En las siguientes líneas me permito expresar algunas
ideas que, modestamente, creo que deberían ser tomadas en cuenta para la mejor
comprensión de la actual crisis política entre Colombia y Venezuela.
Al parecer de quien esto escribe, la mano que mece
la cuna está el La Habana. La idea detrás de las recientes medidas draconianas
del gobierno de Venezuela contra colombianos en la frontera, sería distraer al
gobierno del país hermano para descolocarlo en la Mesa de Diálogo de La Habana
con las FARC para así debilitar su posición negociadora. Es menester tener
presente que ese ejército guerrillero, aliado del gobierno comunista de
Venezuela, cuenta con éste de manera cercana como “garante de paz” y también
con el de Cuba, país sede de las negociaciones. A los ojos de quienes, como el
suscrito, vemos este proceso desde afuera y lejos, esto nos resulta
incomprensible, pero así es y hay que asumirlo tal cual.
Con la pretendida descolocación de la delegación del
gobierno en la “Mesa” pudieran suceder dos cosas: El proceso de paz se lograría
de una manera muy favorable a las FARC, o bien, las negociaciones fracasarían
revitalizándose el conflicto bélico interno con unas FARC reentrenadas,
descansadas, con mejor despliegue territorial, muchos de sus líderes liberados,
sus alforjas llenas, posiblemente actualizadas en armamento y tecnología, etc.,
lo cual quiere decir que estarían en plena forma para la beligerancia. Mientras
tanto, las Fuerzas Armadas regulares habrían estado relativamente
desmovilizadas, no del todo bien desplegadas desde el punto de vista
estratégico y táctico y, por ende, en desventaja para la pelea.
Además, la praxis reciente del gobierno comunista
venezolano en la frontera tachirense, que yergue en el horizonte la
eventualidad de una confrontación militar,
abominable pero no por ello imposible (hablando en términos de la
realidad desnuda), pondría a Colombia (y a la libertad latinoamericana) en un
peligro mortal ya que para los militares colombianos les sería muy cuesta
arriba confrontar con posibilidades de éxito a las fuerzas aliadas FANB y FARC
en un escenario que se nos antoja parecido al de la península Indochina en su
tiempo con el ejército norvietnamita, el Vietcong, el Khmer Rouge, etc. Este
escenario es un traje a la medida para materializar aquellas aterradoras
palabras del “Che” Guevara en su mensaje a la “Tricontinental” (también) de La
Habana de 1967:
“¡Cómo podríamos mirar el futuro de luminoso y
cercano, si dos, tres, muchos Viet-Nam florecieran en la superficie del globo,
con su cuota de muerte y sus tragedias inmensas, con su heroísmo cotidiano, con
sus golpes repetidos al imperialismo, con la obligación que entraña para éste
de dispersar sus fuerzas, bajo el embate del odio creciente de los pueblos del
mundo! Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran
más sólidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los pueblos en lucha
fuera aún más efectiva, ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!”
El entrecomillado ha sido repetido ad nauseam (no de
manera literal, por supuesto) tanto por muchos dirigentes cubanos y venezolanos
en tiempos recientes; así que la mesa está servida para un banquete de horrores
nunca vistos en nuestro continente.
Un subproducto útil y gratis derivado por la
dictadura cubana del cierre fronterizo, ha sido poner fin al éxodo de cubanos
desde Venezuela hacia la libertad en Colombia; ingenioso ¿verdad? así que los
que no pudieron irse a tiempo de la “República Bolivariana” tendrán que seguir
soportando las calamidades de seguir viviendo bajo el autoritarismo.
Las anteriores consideraciones llevan a colegir que
la pervivencia de la dictadura venezolana constituye una amenaza enorme y
brutal a la democracia colombiana y latinoamericana en general en el corto
plazo, motivo por el cual, la sociedad civil venezolana deberá tomar mayor
conciencia de las insensateces y tragedias a las que está expuesta en las
actuales circunstancias, para inducir en ellas una reorientación de 180 grados
en los términos y condiciones previstos en el Derecho Constitucional y Natural.
Los reales factores de poder deberán asumir el deber
ético de coadyuvar en esta tarea y, sobre todo, entenderlo como menester
inaplazable.
Rafael
O. Marcano A.
romarcanoa@gmail.com
@romarcanoa
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Muy buecon lo del no tu artículo ! Estoy de acuerdo con lo de la mano que mece la cuna !
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