"Los expertos en kirchnerismo insisten en que la matriz de negocios es inescindible del proyecto. Yo sólo diré que la extensión del mal exhibe la enfermedad del tejido social. ... La Argentina no deja de votar a los que sabe corruptos". Oscar Muiño
Esta
semana, la Argentina sumó sus fuerzas a la tarea de reconstruir el "muro
de Berlín" con el que el "neo-zar" de una Rusia castigada por la
crisis económica y carcomida por la corrupción pretende enfrentar al Occidente
democrático, conformado por la Comunidad Europea y los Estados Unidos. Que ese
proyecto de nueva "guerra fría" atrase cuarenta años no parece
importar a quien, en el escenario interno, utiliza lentes confeccionados en
aquella época.
En
el curioso (por ser respetuoso) discurso que pronunció en Moscú, llegó a
pretender -contra toda evidencia, tal como hicieron las organizaciones
terroristas de los 70's- que Evita, de haber vivido lo suficiente, hubiera sido
una revolucionaria, o una montonera, como entonces se cantaba.
Pero
lo más notable de esta gira turístico-política de Cristina fue el enorme
parecido que, según ha trascendido, guardan los acuerdos suscriptos con
Vladimir Putin con los que firmara, hace escasos meses, con Xi Jimping en
China. En ambos casos, se trata de contratos estratégicos de enorme importancia
que, por los tiempos de maduración que requieren (centrales atómicas, plantas
de enriquecimiento de uranio, represas hidroeléctricas, etc.), sólo podrán a
comenzar a ver la luz a partir del año próximo; además, se obtuvo de las
potencias signatarias promesas de financiamiento e inversión que, en los
hechos, sólo se han concretado en pequeños adelantos, casi pocas monedas.
Y
ello a cambio de concesiones soberanas de la Argentina de tal gravedad que han
obligado al Gobierno a mantener confidenciales sus cláusulas -como ya ocurrió
con los acuerdos con el Club de París y con Repsol y con los contratos de
importación de gas, por ejemplo- por temor a la natural reacción de la
sociedad; si no fuera así, ¿qué sentido tendría tanto secreto?
Porque
Putin no es un ignorante ni un estúpido, como tampoco lo es Xi Jimping. Ambos
saben que, al menos según las leyes vigentes, Cristina deberá abandonar su
sillón el 10 de diciembre; entonces, ¿para qué arriesgar más si quienes la
reemplacen, seguramente, corregirán el rumbo en materia de relaciones
exteriores? ¿O habrá habido alguna promesa o, al menos, una manifestación de la
noble viuda referida a su permanencia en el poder?
Los
grandes empresarios rusos, la mayoría de ellos ex oficiales de la KGB que, en
la debacle de la URSS se quedaron con todas las empresas públicas y, por ende,
tienen la piel muy curtida y saben mucho de corrupción, deben haberse sentido
gratamente sorprendidos cuando oyeron a la Presidente responder que las
limitaciones que impone el cepo cambiario argentino a la remesa de utilidades
sería solucionado "caso por caso", es decir, quedarán sujetos al
arbitrio de los funcionarios. ¡Qué buen ejemplo de seguridad jurídica para
ofrecer a los inversores!
La
noble viuda parece desconocer -o no le importa- que está jugando, y con ella el
país, en tableros geopolíticos que no tiene posibilidad alguna de controlar y
que son, como se ve en los casos de Ucrania o del "Ejército
Islámico", potencialmente peligrosos. ¿Sueña, acaso, con convertirse en
una reencarnación de un Fidel Castro del siglo XXI en un mundo con el que
alucina y no entiende?
Resulta
claro ya que tanto China como Rusia pretenden tener injerencia en los asuntos
relacionados con el Atlántico Sur y con la Antártida, y competir en la zona,
como lo demuestran tanto la base científico-militar de la primera en Neuquén
como los contratos de suministro de material bélico y los comprometidos
ejercicios militares conjuntos con la segunda, pero ¿por qué la Argentina debe
encolumnarse detrás de uno de los polos de poder mundiales, tan lejano a
nuestra historia y a nuestra geografía, en lugar de mantener buenas relaciones
con todos? ¿Es tan angustiosa la necesidad de divisas como para condenar el
futuro de generaciones enteras? Tal vez sí, porque el Gobierno no sólo sigue
renovando el blanqueo sino que lo acentuará esta misma semana, con un nuevo
bono más favorable aún para los narcotraficantes y lavadores de toda laya.
