En el momento más cumbre del éxito electoral de Chávez y
su mensaje constituyentista, la gente abría las expectativas y esperanzas a un
cambio o un viraje que permitiese cubrir las debilidades profundas que dejaban
los gobiernos pasados y verse ante una nueva Venezuela que recién iniciaba un
nuevo rumbo. En ese momento, se iniciaba el fatal destino para una nación que
se entregó con fe a una posibilidad nacida del trauma y la calamidad.
Es en ello, que la siembra del caos de hoy, daba sus
primeros pasos en los aspectos elementales que socavarían los valores morales
que tanta falta le hacen para los días del presente escrito. Las formas toscas
y populistas de expresarse, el odio representado por su frustraciones
personales resultado del poco éxito personal y lo gris de su existir, el
irrumpimiento de un modelo Castro Comunista nunca planteado y las apetencias
ante el nuevo acontecer en materia de petrodólares daban sus primeros pasos al
derrotero venezolano.
Transcurrido los años, el legado en materia de injusticias,
de corrupción y complicidad. El caos y la entrega a un régimen que hoy denota
riqueza y prosperidad, resultado del saqueo permitido de las riquezas
venezolanas, todas provenientes de sombrías e inmorales convenios que algún día
se conocerán. El derroche y la opulencia de estos “revolucionarios” que hoy se
conocen como los “enchufados” denotan el desplome moral en el doble discurso y
la crisis y quiebre de la economía venezolana. Mostrando la miseria y el hambre
en un pueblo que solía sonreír con gracia y humildad.
Dentro de las grandes frases, mencionadas o creadas por
grandes hombres de la talla de Martin Luther King, Jhon F. Kennedy, Albert
Einstein, Nelson Mandela, entre otros. Retumba en el alma de los venezolanos
hoy por hoy, dos en particular, “Los fines inmorales, nunca lograran fines
morales” y una segunda “No pretendas resolver los problemas con quienes los
crearon”. Son el epíteto que marca desde ya, el desplome de un gobierno que
sucumbe con el calificativo de ser el peor gobierno de la República,
acompañados por la cómplice y sumisa oposición resumida en la MUD; carente de
moral para exigir y las apetencias militaristas.
Sin pretender etiquetar a todos los demócratas en un
mismo saco, aclaramos que habiendo tantos de estos sin compromisos con la
revolución y con el pasado; emergen rostros nuevos cultivados y formados en las
mejores expresiones académicas, auténticos liderazgos comunitarios, una
valiente juventud que cumple con su rol y no se calla ante la injusticias, en
los sectores de producción tantos que pueden aportar para darle al país el
rumbo democrático y productivo que requiere la Nación.
Si hay un momento de reflexión es el ahora, sirva este escrito para hacernos en auto-reflexión, sin títulos o categoría alguna, sea chavista u oposición. Deberemos mirar en el panorama nacional las nuevas alternativas democráticas que con osadía y mucha valentía salen al ruedo electoral para ofrecer lo mejor de estos. Su potencial intelectual, su compromiso con la democracia y la vitalidad de sus rostros. Esta gama, afortunadamente son la mayoría de los venezolanos, cabe decir, somos la mayoría que no están ni con unos y menos con los otros.
Jose Ernesto Pons Briñez
joseponschene@hotmail.com
@joseponsb
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