Los dramáticos
acontecimientos, acaecidos en la Unión Soviética entre 1936 a 1938 como un
camino para forzar el cambio violento de la sociedad, excelentemente reseñados
en “El Gran Terror” (Conquest Robert, Oxford University, 1990), hechos que ya
había anticipado Lenin en el Congreso del Partido (1921) cuando señaló:
“Nosotros hemos fallado en convencer a las amplias masas….ningún movimiento
profundo y popular ha tenido lugar sin su cuota de suciedad, sin aventureros y
testaferros, sin elementos pedantes y ruidosos…un partido gobernante
inevitablemente atrae oportunistas y muchas deformidades burocráticas….las
semillas de la espiga comunista carecen de cultura general”. Esto último, se
afirma, lo intentan soslayar con la convencional fraseología marxista donde se
escudan a efectos de no reflejar su incapacidad de pensamiento.
La denominada
Revolución de Octubre de 1917, no fue un alzamiento popular-- las masas
trabajadoras se mostraron neutrales-- siendo que la toma del poder fue una
operación casi puramente militar en un país que no estaba listo para un
gobierno “proletario y socialista” apuntalado por un “centralismo democrático”
perfilado por una disciplina partidista con implícita aceptación y sumisión a
la línea del partido, en complemento con la siniestra seriedad de algunas
leyes; y desde el inicio se intentó imponer un estricto control a la
economía-incluido un Departamento de Economía con responsabilidades de
seguridad similares al Departamento de Policía Secreta- convencidos que la
abolición de los ingresos provenientes del capital era el único principio necesario
de moralidad social. En tal contexto, se fundamentó la
colectivización(convertir lo particular en colectivo) de la agricultura
(equivalente hoy en Venezuela a la “colectivización de la economía”) para
imponer la voluntad del partido sobre el campesinado formulando un “plan” de 2
años para alcanzar una completa colectivización, siendo que en los primeros 3
meses el número de propiedades campesinas incorporadas a las granjas colectivas
pasó de 4 millones a 14 millones, mientras que más de la mitad de todos los
hogares campesinos fueron colectivizados en 5 meses. Tal acción, propició que
entre 1932 y 1933 Ucrania, el Cáucaso Norte y el Bajo Volga sufrieran una
terrible hambruna-terror que indujo la muerte de más de 7 millones de personas
(otras estimaciones la elevan a 10 millones)
que, sostienen algunos autores, fue organizada por Stalin completamente
consciente y de acuerdo a lo planeado, en aras de aplastar al campesinado para
imponer el sistema de granjas colectivas, que la valió ser descrito como el
genio demoníaco de la Revolución quien actuaba motivado por un deseo de poder y
venganza adherido a ideas abstractas, absolutas y fundamentalmente utópicas, y en la práctica no tenía criterio
distinto al éxito lo cual significaba violencia y exterminio físico y
espiritual (por cierto, veía “enemigos”, “gente de doble cara” y “espías” en
todas partes) siempre apuntalado por una camarilla de oportunistas, aduladores
y lacayos; quienes en sumisión al líder condujeron a la Revolución al borde de
la ruina ante la absurda obsesión de tener un Estado rico pero una población
pobre.
El desastre
económico y el estancamiento político fruto de la evidente incapacidad, no fue
aprovechado por la oposición para salir al frente pese a considerar el
liderazgo de Stalin como catastrófico, ya que aconsejaban esperar con paciencia
un cambio en el modo de actuación del Partido desperdiciándose inefectivamente
en sus propias preconcepciones; en armonía con la visión-obviamente
comprometida-de los afectos al Partido quienes señalaban que la lealtad hacia
Stalin (año 1932) estaba basada principalmente en la convicción de que no había
nadie que pudiese ocupar su lugar, cualquier cambio de liderazgo era
extremadamente peligroso, por tanto debía continuar su curso ya que detenerlo o
intentar una retirada significaría la perdida de todo.
Afortunadamente
para el pueblo ruso, la URSS entró en el periodo de GLASNOST (Apertura, en
ruso)que enfatizó en la verdad sobre los desastres económicos y sociales,
señalando claramente que el sistema de economía centralmente planificado
sustentado en una interminable coerción había sido un total fracaso
encontrándose en un punto muerto y por tanto requería ser desmantelado; aunado
a la lamentable muerte de cerca de 40 millones de personas la mitad de ellas en
el terror campesino de 1929 a 1933, y la otra mitad desde 1937 a 1953. Hoy día,
Rusia que heredó la mayoría de las bases industriales de la Unión Soviética, es
el primer productor de gas natural a nivel mundial con unos 44.770 de metros
cúbicos/mes (provee el 30% de todo el gas natural importado por la Unión
Europea) y el primer productor de petróleo del mundo con 10,65 millones b/d
(45.053 millones de toneladas/mes) vs 10,2 millones de b/d de Arabia Saudita;
mientras que desde el año 2000 la producción de las refinerías Rusas ha crecido
más de un 45% habiendo superado en el año 2014 las 300 millones de toneladas.
Igualmente, es uno de los principales productores y exportadores de diamantes,
níquel y platino, al tiempo de un pronunciado desarrollo industrial en química,
metalurgia, construcción mecánica y defensa.
Venezuela, en
contraste, y a la luz de 15 años de
marcha en el marco de un “proceso revolucionario” que apunta hacia un
socialismo del siglo XXI de indefinido sostén ideológico y hacia la
colectivización de la economía, en
contracorriente a la historia, se encuentra sumergida en una profunda crisis de
progreso y bienestar con marcada relevancia de un ambiente de “terror
alimentario” que, en lo mínimo, está afectando la estabilidad emocional de la
familia al tiempo de experimentar una explosiva mezcla de rabia y desesperanza.
Sirva de referencia, que en apenas la compra de un kilo de cada ¡¡10
productos!! se consume (cuando se consigue) el ¡¡96,5% del salario mínimo!! que
percibe más del 70% de los trabajadores formales; en un todo de acuerdo
con la lista de precios del Mercado
Guaicaipuro (Caracas) del 13/08/2015: garbanzo: Bs 1950 K (26,3% SM), carne
molida: 1.200/k (16,2%), queso paisa:
1.100 K (14,8%), pollo: 420 K (5,4%), cartón de huevos: 700 (9,4%), cebolla:
460 K (6,2%), papa: 560 (7,5%), tomate: 295 (5,3%), pimentón: 280 (3,8%) y
cambur: 118 (1,6%), ¡¡ para ser consumido durante 1 mes!!
Nos permitimos
una cita como reflexión final: “El remedio inventado por Lenin y Trotsky, la
supresión general de la democracia, es peor que el demonio que se suponía que
iba a curar” (Rosa Luxemburg).
Jesús Alexis González
jagp611@gmail.com
@jesusalexis2020
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