Hace muchísimos
años atrás, Radio Caracas Televisión, el
canal de todos los venezolanos, clausurado por órdenes del comandante
intergaláctico en el año 2007, transmitió un programa titulado “Se acabó el
petróleo, y ¿ahora qué hacemos?”. Se trataba de una historia futurista que
recreaba lo que pasaría en este país, si un día no muy remoto se secaran los
pozos desde donde emana el oro negro.
Si RCTV no
hubiese sido ilegalmente cerrada, es muy probable que sus extraordinarios
libretistas y guionistas, la mayoría de los cuales se encuentra hoy día fuera
del país, triunfando en EEUU y en México, estuvieran afanados produciendo una
serie que se llamaría: Se acabó la cerveza, y ¿ahora qué hacemos?
La historia
podría ser ambientada en cualquiera de las diferentes plantas de empresas
Polar. Y créanme: sería todo un récord de sintonía. Sobre todo porque
Venezuela, es el único país latinoamericano que se encuentra en el top ten de
las naciones más consumidoras de cerveza del mundo. En esta nación, de acuerdo
con el estudio de la Consultora Bonial, publicado en 2014, se consumen 85.5
litros de cerveza por persona al año. Eso es: 7 litros al mes, o lo que es lo
mismo 1,75 litros por semana, aproximadamente.
Las estadísticas
señalan que en nuestro país, la birra representa 70 % de las ventas de licores.
Eso ocurre, entre otras cosas, porque la cerveza es la bebida alcohólica más
barata del mercado. Y porque hasta donde se sabe, parece que es una de las
pocas “bebidas espirituosas” que no puede ser “puyada” como si ocurre con el
güisqui.
En Venezuela no
se discute actualmente qué pasaría si se acaba el petróleo. Eso parece que a
nadie le importa. Lo que sí se discute en todas partes es que va a pasar si se
llega a acabar la cerveza, como se ha anunciado en los diferentes medios de
comunicación. Soy de quienes creen que Venezuela es un país tan sui generis,
que si se acaba el petróleo es probable que no pase un carajo, pero si se acaba
la cerveza habrá guerra.
Desde que asumió
el poder, en abril de 2013, Nicolás Maduro
arreció la guerra popular prolongada contra empresas Polar. Esa batalla
contra una de las empresas más importantes y más productivas del país la
comenzó Hugo Chávez en febrero de 2010: "Cuidado Mendoza (…) Tengo
información que algunos gerentes de la Polar están poniendo trabas (…) La
Polar, ¡ay la Polar! señor Mendoza, cuántas cosas le hemos pasado nosotros a la
Polar ya, señor Mendoza no se le ocurra a usted volver por sus antiguos
caminos”.
La orden
impartida desde Miraflores fue darle duro a Polar: desde marzo de 2008 a
noviembre de 2014, el gobierno había realizado 1.835 inspecciones a las
instalaciones de esa empresa. El pasado 20 de febrero, Nicolás Maduro disparó
sus dardos venenosos contra Lorenzo Mendoza y empresas Polar: “A este pelucón
lo hemos llamado desde el Gobierno reiteradas veces para reunirnos, pero se la
pasa buscando justificaciones para hacerle daño al país. Se te acabó el tiempo,
pelucón: o te decides a trabajar por el país o te vas”.
Como Mendoza no
puso rodilla en tierra, Maduro ordenó a un sindicalista afecto al Psuv
identificado José Viera, secretario de organización del Sindicato Bolivariano
Socialista de Trabajadores de la Cervecería Polar. C.A. (Sinbolstracepoca) que
iniciara las acciones para embochinchar la empresa. Y hasta el Defensor del
Pueblo, Tarek William Saab, quien se supone debería ser un “actor imparcial” en
todo el caso, ya mostró los dientes diciendo que su despacho había recibido
“denuncias sobre supuestas violaciones a los derechos humanos, como amenazas u
hostigamiento”.
Ahora bien: ¿Por
qué el gobierno de Maduro ha decidido reiniciar la guerra de la cerveza
atacando sin piedad a una empresa como Polar que tiene una nómina aproximada de
31.000 trabajadores, 83 agencias y 16 centros de distribución en todo el país?
La respuesta la
conseguimos en un reportaje publicado el pasado 10 de enero de 2015, en El País
de España, con la firma del colega Ewald Scharfenberg, el cual dice que Polar
“produce 1,6 millones de toneladas de alimentos al año y factura al año
alrededor de 2.400 millones de dólares (…) Lorenzo Mendoza apareció en el
puesto 464 de la lista Forbes de las 500 mayores fortunas del mundo en 2014. La
revista le atribuye un patrimonio de 3.500 millones de dólares. (…) Desde 1996
(Polar) tiene operaciones en Colombia, donde produce 60.000 toneladas de harina
precocida y vende alrededor de 120 millones de dólares al año. En 2010 (Polar)
terminó una planta para la producción de maltas en Florida, EEUU (…) Solo en
alimentos procesados, en 2014 se calcula que Polar producía el 24% de los
volúmenes que se consumen en todo el país. (…) Polar se jacta de generar el 3%
del PIB no petrolero de Venezuela y de contribuir con 4% de los impuestos no
procedentes del crudo. Además, con 29 plantas de producción en todo el país, su
capacidad industrial solo es equiparable con la de la petrolera estatal PDVSA”
En un gobierno
acostumbrado a penalizar el éxito, estos números de Polar deben producir
escabiosis. Maduro y sus 40 ladrones no soportan ver como empresas Polar ha
logrado mantener sus altos niveles de producción y crecimiento. La guerra
asimétrica contra Polar, la lidera un sindicato chavista que no representa ni
siquiera al 1 % de la nómina. "Se quiere hacer ver que este es un problema
laboral para tapar la falta de materia prima (...) lo único que nosotros
queremos es que nos bajen la materia prima, no queremos un show político",
dijo a Reuters Jhonny Magdaleno, secretario general del sindicato de Cervecería
Polar, que se considera independiente. Magdaleno informó que “la planta que
elabora chapas y cajas de cerveza se paró por falta de insumos plásticos y
metálicos”.
La Federación
Venezolana de Licores (Fevelicor) informó por su parte, que se inició la venta
racionada de cervezas en el país, ante la escasez del producto. Franklin González,
presidente de Fevelicor, dijo que se comenzará a expender una o dos cajas de
cerveza por persona. Eso quiere decir que ahora no solamente habrá que hacer
colas para adquirir leche, harina, pastas, azúcar, café y papel sanitario, sino
también para tomarse unas birras.
El gobierno sabe
que la cerveza es demasiado importante para los venezolanos. Lo demostró cuando
aumentó el impuesto en vinos de un 15 a 30%, y otras bebidas alcohólicas de 20
a 50%, a partir del 22 de febrero del 2015. El aumento apareció en la Gaceta
Extraordinaria N° 6.151 del 18 de noviembre de 2014. La única bebida a la que
no le aumentaron el impuesto fue a la cerveza.
José David
Cabello, jefe del Seniat, explicó que la
cerveza está exonerada del aumento de la alícuota de los impuestos al alcohol.
“La cerveza es la bebida que consume todo el pueblo, por eso no debe pagar
impuestos", dijo.
Y si la cerveza
es la bebida del pueblo, entonces ¿por qué esa guerra de quinta generación
contra la Polar? ¿Será que hay algún boliburgués por ahí con ganas de ponerle
las manos a ese negocio?
Gustavo Azócar Alcalá
cafeconazocar@gmail.com
@gustavoazocara
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