democracia. Fondo de Cultura Económica. México.        [ Links ]
4. DAHL, Robert A. (1993). La Democracia y sus Críticos. Editorial Paidós. Barcelona. España.        [ Links ]
5. CASADO, Yolanda (1997). Fundamentos de Ciencia Política. Manuel Pastor Coordinador. Ed. MacGraw Hill. España.        [ Links ]
6. DE OTTO, Ignacio (1987). Derecho Constitucional. Sistema de Fuentes. Editorial Ariel, S.A. Barcelona. España.        [ Links ]
7. KELSEN, Hans (1979). Teoría General del Estado. Editora Nacional, S.A. México.        [ Links ]
8. MARTÍNEZ SOSPEDRA, Manuel (1996). Introducción a los Partidos Políticos. Editorial Ariel, S.A. Barcelona. España.        [ Links ]
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10. PRZEWORSKI, Adams (1998). “Democracia y Representación”. Revista del CLAD Reforma y Democracia. No. 10 (Feb. 1998). Caracas.        [ Links ]
11. REQUEJO, Paloma (2000). Democracia Parlamentaria y Principio Minoritario. Editorial Ariel, S.A. Barcelona. España.        [ Links ]
12. SABINE, George H. (1994). Historia de las Ideas Políticas. Fondo de Cultura Económica. México.        [ Links ]
13. SARTORI, Giovanni (1994). Que es la Democracia. Altamir Ediciones. Bogotá. Colombia.        [ Links ]

 * Universidad del Zulia. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Instituto de Filosofía del Derecho Dr. José M. Delgado Ocando. Venezuela.

Miriam Rincón de Maldonado
E-mail: miriamdem1@cantv.net


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miércoles, 8 de octubre de 2014

CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, MAYORÍA DE GOBERNANTES DE AMÉRICA LATINA HAN SIDO RESPONSABLES DEL SUBDESARROLLO

Se equivocan aquellos que piensan que América Latina está aún subdesarrollada por los intereses “imperialistas”  esa idea promovida por algunos intelectuales latinoamericanos de izquierda como la del escritor uruguayo Eduardo Galeano ya no es válida.

Como se sabe,  muchos políticos latinoamericanos aceptaron esa creencia y otros  se aprovecharon  de la ignorancia de la mayoría del pueblo ingenuo. El mismo Galeano lo reconoció al hablar hace unos meses de su obra más conocida, Las Venas Abiertas de América Latina, cuando dijo: “yo no sería capaz de leer el libro de nuevo. Para mí esa prosa de izquierda tradicional es pesadísima”  

http://www.carlosvilcheznavamuel.com/eduardo-galeano-el-escritor-uruguayo-afirmo-la-realidad-cambio-no-leeria-mas-las-venas-abiertas/ 

La mayoría de estos intelectuales y políticos no mencionaron, ni lo hacen ahora, lo que la historia nos dice,  América Latina se adelantó 100 años en educación al “imperialismo yanqui”  fue en Latinoamérica donde se fundaron las primeras universidades de todo el continente americano, no en EEUU. Al único gobernante que le hemos escuchado pronunciarse públicamente al respecto es al expresidente Oscar Arias  en Trinidad y Tobago en la Cumbre de Las Américas del 2009 cuando dijo "Algo hicimos mal". http://wvw.nacion.com/ln_ee/2009/abril/26/opinion1944940.html

Así lo expusimos en un artículo anterior al comentar sobre las universidades en el mundo donde señalamos que “la primera universidad en todo el continente americano fue fundada en 1538 precisamente en nuestra región, nos referimos a la Universidad de Santo Tomás de Aquino ubicada en lo que hoy se conoce como República Dominicana, la segunda más antigua es la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima-Perú fundada en 1551, ambas aventajaron por un siglo a la que sería la primera universidad en EEUU como lo veremos más adelante. Con el tiempo se fundaron otras universidades por todo Latinoamérica, México (1551), Bogotá-Colombia (1573, 1580, 1621), Quito-Ecuador (1586, 1622, 1786, 1791), San Luis-Ecuador (1594), Santo Tomas-Filipinas (1611), Córdoba-Argentina (1613), Real Universidad de San Felipe (Chile) (1619, 1621, 1738), Chuquisaca-Bolivia (1624), Rosario-Colombia (1653), [1] [[2]] Guatemala (1676), Huamanga-Ayacucho-Perú (1677), Cusco-Perú (1692), La Habana-Cuba (1721), Real y Pontificia Universidad de Caracas-Venezuela (1725), Guadalajara-México (1792)”.

