Nicolás Maduro comete un craso error de
apreciación al no valorar, en su exacta dimensión, las circunstancias en que se
produce el reciente decreto del presidente Obama relacionado con Venezuela.
Creer que es la esperada oportunidad para fortalecer su decaída popularidad,
convocando a la unidad de los venezolanos y de los latinoamericanos, es no
percibir los riesgos existentes. En mi anterior artículo resalté la
incongruencia existente entre el
encabezamiento del decreto y las sanciones impuestas a 7 funcionarios
venezolanos. Llegué a pensar que era una
formalidad legal que buscaba superar el escollo de la mayoría republicana en el
congreso estadounidense. Lamentablemente, estaba equivocado.
Señalar que
“Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a
la política exterior de los Estados Unidos” no obedece a una mera formalidad.
Deben de existir causas profundas que lo originan. No es un acto de soberbia
imperial. Esa no ha sido la conducta de Barack Obama. Además, esa medida interrumpe
y complica, aunque en menor grado, la apertura hacia Cuba.
Durante esta semana han surgido rumores y
noticias de todo tipo. El primer rumor, confirmado por noticias
internacionales, fue el escándalo financiero del Banco Privado de Andorra que
condujo a la intervención de la sucursal
en Madrid por el Banco de España. Los hechos denunciados son de suma gravedad.
Su directiva fue destituida por blanqueo de capitales de mafias organizadas, al
hacerse pública “una lista de blanqueadores de todo el mundo, en la cual
aparece un grupo de ex funcionarios del gobierno venezolano”.
Parece ser que
son tres ex viceministros, un ex jefe de Inteligencia y dos ejecutivos
venezolanos que habrían lavado fondos de PDVSA, producto de actos de
corrupción, por una cantidad cercana de
4.200 millones de dólares. El segundo rumor se refiere al tráfico de drogas.
Parece ser, que el gobierno norteamericano tiene la certeza de que por
Venezuela pasan, con complicidad de altos funcionarios del régimen chavista,
millones de kilos de cocaína con destino a los Estados Unidos y Europa,
La connotada periodista Marianela Salazar
escribió un interesante artículo esta semana titulado:”Un patio trasero con
Uranio”, según el cual sus fuentes de inteligencia le habían confirmado que el primer
ministro Benjamín Netanyahu entregó pruebas suficientes, con coordenadas y
demás detalles, obtenidas por el Mossad, la agencia de inteligencia israelí, de
la explotación de uranio por Irán en Venezuela, a un grupo de legisladores
republicanos. Esos legisladores le presentaron dichas pruebas al presidente
Obama quien decidió dictar el decreto en
cuestión. Sin lugar a dudas, esa información tiene visos de realidad: el
respaldo al proyecto nuclear iraní, realizado por Rafael Ramírez en la reunión
de la OPEP en Viena, el 31 de enero de 2006, fue terminante. Si eso fuera
cierto, ya que nos encontramos en medio de delicadas especulaciones, Venezuela
estaría desconociendo la resolución de las Naciones Unidas que prohíbe
cualquier negociación en ese campo con Irán y nos podría involucrar en una
crisis internacional de grandes proporciones.
Además, la absurda posición de Hugo Chávez de comprometer nuestra
tradicional política de neutralidad en el Medio Oriente al romper relaciones
diplomáticas con Israel es otro
indicativo importante. Nicolás Maduro y su gobierno deberían reflexionar, responsable y seriamente, sobre
lo ocurrido, dejando a un lado las exageraciones. No creo que esté planteada
una invasión de los Estados Unidos a Venezuela, ni tampoco que aspire controlar
nuestras reservas petroleras. Imaginarse que la respuesta a la posición
norteamericana pueden ser las filípicas
patrioteras, la recolección de firmas, la convocatoria de reuniones
internacionales y los intrascendentes ejercicios militares es no valorar con
sensatez la gravedad de los hechos. Temo que Estados Unidos aproveche la
reunión de la OEA en Panamá para presentar pruebas comprometedoras contra
Venezuela. Si así ocurriera, el único
camino posible es realizar una detallada investigación de los hechos que se señalen con la finalidad de
aplicar las medidas correctivas y dar
las respuestas adecuadas. Transformarse en un Estado forajido es sumamente peligroso.
La Guerra Fría terminó hace mucho tiempo…
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich.
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