El
memorandum firmado con Irán, causa de la denuncia de Nisman y de su asesinato,
también nos colocó en medio del peor conflicto bélico actual, cual es el que
mantienen los chiítas y los sunnitas en Oriente Medio, sin que se haya
explicado nunca la verdadera razón de su concreción; ello no fue óbice para que
las adocenadas y rastreras bancadas oficialistas en el Congreso lo aprobaran
inmediatamente, como también hicieron con el contrato firmado entre YPF y
Chevron cuyas cláusulas, como dije, se mantienen en absoluto secreto.
El
kirchenerismo, sumamente hábil, levantó falsas banderas desde su llegada al
poder -la renovación de la Corte Suprema, la protección de los derechos
humanos, el desendeudamiento, etc.- pero, con el tiempo, ha ido derrumbando
todos los pilares que el fundador y jefe de esa asociación ilícita había ido
construyendo en la imaginación de una sociedad distraída por efecto del consumo
y de los sedantes que los precios de la soja astronómicos le suministraron
durante varios años.
Para
lograr el cambio en la composición del alto Tribunal, no dudó en echar a
escobazos a los ministros que la formaban, un proceso convalidado rápidamente
por los que ingresaron en su reemplazo; y el Dr. Lorenzetti, tan veloz algunas
veces, respaldó inicuas y tuertas persecuciones políticas, para lo cual dio por
tierra con todos los principios fundamentales del derecho. Pero ahora la Corte,
otrora tan sumisa, viéndose en peligro ha tomado el toro por las astas y ha
comenzado a poner límites a las desmesuras de Cristina y su alter ego para la
búsqueda de una ciertamente improbable impunidad, la inefable Dra. ¡Giles!
Carbó.
Para
vestirse con el ropaje de protector de los antiguos derechos humanos entregó a
los terroristas de los 70's los elementos necesarios para que pudieran ejercer
una despiadada venganza contra quienes impidieron que aquí triunfaran las
políticas asesinas que exportaba entonces Cuba, acompañada por Rusia, Libia,
Líbano y Vietnam. Nada hace, en cambio, con los pobres e indigentes que
reclaman, en el presente y desde toda la geografía nacional, los derechos
humanos que garantiza nuestra Constitución, ese denostado librito que el
Gobierno estupra todos los días.
En
este giro copernicano que la Presidente ha realizado en materia de política
exterior también hizo trizas ese ropaje, ya que no ha dudado en asociarnos con
los países que, en el mundo de hoy, menos respetan los derechos humanos; los
ciudadanos rusos, chinos, iraníes y venezolanos pueden dar cuenta acabada de
eso. Pero, claro, no es posible exigir una mínima coherencia a quien, con tal
de cumplir sus fines personales inmediatos, ha demostrado que nunca le importa
caer en las más burdas contradicciones.
Y
para disfrazarse de "pagador serial", no dudó en endeudarse con el
finado papagayo caribeño que, mediante comisiones enormes -compartidas con sus
socios pingüinos- y con tasas de interés siderales, suministró al menos parte
de los fondos necesarios para cancelar nuestra deuda con el FMI, que nos
cobraba muchísimo menos; y tampoco titubeó a la hora de saquear todas las cajas
públicas a las que tuvo acceso, como los fondos jubilatorios. Parte de esa
careta se le cayó, otra vez, a Kiciloff esta semana, cuando debió dar marcha
atrás con el cacareado "desendeudamiento" para pedir dinero en el
exterior, pagando el doble de lo que ofrecen todos nuestros vecinos; ya lo
había hecho para pagar la indemnización a Repsol -ese pago ignorado por el
patrioterismo fácil de los argentinos- y a una tasa aún mayor.
Para
concluir, y dado que hoy se realizarán elecciones en la Ciudad Autónoma y en
Neuquén, resultará interesante descubrir cuánto hubo de pronósticos amañados en
las encuestas suministradas por las empresas del rubro hasta ahora, y pensar
cuál será el porcentaje que el kirchnerismo necesitará en la Provincia de
Buenos Aires para compensar tantas y tan graves caídas en otras. Con ello, se
le terminarán los delirios de la permanencia por interpósita persona, y a
Cristina le quedarán pocos caminos para conservar el poder; recemos para que no
los escoja.
Enrique
Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro
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