No hay tanta
diferencia entre lo que se comenta y en lo que a diario se vive. Es una
constante de hechos en los que lastimosamente está envuelta la sociedad
venezolana. Y en la que se encuentran los habitantes de esta tierra en la que
la historia de libertad es perseverante.
Se vive en Venezuela una situación lamentable
y triste porque ante el estado ruinoso de su economía, los habitantes tienen
que consumir parte importante de su tiempo en busca de los productos esenciales
para sobrevivir. Estamos desde hace varios años los venezolanos frente a una
situación devastadora de la capacidad de vivir como Dios manda en este país
donde, la apropiación indebida de bienes de la nación, se ha convertido en la
fórmula exitosa de saberse aventurado de la práctica perversa de los
asuntos públicos.
De esta manera la adversidad consume la vida
de millones de seres humanos en una de las naciones pródiga de la naturaleza en
la riqueza del subsuelo. Pero en la que se cumple la perversidad por la ambición
del poder sin límites en los que la delincuencia política ha llevado al
empobrecimiento de la sociedad venezolana en lo que va del presente siglo.
En el campo crece la mala hierba como también
en la conducción y orientación del estado. Ante ese cuadro que hiere la vida de
millones de seres humanos, tanto hombres como mujeres, es así lo que más duele,
en la situación de carencias diversas de las personas mayores, como en lo más
hermoso de una nación que son los niños. Tamaña desgracia de esta Venezuela en
manos de la arpía que desangra y arruina.
Nos encontramos entonces los venezolanos
frente a la absoluta fortaleza de sobrevivir entre la escasez que abunda y la
violencia que deja decenas de muertos cada semana. Situación que nos lleva a no
dejarnos vencer por la pertinaz aventura dictatorial que se consume en
inseguridad y violencia. De ese estado social desolador en el que se
desenvuelve la vida a merced, sobre todo
en la región capital, de lo que se cuenta semana a semana, en hechos que
constituyen carta de presentación de una Venezuela en estado de terror criminal
de extrema peligrosidad.
Pero esta es una alarmante situación general y
no tan solo exclusiva en lo que tiene lugar en la gran Caracas. Es que también
está presente en otras regiones del país, lo que coloca ya a Venezuela en la
lista de países con una alta tasa de peligrosidad.
En lo que va del siglo veintiuno, Venezuela ha
sido sacudida en lo más sensible de su existencia por el afán de impronta
riqueza que asombra en cuantiosa fortuna
de dólares americanos de las fuentes del ingreso nacional, que ya se registran
en confiables medios que no se pueden desestimar.
A estas alturas la carga de endeudamiento que
compromete años de la vida venezolana y cuantiosos recursos del ingreso nacional
que han de ir para las obligaciones de pago con los grandes centros del poder
financiero internacional, obligan a las generaciones de la reconstrucción
nacional a tomar decisivas medidas severas en resguardo de los bienes
nacionales para no dejar en el Olimpo el daño causado a la sociedad venezolana
durante todo este tiempo de abusos con las finanzas de la República de
Venezuela.
Una oposición acorde con la responsabilidad
administrativa que demanda el interés nacional y el derecho de la soberanía de
la vida de los ciudadanos de esta nación,
es la que se perfila en la lucha perseverante del cambio. De ese cambio
en la calle para el reordenamiento de la vida venezolana y la acción pública de
la salud administrativa de Venezuela.
Rafael Bello
bello.rafael@yahoo.es
@unidadylagente
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