"No hay viento favorable para el barco
que no sabe adónde va", afirmaba Séneca (4
a. C. - 65 d. C.) en una de las sentencias precursoras del pensamiento
estratégico. No es posible que establezcas que algo es bueno para conseguir tu
objetivo si no sabes cuál es ese objetivo, ni para donde te diriges.
Mucho de eso es lo que hemos encontrado en
este largo camino constituyente. Hay variadas opiniones en relación a cual es
el verdadero objetivo de lo que queremos alcanzar. Y como ha sido ciertamente
difícil explicar que es lo que buscamos, entonces tal vez sea más fácil
explicar que es lo que NO buscamos con eso:
a) No buscamos "salir" del
abominable gobierno de Nicolás Maduro, aunque esto parezca contradictorio. La
salida de este desgobierno es una consecuencia del proceso constituyente pero
no lo consideramos el objetivo "per se", entre otras razones porque
uno no convoca al constituyente para cambiar un gobierno (para eso son las
elecciones) por malo que este sea. Lo convoca cuando, según palabras de
Donnedieu de Vabres, en su obra L’Etat (1994): “se llega a una total
ingobernabilidad e inseguridad jurídica y no hay reglas de juego claras. Cuando se desborda el enfrentamiento
político, el odio, y la división prevalece entre los ciudadanos. Cuando un gobierno dilapida los mayores
recursos que ha tenido el país en toda su historia y no hay manera legal de
controlarlo. Cuando la corrupción, la
incapacidad, la inseguridad y la impunidad incrementan la situación de crisis.
Cuando todas las realidades anteriores nos puedan conducir al abismo de una guerra
civil”. Nadie puede dudar ni discutirme que ese no sea el país que tenemos
ahora y la situación actual de Venezuela.
b) No buscamos un regreso al “status quo”
político de 1998.Venezuela venía desde hacía muchos años siendo víctima de un
desmantelamiento institucional producto del dislocamiento político de los
partidos, que abandonaron su función de ser los intermediarios legítimos de las
necesidades de la población a ser un objeto en sí mismos.
Los partidos políticos competían, y todavía
pretenden competir, por administrar la renta petrolera. Sus ofertas se basan en
convencer al electorado en quien maneja mejor la chequera petrolera de un país
que no produce lo que necesita para vivir. Eso los hacía ricos en poder y
dinero, y lo que "chorreaba" -el repele-, era lo que le quedaba a la
población. Lamentablemente para ellos -y afortunadamente para nosotros- ese
dejó de ser el paradigma de la Venezuela del futuro.
c) No buscamos satanizar a los partidos
políticos, ni hacemos “anti política” como algunos han querido acusarnos. Los
partidos son necesarios para el funcionamiento de la democracia, pero deben
cambiar y realinearse de acuerdo a las nuevas realidades. No hemos visto que
eso haya pasado. Todavía quieren administrar la chequera basados en un
paradigma que se extinguió. Después de esta tragedia lo que hay es trabajo y
muy poca paga, en un proceso de reconstrucción que nos debe involucrar a todos.
Deben entender que la riqueza hay que crearla primero para poderla repartir.
Los partidos que tenemos aun se pelean como borrachos por una botella vacía. No
hay planteamientos serios y solo oímos consignas y "programas de gobierno".
Es por eso que requieren de sangre nueva de la sociedad civil no partidista,
abriéndose al país, democratizando sus cuadros de dirigencia. Se necesitan con
urgencia nuevos partidos con nuevas propuestas y nuevos esquemas. Todos,
absolutamente todos los partidos que tenemos ahora responden al liderazgo de
una sola persona, que cuando no está, el partido desaparece o pierde el rumbo.
No se han dado cuenta que llegamos al Siglo XXI
d) No buscamos presentarnos como una opción
de poder ni de gobierno porque eso NO ES lo que está en juego ahora, SINO EL
PAIS. El Movimiento Constituyente que presenta el Proyecto País Venezuela
(http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) insiste en aglutinar a los
factores que entiendan que primero hay que construir un pacto político que
funcione y que todos los actores políticos depongan TEMPORALMENTE su natural
carrera por el poder para sentarnos A DEBATIR VENEZUELA primero, y eso no se
puede hacer sino convocando al Constituyente, en elecciones justas y transparentes
de delegados constituyentes que representen genuinamente todas las tendencias y
pensamiento de Venezuela, construyendo un acuerdo PARA CONVIVIR EN PAZ. Eso es
lo que nosotros llamamos RECONCILIACION, pero con justicia y reparación.
Los partidos tienen la idea equivocada que si
"salimos" de este desgobierno es suficiente para recuperar al país.
Están absolutamente equivocados. Es condición necesaria pero no suficiente
salir del desgobierno de Maduro para lograr estabilizar política y económicamente
al país. El caso venezolano no es ya de un "quítate tu para ponerme
yo", porque “nosotros” lo haremos mejor. Tal vez lo fue en los primeros
años del gobierno de Chávez. Hoy se requiere de muchísimo más que eso. Hoy se
requiere del concurso de TODO EL MUNDO, rojitos incluidos-pero no los rojos
delincuentes- para reconstruir el país y eso no se puede lograr sin acordar las
bases mínimas de un pacto político que haga al país estable por muchísimos
años. Y eso no se logra sin una Constituyente.
Entonces la Asamblea Nacional Constituyente,
vista como un punto de encuentro de voluntades representativas de los
diferentes sectores del país, lo que se da en llamar el País Nacional, deberá
establecer las bases de una nueva Venezuela, comenzando por acordar esa
transición política que requiere a gritos el país.
Nosotros plantearemos en el seno de esa
Asamblea Nacional Constituyente la necesidad de reconstruir el país desde la
perspectiva de la Rebelión de las Regiones. Esto es, que visto que el país
necesita producir riqueza porque ya no podemos sustentar desarrollo solo con
petróleo, es indispensable darle la autonomía política, financiera y
administrativa a las regiones para salir adelante de esta crisis. Federalizar
al país, con un Congreso a dos cámaras que controle de verdad al Poder
Ejecutivo mas allá de lo que se ha hecho hasta ahora, teniendo a un Presidente
como un coordinador, no como un Rey que se gasta nuestro dinero como si fuera
suyo.
Ese es el país al que quiero llegar, teniendo
claro cómo hacerlo. Cualquier viento que me lleve allá será favorable porque
entonces el barco donde navegamos ya sabe adónde va...
Luis Manuel Aguana
luismanuel.aguana@gmail.com
@laguana
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Amigo Luis. Estoy de acuerdo con Ud. salvo en algunas cosas, una derivada de la praxis política, y otra de larga data de naturaleza ideológica. Entiendo que los mayores beneficiarios de las constituyentes, son quienes detentan el Poder. Éstos imponen la voluntad del grupo a los demás constituyentes en detrimento del "bien común". En cuanto a qué es primero si la producción o la distribución es obvio que no se puede repartir lo inexistente. Considero, no obstante, que si abordamos el asunto de manera no secuencial ni lineal, y más como un proceso, quizás pudiéramos aproximarnos a una mejor solución. Atentamente, antonio.suels@gmail.com
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