Sobre el tema de la
igualdad total o igualitarismo queda demostrado una vez más, que
constituye una gran mentira para así
poder manipular al más necesitado. Nos lo demuestra el socialismo venezolano
del siglo 21 y sus diferencias entre el proletariado que se asolea en las colas
de los supermercados, en el alto costo de la vida, en la atención hospitalaria,
en la escasez y en la sobrevivencia ante la feroz delincuencia de las zonas
populares donde habitan.
Contrasta esta
situación con el buen resguardo de los grandes jerarcas del régimen boliburgués,
que poseen costosísimos autos y camionetas de lujo, la mayoría blindados y con escolta. A quienes por demás
les llevan tranquilamente a sus modernos hogares, los alimentos y sus víveres.
Por lo que queda
ampliamente demostrado lo falso que es la igualdad socialista y la cínica
manipulación que hacen del pueblo para seguir disfrutando del poder.
Culminando el siglo
XX, la caída del muro de Berlín y el bloque socialista, china y Rusia, huyeron
hacia el capitalismo. Nace el capitalismo global o globalización. En la
revolución capitalista, se extendieron el proceso productivo, nuevas formas de
energía, nuevas formas de vivir, de pensar, y de la información a través del
internet. Penetrando y consolidándose en todo el mundo.
Las revoluciones
socialistas, intentaron cambiar la estructura política, militar e ideológica
sin modificar la estructura económica con relación a los problemas básicos de
la sociedad, como la alimentación. Lo más grave fue el proceso de restricción
de los valores esenciales del ser humano y la “dictadura del proletario”
ejercida por un grupo privilegiado.
Es por ello que la
democracia debe evitar con coraje, los principios ilusorios de un sistema de
igualdad absoluta y sin límites, que son los verdaderos problemas para
establecer una verdadera libertad. La igualdad civil y ante las leyes es todo
lo que puede aspirar el hombre razonable.
Todos alcanzaremos la
prosperidad y el bienestar, cuando democraticemos el capital, cuando cada uno
de nosotros pueda disponer del dinero producto de su trabajo o de su empresa, e invertirlo para el bienestar del
resto de la sociedad, donde la mayoría trabaje y pueda disfrutarlo con su
familia.
¡Ya basta! de
trabajar para que unos vivos disfrazados de “Burócratas” y de “servidores
públicos”, malbaraten y se roben lo que es el esfuerzo de todos, repartiendo
solo las sobras y de paso prestando malos servicios al ciudadano común. En este
trance llevamos más de 30 años. ¡Ya basta!
Debemos entonces
ampliar la DEMOCRACIA ECONÓMICA, para que todos podamos “ser iguales en las
oportunidades”. Porque de esta manera “a igual esfuerzo y trabajo debemos tener
iguales beneficios”.
Una sociedad basada
en el trabajo productivo y económico, y no en ideologías ni partidocracias,
debilitaran este estado monstruoso que en los últimos 30 años ha producido
Venezuela. Sin miedo por la inversión y el trabajo, sin miedo de decir que solo
trabajando podemos crear riqueza y desarrollo.
“No a las ofertas del populismo aun cuando estas se disfracen de Socialistas o Democráticas”.
Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com
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