Cien años después de haberse instituido las primeras universidades en América Latina, se fundó en 1636 la primera universidad en los Estados Unidos de América, conocida ahora como la Universidad de Harvard, luego apareció la Universidad de Pensilvania (University of Pennsylvania), fundada en 1740 por Benjamín Franklin y la Universidad Johns Hopkins, una institución educativa privada situada en Baltimore, Maryland, fundada el 22 de febrero de 1876, siendo la primera universidad dedicada a la investigación en los Estados Unidos”. http://www.carlosvilcheznavamuel.com/universidadesenel-mundo/

Si esto ocurrió así, nosotros nos preguntamos ¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde nos perdimos? ¿Por qué no aprovechamos esos 100 años de adelanto que teníamos en educación y lo explotamos para nuestros propios beneficios?  ¿Acaso no fue la educación el principal propulsor de los EEUU?   Por último y lo más importante ¿Quiénes han tenido la responsabilidad de dirigir los destinos de América Latina en los últimos 100 años?  Ante esta última pregunta no nos queda otra cosa que entender que la responsabilidad la tienen y la han tenido la mayoría  de quienes han gobernado en América Latina,  ¿Cómo podríamos hace 300 años echarle la culpa a sus ciudadanos?, ¿Cómo podríamos culpar a los ciudadanos si los gobernantes de los últimos 70 o 60  años idearon un sistema para adoctrinar a la gente? estos gobernantes le han  negado la prosperidad a sus ciudadanos por intereses propios, por ignorancia y por un fanatismo ideológico incomprensible, de nuevo es cuestión de revisar la historia, los últimos 60 años en Cuba y los últimos 15 años de Venezuela son solo el peor ejemplo de ello, la mayoría de los demás países sufrimos de dictadores y del contagio de las ideas socialistas con algunas libertades económicas y civiles, pero con el adoctrinamiento que ellos implantaron. Para dicha de todos y gracias a Internet la gente está despertando y empieza poco a poco a entender lo que ha pasado.

Agreguemos el despilfarro a que hemos sido sometidos por estos gobernantes y la indignación crece  hasta el infinito, esta gente  en vez de impulsar emprendedores, desarrollaron un sistema con ideas socialistas para tener a la gente sometida a sus perversos intereses donde aumentaron la burocracia para así tener más electores, nosotros nos preguntamos ¿Puede o no bajar un gobierno el gasto público para equilibrar la balanza en las finanzas públicas? ¿Puede el gobierno o no permitir a los bancos competir libremente sin imposiciones de los bancos centrales como lo hacen por ejemplo en Costa Rica y otros países para que los ciudadanos podemos acceder a un crédito más barato?  ¿Se han preguntado por qué los intereses bancarios son tan altos y a quienes beneficia?  ¿Puede  o no un gobierno reducir los impuestos para que la vida del ciudadano sea más barata?  ¿Acaso un gobierno no puede reducir la pobreza? ¿Puede o no un gobierno darnos más libertades?  ¿Puede o no un gobierno reducir el Estado y hacerlo más eficiente como lo han hecho otros países para que al ciudadano se le faciliten las cosas?

Si la respuesta a estas preguntas es afirmativa, entonces los gobiernos podrían hacer los cambios necesarios para dejar de ser países subdesarrollados, tenemos la riqueza necesaria para eliminar la pobreza, los gobernantes pueden tomar decisiones para ser más austeros en el gasto público e imponer normas y leyes que nos permitan ser más  productivos, esto es lo que los pueblos de América Latina requieren y esperan.

