Imbuida
de religiosidad en sus antecedentes y ejecutorias estuvo la Revolución
caraqueña de 1810. Diversos analistas de lo acontecido en Caracas en abril de
1810 señalan la importancia que la doctrina teológica escolástica tuvo sobre la
soberanía en los procesos independentistas latinoamericanos.
Así, como si la religión católica hubiese
ejercido una influencia más allá de las ideas: sobre el tiempo, el Jueves Santo
de 1810 tiene lugar la Revolución de Caracas, en la que desempeña un papel
fundamental, de manera individual, un conjunto de sacerdotes.
A las deliberaciones del Cabildo caraqueño
son llamados a participar los pronuncios de los tres principales conventos de
hombres establecidos en Caracas: agustinos, franciscanos y mercedarios, al
igual que el Padre Juan Antonio Rodríguez Queipo, Rector del Seminario
Arquidiocesano. Sin embargo, la invitación no se hizo extensiva a los
representantes del Cabildo Eclesiástico y del Arzobispado.
La influencia de la religión sobre la
concepción de la nueva República no se hace esperar, son variadas las
posiciones que se esgrimen con el fin de conciliar la fe con la ideología. Así lo reconoce, más contemporáneamente, la
Conferencia Episcopal Venezolana, que en Carta Pastoral relativa al
Bicentenario de la Declaración de Independencia afirma:
“Tanto
el 19 de abril como el 5 de julio fueron dos acontecimientos en los que brilló
la civilidad. La autoridad de la inteligencia, el diálogo, la firmeza y el
coraje no tuvieron que recurrir al poder de las armas o a la fuerza y a la
violencia.
La
sensatez en el intercambio de ideas y propuestas respetó a los disidentes y
propició el anhelo común de libertad, igualdad y fraternidad. Los padres
fundadores de la patria, herederos de una tradición cristiana que ya contaba
tres siglos en este suelo, reafirmaron esa fe con pública proclamación;
deseaban que la República de Venezuela naciera, por tanto, bajo la inspiración
de la fe en Jesucristo e imploraron la ayuda divina para la realización de ese
sueño de libertad, de unidad, de paz”.
Esta
influencia de la Religión Católica sobre el proceso emancipador que se gesta el
19 de abril se hace más manifiesta al momento de declararse la Independencia
Venezolana y de aprobarse la Constitución de 1811; recordemos que el Acta de
Independencia comienza invocando a la Divinidad: “en nombre de Dios
Todopoderoso”. Por su parte, la primera Constitución venezolana de 1811
declaraba sin tapujos:
“La
religión Católica, Apostólica, Romana, es también la del Estado, y la única, y
exclusiva de los habitantes de Venezuela. Su protección, conservación, pureza e
inviolabilidad será uno de los primeros deberes de la Representación nacional ;
que no permitirá jamás en todo el territorio de la Confederación ningún otro
culto público, ni privado, ni doctrina contraria a la de Jesu – Christo”.
Todo
ello dentro del espíritu religioso
expresado en 1810 cuando en su cívica Alocución a los habitantes de Venezuela,
la Junta Suprema de Caracas expresó tajante;
“Que
la religión santa que hemos heredado de nuestros padres sea siempre para
nosotros y para nuestros descendientes el primer objeto de nuestro aprecio y el
lazo que más eficazmente pueda acercar a nuestras voluntades”.
Enrique
Viloria Vera
viloria.enrique@gmail.com
@EViloriaV
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD, NACIONALES, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, INTERNACIONAL, ALEMANIA, ESTADOS UNIDOS, ESPAÑA, COLOMBIA, ARGENTINA,
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.