Nos han metido
tanto el militarismo en el ADN que no hay fecha patria en que no haya un
desfile militar. ¡Todas destacan una batalla o alguna hazaña militar! Muchos
venezolanos están convencidos que todas las fechas a las cuales debemos algún recuerdo
conmemorativo son producto de alguna intervención de los militares al punto que
no nos dejan olvidarla. Eso atornilla y condiciona la mente de los ciudadanos.
Deseo expresar
aquí que eso no es así. Particularmente hoy, 5 de Julio de 2015, no solo quiero
recordar sino exigir que se rinda homenaje a la civilidad y a los héroes
civiles que fundaron este país y que para ello no necesitaron más que su
inteligencia y su determinación, sin portar más armamento que una pluma para
escribir y unas ideas claras de libertad en su mente. Incluso, que esta fecha
epónima en la cual se reparten los sables de los nuevos oficiales de la
Academia Militar, es profundamente civil.
¿Quiénes fueron
los firmantes del Acta de la Independencia el 5 de Julio de 1811? Veamos: En
una extraordinaria intervención en un Foro de El Nacional, el Dr. Asdrúbal
Aguiar (ver
https://soundcloud.com/laguana-1/intervencion-del-dr-asdrubal-aguiar-foro-el-nacional-21-07-2014)
indicó: " No debemos olvidar que el Congreso de 1811 cuando se construye,
se integra, el 78% de sus miembros eran egresados de la Universidad Santa Rosa
de Lima y Tomas de Aquino, que era como se llamaba, y todos ellos en conjunto
Doctores en Letras, Doctores en Canon, Doctores en Derecho Civil…". En
otras palabras, allí se encontraba la más esclarecida representación civilista
de nuestra sociedad. ¿Había acaso allí algún grupo militar por el que se
pudiera decir que este acto tuviera ese sesgo histórico militarista? Obviamente
que no, el acto fue civil. Por supuesto, quienes la respaldaron, peleándola en
una guerra para hacerla realidad, debían y tenían que ser nuestros militares.
Pero primero, lo primero. El acto político fundamental de firmar un Acta
declarando independiente a una nación, ES UN ACTO FUNDAMENTALMENTE CIVIL Y
POLÍTICO.
Los héroes del 4
de Julio en los Estados Unidos fueron Thomas Jefferson, John Adams, James
Madison, Benjamín Franklin, Alexander Hamilton, todos civiles. Y aunque George
Washington, firmante de la Declaración de Independencia fuera posteriormente
Comandante en Jefe del Ejercito Continental, “...solo había sido coronel de
regimiento en la frontera virginiana y tenía poca experiencia en combate. No
sabía nada de mover grandes masas de soldados y nunca había dirigido un asedio
a una posición fortificada. Muchos de sus oficiales habían salido de las capas
medias de la sociedad: había posaderos convertidos en capitanes y zapateros en
coroneles…” (ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_de_Independencia_de_los_Estados_Unidos).
Quienes forjaron la Independencia de los Estados Unidos fueron civiles y
algunos posteriormente se obligaron a ser militares por fuerza de las
circunstancias. Fueron esos civiles los que pensaron ese movimiento que cambio
la historia de ese país.
No es ninguna
pendejada que luego de ganarse esa o cualquier guerra los vencedores reclamen
el botín. Venezuela no fue, es, ni será una excepción de esa conducta que ha
prevalecido desde el inicio de los tiempos. Sin embargo lo que precisamente
separa a las naciones civilizadas y desarrolladas de aquellas que no lo son, es
precisamente eso, que luego de los conflictos se regrese a la civilidad y que
aquellos que pelearon esas guerras se sometan a la autoridad civil y al imperio
de la ley y el Estado de Derecho.
Tamaña diferencia
hace a las naciones. Sin embargo, Venezuela tiene solo alrededor de un quinto
de su tiempo republicano gobernada por civiles. ¿Como entonces le podemos pedir
a la gente que no se alumbre por una charretera? Lo tenemos cableado en nuestra
idiosincrasia. Cuando nuestro incipiente ensayo democrático empezó a boquear
después de 40 años, no se le dio una oportunidad para enmendarse, la gente
salió corriendo a buscar un militar golpista. Y aun estamos entonces en período
de maduración.
Sin embargo,
Restituto “Tuto” Calvo Fuentes, nos promete en su libro “Nace la Segunda
República Civil de Venezuela”, en palabras de su prologuista Don Rafael
Grooscors Caballero, que estamos “presenciando los últimos avatares de la
Primera República Civil de Venezuela, insistiendo en cuanto a que todo el
pasado, todo lo anteriormente vivido por los venezolanos, desde la
Independencia, había sido una desorganizada prolongación de la cultura
colonial, eminentemente episódica, repitiendo, una y otra vez, la aparición
casi fantasmal del monarca absoluto y de una corte de interesados, graduados en
las artes de la adulancia y la inmoralidad.” (ver Prólogo del libro Nace la
Segunda República Civil de Venezuela en
http://ticsddhh.blogspot.com/2015/07/nace-la-segunda-republica-civil-de.html.
El libro será publicado, de acuerdo a su autor, a finales del mes de Julio
2015).
De acuerdo a este
planteamiento, Don Rafael Grooscors Caballero indica que esta Primera República
Civil, “tras la llamada “Revolución de Octubre” y consolidada luego del 23 de
Enero de 1958, a la caída del Dictador--
tenía la obligación de evolucionar en relación con las nuevas tendencias
federativas del mundo y de no hacerlo, caería en una debacle decadente, lo que exigiría su suplantación histórica por
un proceso más acorde con la realidad mundial.”. Esto es, transformarnos en una
Segunda República Civil, federal y evolucionada.
¿Podremos hacer
eso? Son muchísimos años de militarismo pero es una obligación histórica de
nuestra sociedad llegar a esa Segunda República Civil, si deseamos que
Venezuela entre en la modernidad del Siglo XXI. El rescate de la civilidad
lograría, como en 1811, que quienes tienen la obligación de combatir para
defender lo que los ciudadanos civiles decidan, lo hagan como lo hicieron sus
antepasados en los años de la Independencia.
De eso hablamos
precisamente cuando proponemos una nueva convocatoria del Constituyente para
restituir la civilidad y el imperio de la Constitución y el Estado de Derecho,
poniendo orden donde ahora hay desorden e intervención extranjera. Solo
convocando limpiamente a los legítimos representantes del pueblo, la
quintaesencia de la civilidad, el Poder Originario, cualquier poder en armas
deberá subrogar su voluntad a él, corrigiendo el desorden que ha intercambiado
a quien debe estar por encima de quien en el ejercicio del poder.
Cuando llegue el
momento-que tarde o temprano llegará-, en que los militares reconozcan que no
puede haber República en el sentido que la diseñaron nuestros fundadores
CIVILES en 1811, que primero son los civiles quienes marcan la pauta de su
accionar como militares, entonces, solo entonces, no solo tendremos paz, sino
que seremos testigos excepción de los primeros pasos que recorrieron las
mejores naciones para emprender su largo camino hacia el desarrollo.
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
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