Todo
hombre es parte de un conjunto, su desaparición me disminuye porque pertenezco
al género humano. Reflexiono emocionado sobre esto, parafraseando a John Donne,
“por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan
por ti”.
Duele
la alarmante situación que vivimos, me obsesiona la imagen de un inocente niño
de 14 años que pedía, a su también joven verdugo, que no lo matara, una doble
tragedia. Tampoco puedo olvidar la foto que recoge el instante en que un
motorizado transporta el cuerpo, al que se escapaba la vida, de Génesis
Carmona. Un sentimiento profundo inscrito en mi condición humana, que se
conmueve ante tanta locura, que siente propio el dolor de todas esas madres,
que han perdido a los suyos, asesinados por militantes y militares del
chavismo.
Frente
a tanta tragedia compartimos con Cortázar el sueño del hombre despierto la
esperanza… “es la vida misma defendiéndose”. La esperanza no es una fantasía ni
tampoco una realidad, es sencillamente una posibilidad real de lo que puede ser
y de lo que podemos lograr, si tomamos las decisiones correctas.
Venezuela
vive momentos de transición, el régimen chavista se encuentra moribundo, en
estado de implosión, se desdibuja una cierta forma de poder autoritario, frente
a la nueva armonía que crece en el corazón de los venezolanos. Un nuevo
equilibrio basado en valores y en ejemplos, que encarnan los opositores que
están luchando. Quienes están llamados a ser los autores de un cambio, que
seguramente se llevará a cabo en medio de un profundo dolor. Dolor frente a la
traición, el cinismo y la corrupción. Indignación frente al abuso de poder, el
asesinato y el empobrecimiento ciudadano. Ira ante el despilfarro, el irrespeto
a la constitución y a la injerencia extranjera.
El
venezolano tiene de nuevo fe, reclama condiciones de vida dignas, exige se le
respeten su derechos, aspira vivir en paz y en democracia. Se siente
representado en todos los que luchan por terminar con la realidad caótica y
buscan un nuevo equilibrio nacional. La esperanza nace en el corazón de
Venezuela como respuesta a la adversidad. Se encarna en los estudiantes, en los
presos políticos, en los demócratas que están dando la batalla y en cada
patriota que no se rinde.
El
país se debate en posiciones encontradas, de un lado el infierno encarnado en
Maduro, donde nos hundimos cada día mas, donde el gobierno espera paralizado,
sin esperanzas en un proyecto fracasado… una sombría realidad que vivimos y
sufrimos. Un sufrimiento que nos ayuda a comprender en toda su dimensión
nuestra naturaleza y nuestras limitaciones. Un proceso vivencial en el que
hemos crecido como ciudadanos y como seres humanos. En el cual tomamos
conciencia de nuestra responsabilidad, nuestras posibilidades de plenitud
existencial y del espíritu inmanente a nuestra constitución natural. El dolor
que vivimos y viviremos es inevitable, pero puede ser fuente de humanización de
todos los integrantes de este valeroso pueblo, que no se doblega, ni ante la
violencia, el dinero, el poder o la bota militar.
El
régimen teme, por eso persigue, atropella, encierra, aísla. Los presos
políticos están luchando hasta con su vida, hacen suya una dimensión heroica de
la responsabilidad política, enfrentando al autoritarismo con todo su ser, se
han convertido en la esperanza viva del cambio necesario… pero necesitamos el
cuerpo para que el espíritu viva.
El
dolor y el sufrimiento es una dimensión de la vida contra la cual se debe
luchar, aceptando su existencia pero sin conformarse a vivir eternamente
inmerso en ello. Es bueno luchar en favor de la vida contra la muerte. Pero no
existe un catálogo de soluciones que pueda resolver todas las dudas. Es preciso
confiar, tener fe, esperar, sin dejar de actuar, para que la esperanza no se
frustre ni se extinga.
El
dolor y la muerte no deben ser obstáculos para la vida, sino dimensiones de
ella. Es responsabilidad nuestra no destruir la posibilidad de seguir luchando,
negarse a comprender esta realidad puede convertirse en causa de
deshumanización y de frustración vital. Morir por un ideal puede concebirse
como algo elevado, en mi humilde opinión solo si caemos en medio de una batalla
que implica esos riesgos, pero dejarse morir por un ideal ¿no será
contradictorio con el ideal mismo? La muerte puede acabar la esperanza, Robert
Kennedy, antes de caer asesinado afirmó: “Cada vez que un hombre defiende un
ideal, actúa para mejorar la suerte de otros, o lucha contra una injusticia,
transmite una onda diminuta de esperanza”.
Recientemente
un grupo de demócratas hizo circular una petición que ratificamos con nuestras
firmas, donde expresábamos la plena solidaridad con la causa pacífica y
democrática de todos los presos políticos, ciudadanos bajo régimen de
presentación, perseguidos y exiliados del régimen castro-chavista, al mismo
tiempo que reconocíamos la valentía, fortaleza, luchas, esfuerzos y sacrificios
de quienes han sido torturados y vejados, hasta el riesgo de morir, nada más
por haber defendido la democracia y la soberanía de Venezuela.
Tenía
también como objetivo, hacer un llamado a los dirigentes que se encuentran en
huelga de hambre, para reitérales nuestro apoyo, solidaridad y reconocimiento.
Ustedes han arriesgado su vida por defender nuestro derecho a vivir libremente.
Por valorar ese gesto en toda su dimensión hoy Venezuela les pide que cesen la
acción, vuestras vidas representan nuestra esperanza de libertad.
Con
mucho respeto a todos los que han asumido esta forma de lucha, les aseguro que
su sacrifico ya tuvo la repercusión necesaria, el mundo entero ha visto la
verdadera cara del régimen, ahora los necesitamos a ustedes vivos… “nadie es
una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una
parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra”… todos quedamos
disminuidos.
Desde
estas líneas invito a los verdaderos demócratas a unirse para defender la vida
de nuestros presos políticos. La MUD, los partidos políticos, las
instituciones, los gremios, los trabajadores, estudiantes y la iglesia, todos a
exigirle al gobierno el respeto a la vida, y los derechos del pueblo venezolano
Esta
noche elevaré la mirada hacia el cielo para pedir por Leopoldo, Ceballos y
todos los compatriotas que se encuentran injustamente privados de libertad.
Preguntándome como lo hizo en su momento el escritor francés Antoine de
Saint-Exupery… Será que las estrellas se iluminan con el fin de que algún día,
cada uno pueda encontrar la suya.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.