Cabalgando
sobre la segunda década del tercer milenio, pensaríamos que las viejas
prácticas tan populares en todo el mundo en los años 60 y 70 y todavía
promovidas por los progresistas del PRD y algunos priistas en México, de
pretender lo que Milton Friedman definió; “a free lunch” o “una comida de
gorra,” habían desaparecido. Sin embargo no es así, siguen vivitas y coleando.
Durante
los últimos meses nos hemos enterado de la grave crisis energética que el
estado de California sufre en estos momentos, lo que los colectivistas de
inmediato han aprovechado para colgar la culpa a la “desregulación” de la
industria estructurada hace unos años. Sin embargo, es importante señalar el
que dicha desregulación, más que tener la fisonomía de algo con lo cual los
economistas liberales puedan presumir, parece haber sido estructurada por Hugo
Chávez. Lo esperanzador para los californianos es que como en el DF, ellos
también tienen en el gobernador otro político “compasivo” que los saque de sus
miserias.
Es
impresionante el paralelo que existe entre California y el Distrito Federal
mexicano, en cuanto las actitudes de sus habitantes para constantemente estar
disfrutando de su “free luch,” sin entender las consecuencias del mismo. Hay
tres áreas en ambas regiones tan importantes en nuestros países en las que las
ciegas exigencias de sus ciudadanos se funden: Los californianos y los deefeños
exigen free luch entre muchas otras, en tres áreas fundamentales: Rentas bajas,
Universidades gratuitas, electricidad barata. Claro, en el DF podemos hacer una
lista interminable como: metro gratis, carne barata y subsidiada etc, para ello
sus habitantes eligen políticos que retan las leyes fundamentales de la
economía; oferta y demanda, a base de regulaciones y otras barbaridades.
Todos
los ganaderos del norte del país recordamos con horror los días en que, al
tener ya nuestro ganado “tratado” con algún comprador americano para exportarlo
normalmente a más de $1.00 dólar la libra, recibíamos notificación de parte de
las autoridades que, debido a la escasez de carne en el DF, se suspendían las
exportaciones de ganado y se nos obligaba a enviar nuestros becerros “de
exportación” al DF a la mitad del precio establecido por los mercados
internacionales, para satisfacer la demanda de los deefeños.
Electricidad
barata: Los políticos californianos han tratado de asegurar a cada votante
acceso a electricidad barata a base de control de precios. Antes de la famosa
desregulación, el estado controlaba los precios que debían cargar las empresas
de servicios eléctricos, mismas que mantenían un monopolio en sus diferentes
áreas de influencia. En 1996 se inició un proceso parcial de desregulación,
permitiendo a los consumidores el adquirir su servicio de proveedores
establecidos fuera del estado. Pero el problema fue el que los precios al
menudeo permanecieron controlados por el estado. Ante un aumento desmedido de
la demanda de electricidad, el mercado controlado no respondió y la crisis hizo
su presencia privándolos de su free lunch.
En
México el problema aunque similar, tiene ángulos diferentes. El monopolio
estatal es obsoleto, anti funcional, y muy corrupto. Mientras que en otros
estados se sufre la condena de tarifas de una CFE antidiluviana, en el DF les
subsidian sus precios. Al no haber competencia, no hay interés de modernizarse
y hacerse productivos. El monopolio por lo mismo sufre pérdidas constantes,
mismas que se cargan al erario nacional o peor, a la deuda pública. En este
caso lo más preocupante es la ya falta de capacidad de la CFE para hacer frente
a una demando creciente que tiende a condenar el país a un subdesarrollo más
profundo que el ya vivimos.
Universidades
gratis: California se ha convertido en el primer y único estado de la Unión
Americana en el que se considera un derecho la educación universitaria
gratuita. Esto de entrada puede sonar muy compasivo y altruista, pero en la
práctica le ha costado al estado más de 10,000 millones de dólares al año—y
repetimos; “there is no free lunch,” alguien tiene que pagar puesto que los
estados no tienen recursos ilimitados, o como dice Jesse Ventura, no tienen una
imprenta de dinero en los sótanos de los palacios de gobierno. En estos
momentos este programa está absorbiendo casi el 15% del presupuesto estatal
dejando otras urgentes necesidades sin satisfacer. No hay duda de que estos
programas de educación “gratuita” muy pronto se manifestarán en impuestos más
altos, o reducción de otros servicios.
En
nuestro Distrito Federal tenemos el vis crucis de la UNAM y una serie de
escuelas preparatorias exigiendo lo mismo. Constantemente "líderes
estudiantiles" mantienen la Universidad secuestrada exigiendo no únicamente
lo gratuito sin el pase automático. La UNAM en estos momentos ya tiene un
presupuesto mayor que muchos estados de la federación y sin embargo, su calidad
académica cada día se devalúa y ya no se compara con la de las Universidades
privadas. Ahora parece ser que los “estudiantes activistas” no únicamente
exigen educación gratuita y pase automático, sino posiciones de maestros de
planta.
Rentas
Bajas: Los votantes viviendo en apartamentos y casas bajo el control de rentas
en Berkley, Santa Bárbara, Palo Alto y
Santa Monica, sin duda son los más convencidos de ese mito. Los
habitantes de algunos sectores en la ciudad de México igual. Y cómo no van a
creer en él si han vivido por años disfrutando rentas baratas gracias su
control. Sin embargo, el precio de ese free lunch se ha hecho intolerable. Los
constructores, desarrolladores y propietarios han decidido el que invertir en
remodelar, mantener, o construir en áreas de rentas controladas es un mal
negocio. Ante ese problema, la principal ley de economía de oferta y demanda se
ha desestabilizado, lo que ha provocado una escasez de vivienda y las áreas en
donde no hay control de renta por lo mismo, los precios de viviendas son
desorbitantes.
California
además se ha ubicado como el estado menos accesible para el establecimiento de
nuevos negocios, el de impuestos y regulaciones más criminales de los EEUU, es
el estado del país más endeudado y a punto de la quiebra, uno de los más
violentos de la unión. Por todos esos motivos y muchos otros, se estima que más
de mil empresas abandonan el estado cada mes en busca de mejores pastizales.
Californianos
y defeeños han llegado a considerar la universidad gratis, renta barata,
electricidad también barata y demás dulces en la lonchera, como sus derechos
inalienables y no están dispuestos a cederlos ante nada. La crisis energética
de California no es más que el resultado de esa intransigencia. En la medida
que las crisis en educación, vivienda, y energía en los dos países se
multiplican, ciudadanos en ambos lados de la frontera se dan cuenta que los
sistemas educativos no les han enseñado algo muy importante: “El que realmente
no hay free lunch.”
Ricardo
Valenzuela
chero@reflexioneslibertarias.com
@elchero
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