Carlos Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com
@carlosvilchezn

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sábado, 25 de enero de 2014

CARLOS VILCHEZ NAVAMUEL, LA MAYORÍA DE LOS COSTARRICENSES NO SON COMUNISTAS

Que no se confundan los comunistas criollos y extranjeros, los resultados de las encuestas reflejan las tendencias que tienen los ciudadanos antes de emitir su voto, esperamos que a la hora de votar, el tico reflexionará y dará el voto a aquellos candidatos que ofrecen permanecer en democracia sin alterarla y no por un modelo que ha sido un fracaso en todo el mundo.

Que no se confundan los comunistas criollos ni los extranjeros que están en Venezuela, Nicaragua o en la Habana, la mayoría de los costarricenses no son comunistas. 

Hasta el momento la mayoría  de los socialistas ticos han sido demócratas, respetuosos de la libertad de prensa y de los derechos humanos, la mayoría de ellos no quiere un gobierno que se asemeje a los gobiernos chavistas y menos a las ideas comunistas.

Si bien es cierto el Frente Amplio, el partido que representa a los comunistas en Costa Rica  ha tenido un importante repunte, éste está muy lejos de ser mayoría en Costa Rica, si ha habido un aumento en las filas del FA, se debe únicamente al descontento de algunos  -votos prestados- principalmente por los resultados de los últimos dos gobiernos liberacionistas, que se olvidaron de la pobreza en Costa Rica, de la equidad social, que aumentaron el gasto público irresponsablemente, que no supieron solventar los problemas de infraestructura, que despilfarraron  millones de dólares en una trocha  que da pena ajena, que han sido incompetentes hasta para reparar un puente, sin mencionar en detalle los contratos que han querido que se concreten a la fuerza como los de la carretera a San ramón o la refinería con los chinos. 

Es un dato histórico, los comunistas en Costa Rica nunca han pasado de ser más de un 16%.  A los costarricenses enfilados en estos momentos en esa dirección, no por la ideología que pregona el FA, sino porque representa el voto protesta, les aconsejamos reflexionar, Costa Rica no se merece un gobierno de tendencia comunista.

No podemos arriesgarnos con personas que reniegan de su ideología para obtener votos, no podemos arriesgarnos con un partido político que no tiene la gente ni la capacidad para hacer un gobierno medianamente aceptable.

No podemos arriesgarnos con personas que mienten descaradamente y que un día dicen una cosa y al otro día otra, no podemos arriesgarnos con personas que están dirigidas por el Foro de Sao Paulo, o por mentes enfermas como los hermanos Castro o los gobernantes chavistas venezolanos.

Costarricenses, voten por más libertades y menos estatismo, voten por conservar el modelo democrático que tenemos y que debemos de mejorar sin violentar las garantías individuales, respetando la propiedad privada, la libertad de expresión y de prensa y por sobre todo por recuperar aquél sentimiento de sentirse orgulloso de ser costarricense, sigamos disfrutando de las libertades individuales, políticas y económicas y rechacemos cualquier posibilidad que quiera experimentar con modelos “cavernícolas” pasados de moda.

Carlos Vilchez Navamuel
carlosvilcheznavamuel@gmail.com

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miércoles, 11 de septiembre de 2013

LUIS HOMES JIMÉNEZ, ¿QUÉ HACER CON LA MAYORÍA?

