¿Ir o no al paro? ¿Es pertinente esta
pregunta? ¿El momento es el adecuado? Bien son varias las interrogantes que
suscita la convocatoria de la asamblea para el día viernes. Voy a intentar
reflexionar sobre lo que estas interrogantes implican.
Una primera observación. El salarial, en el
marco de la actual coyuntura es, disculpen los gremialistas, un tema marginal.
Ello no quiere decir que no constituya una reivindicación justa y necesaria. Lo
que intento señalar que los bajos sueldos son consecuencias de una política. Y,
es esa política, a la que hay que atacar y vencer. Desde luego, esta
circunstancia salarial no es exclusiva de los universitarios. Es compartida por
densos sectores de la sociedad. Y, ello es así, porque es consecuencia de una
política y un estilo de gobernar concreto. Dicho sea de paso, política y estilo
que han entrado en crisis. Y, desde luego, no están en capacidad de dar
respuestas a las causas que provocan el hundimiento salarial que sufren los
venezolanos.
Segunda observación. En consecuencia, no es
particular a los universitarios el deterioro de calidad de vida. Por el
contrario, esta condición (particularidad) es universable y, en consecuencia,
potencialmente compartible con otros sectores de la sociedad. Dicho en términos
abstractos: la política correcta es universalizar nuestra particularidad. En
cristiano, desarrollar una política de alianzas con otros sectores que padecen
"salarialmente" para enfrentar políticamente al gobierno.
Tercera observación. Para alcanzar este
objetivo es imprescindible desarrollar una narrativa alternativa a la que ha
estado vigente en los últimos años. No
podemos "pensar" esta crisis con los viejos marcos y conducirnos a tono
con lo que esos marcos predicaban. La historia o, el pasado reciente, ha
demostrado lo inadecuado de esas narrativas. Estamos donde estamos como
consecuencia de una visión equivocada de la universidad y del rol de los
organismos gremiales y de conducción institucional.
Cuarta observación. La crisis no es solamente
salarial. Disculpen lo reiterativo. Es institucional. La universidad no le es
posible seguir funcionando como universidad en las condiciones presupuestarias
actuales. Me parece que hace obligante enlazar la lucha política por salarios
justo con la de presupuestos apropiados. Sin exagerar, la institución
universitaria, esa que existe en nuestra ley de universidades, ya no existe. Es
necesario rescatarla y reinventarla.
Quinta observación. De esta última
observación se desprende que las luchas salariales universitarias deben estar
insertadas en un nuevo horizonte de significación. ¿Qué queremos decir con esta
expresión? La autonomía, por ejemplo, no debe ser entendida como autogestión
dirigida a satisfacer intereses internos (general de índole partidista y
tribales). El cambio debe ser sustancial. La autonomía debe representar una
capacidad para organizar y estructurar su propio ámbito académico, en el que la
excelencia en el desempeño de la actividad docente e investigadora constituya
el objetivo fundamental. Suena utópico. Estoy consciente de ello. Pero el
conflicto que se avecina, podría brindar una excelente oportunidad para saltar
de lo específico (reivindicaciones salariales) hacia lo sustantivo (repensar la
universidad). Quizá, una iniciativa que sería apropiada desempolvar es la idea
del Senado Universitario. Entidad oficiosa para plantear y discutir temas de
esta naturaleza. Abierta, desde luego, al entorno y agrupaciones homologas y
coincidentes con estas luchas políticas y reivindicativas.
Sexta y última observación. En mi juventud
existía una consigna que solicitaba UN NUEVO GOBIERNO YA. Creo que por ahí van
los tiros.
Nelson Acosta Espinoza
acostnelson@gmail.com
@nelsonacosta64
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