Los informes de instituciones reconocidas como la CEPAL y
los análisis de intelectuales de talla mundial como Andrés Openheimer y Moisés
Naim, resaltan la tendencia en el último quinquenio a la caída del crecimiento
económico de America Latina; de hecho para 2015 se pronostica un máximo de 2%.
Comportamiento diferente a otras economías de Asia y Europa donde se registran
cifras cercanas al 6% y 7% anual, donde
resalta el milagro irlandés por su acelerado desarrollo.
Estas investigaciones reflejan en realidad las
dificultades que tiene America Latina para insertarse en el mercado global, competir
eficientemente y el desarrollo de tecnologías y
crecimiento del empleo en la región. Estas constataciones del rezago de
nuestras economías, es el centro de preocupación de diferentes gobiernos de
cualquier corte ideológico, de centro, izquierda o derecha; quienes ante la
alarma de “America Latina se está quedando en el aparato” actúan en procura de
superar los obstáculos que frenan un crecimiento sostenido.
De allí vemos como los gobiernos de Panamá, Costa Rica,
México, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia, Perú, entre otros, promueven acuerdos
comerciales con la Unión Europea, Asia del Pacifico, EEUU, en procura de un
despegue de las economías del continente. Aún cuando logros significativos
estén por verse, visualizamos esfuerzos para salir del atolladero y alcanzar
mejores niveles de vida para los habitantes de sus respectivos países.
En el caso de Venezuela, el curso gubernamental que
observamos a diario va por la carretera vieja, como aquel viejo almacén de
telas de Cabimas cuyo irónico lema era “pierde y se ríe”. A tal punto que
universidades e investigadores del mundo entero ven perplejos la negligencia de
un gobierno que conoce la caída del PIB en 2014 en -3%, con un pronostico de
disminución de -7% para 2015 y continua incólume en el rígido control del
mercado, nulo otorgamiento de divisas y el cierre paulatino de mas de 10.000
empresas, con la perdida acumulada en los últimos 2 años de 500.000 puestos de
trabajo y el éxodo desde 2005 de 1.600.000 venezolanos.
¿Cómo se puede calificar un gobierno y su indiferencia
ante el cierre anunciado de empresas automotrices con una plantilla de 30.000
empleos y favorece la importación de centenas de autobuses en sus convenios con
China? ¿O la afectación de la Industria Química que afectaría más de 20.000
empleos?, o el caso de los galpones de la Yaguara que afecta el empleo de 2.000
puestos de trabajo. Igualmente ocurre con las licorerías, pymes que registran una
nomina de mas de 15.000 puestos de trabajo, el de las autopartes que indican
cifras similares y el caso de los trabajadores de la Harina y Polar con cifras
que sobrepasan los 50.000 empleos.
¿Ante tanta negligencia gubernamental como puede ser su
único argumento “la guerra económica” y
ser promotores por su actitud cómplice
del bachaqueo, como medio de expandir la miseria a unos y la expoliación
del salario a otros? Definitivamente el Fascismo también tiene rostro económico
y lo sufrimos a diario en Venezuela.
Froilan Alejandro Barrios Nieves
@froilanbarrios
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