Al adentrarnos al calendario político del país nos encontramos con las elecciones municipales de Diciembre 2013, una inmensa caja de pandoras que oculta un hervidero de medias verdades y mentiras para la oposición y para el oficialismo.   Que no se nos olvide que estamos trabajando con el mismo árbitro, con el mismo régimen y que además hoy tenemos menos libertades, más problemas y menos recursos. 
Que saldrá de esa mezcla de ingredientes explosivos sociales, políticos y económicos? 
  Nadie lo sabe, pero en la oposición se apunta a que esa mezcolanza de factores, traiga beneficios electorales y que en la medición de  fuerzas con el gobierno de Maduro la balanza se incline con votos a favor de la alternativa democrática.
Por eso la estrategia a las elecciones municipales pareciera estar encaminada a concebir este proceso de un contenido plebiscitario.  Sencillamente medir fuerzas y demostrar que somos mayoría. Conceptual y estratégicamente, esto puede ser correcto, pero es a mi juicio puede ser una visión plana, lineal, carente de la tercera dimensión que significa la realidad que ha dibujado a su imagen y semejanza, la revolución. Por eso la idea inicial de recordar que estamos trabajando con el mismo CNE y el mismo régimen.
El sistema electoral y sus instituciones “visibles” forman parte del régimen. Es una sola unidad. El cerebro ordena y el brazo ejecuta, en un solo cuerpo. El objetivo es la perpetuidad del poder y el sostenimiento de un esquema que refleje una “mayoría” oficialista, así la realidad electoral indique otra cosa. Esta historia se ha repetido desde la Asamblea Nacional Constituyente de 1999 donde el número de votos (obvia mayoría oficialista) represento escaños desproporcionados a favor de la revolución. Y el caso más reciente y adverso fue la elección parlamentarias de 2010. Obtuvimos más votos, pero menos escaños. Algo similar puede pasar en las elecciones municipales. Obtenemos más votos en la oposición, pero el oficialismo podría obtener mayor número de  alcaldías.
Está muy bien demostrar que somos mayoría. No dudo que lo somos. El problema está como justificar ante nuestros electores que aceptamos o cuestionamos unos resultados electorales a sabiendas de todo el aparataje que está montado y que fue el mismo aparataje que nos despojó de la Presidencia de la Republica en Abril de este mismo año.
Sí, somos mayoría.!!! ¿ Y qué hacemos con ella?  Allí está la respuesta que debemos dar a nuestros electores y este es el reto de la necesidad de una conducción política más allá de lo meramente electoral. Esto con seguridad, lo están esperando nuestros electores.
luishomesjimenez@gmail.com

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lunes, 19 de agosto de 2013

LORENZO GARCÍA TAMAYO, UNA MAYORÍA TAN CORROMPIDA

Cualquier decisión negativa para la vida de  los ciudadanos que dependa del Poder Público Legislativo en un país como Venezuela con una clase política con mayoría tan corrompida, tal aprobación no constituye problema alguno. 

Aunque resulte vergonzoso, es bien sabido que llegado el ejemplo,  el mismo no responde al texto constitucional,  ni mucho menos a valores o principios éticos, sino a las  necesidades u apetencias personales de cualquier  vendido  o a un grupo intelectual eunuco y servil que responde ciegamente a un mandato de orden politiquero.

Similar ecuación es aplicable a todos los demás Poderes, incluido el más hegemónico en estas prácticas, el Poder que desde el Gobierno, ejerce el Ejecutivo.

Por eso cuando leo a escribidores tratando de establecer comparaciones  ejemplarizantes hacia el pueblo venezolano con lo sucedido en las primarias de Argentina o sobre las “posibles dificultades” que el oficialismo confronta para aprobar a Maduro una Habilitante porque les falta un voto para completar la mayoría,  no puedo evitar una sonrisa mordaz y socarrona.

Creo que a estas alturas del partido, donde todo si no está reventado se encuentra a punto de reventar, estas actitudes pueriles e ingenuas son parte importante de este desparrame colectivo o reventón en ciernes.

En Argentina donde el voto es manual y luego se cuentan una a una todas las papeletas en menos de 24 horas, no puede ser igual ni comparable una elección parlamentaria con la de un País en el que el sufragio secreto y universal es  teledirigido tecnológicamente desde una sala situacional en la que él árbitro está totalmente parcializado. Y pensar en contabilidades difíciles para completar un número que nunca ha sido ni será para este tipo de régimen dificultad alguna para atropellar la Ley y el orden constitucional en su empeño de hacer y por hacer lo que le viene en gana, es una pendejada.

Lo que está a la vista no necesita anteojos. El deterioro de la moral republicana está en el suelo. Señores por favor, denle asistencia.

Lorenzo García Tamayo

lorenzogarciatamayo@hotmail.com

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