A
propósito del caso “El Carabobeño”; todo gobierno totalitario necesita que se
piense y se diga un solo pensamiento sobre política, sociedad y economía; sólo
admite una única visión para el país y sus ciudadanos y así procura, por todos
los medios, apropiarse de la prensa, de allí la negativa a la distribución de
papel periódico a los diarios no sumisos.
La
nefasta Ley Habilitante recién aprobada por el vergonzosamente sumiso
parlamento, se ocupará de acabar con la libertad de expresión, pero sucede que
el país no soporta la proliferación de adefesios jurídicos mal llamados leyes,
dictados para complacer los caprichos presidenciales, leyes dictadas unas y
modificadas otras, sin consenso, sin discusión, sin fundamento filosófico, sólo
para satisfacer requerimientos inmediatos o para justificar hechos delictivos
cumplidos o, peor aún, para mayor represión de la sociedad lo que nos lleva por
el barranco de la censura y la opresión. La sociedad civil ejerce un rol de
servicio público ineludible, porque la libertad de expresión, en todas sus
modalidades, no es sólo un tema o una función del periodismo, es un derecho de
toda la sociedad y ésta tiene la obligación de defender sus principios básicos
frente a la vulneración sistemática de sus derechos fundamentales.
Ese
cuerpo “legal” que se nos pretende imponer dentro de la intolerancia política
es tremendamente preocupante para la lucha por la democracia y el estado de
derecho que libra la sociedad disidente, se criminalizará la opinión, se
satanizará el arte, se enervaran los derechos constitucionales a la
participación política, el porqué del terrorismo legislativo lo encontramos en
la pérdida de legitimidad del presidente para gobernar, su ejercicio está
deslegitimado por cuanto el pueblo en ejercicio de su soberanía así lo ha
decidido en razón de la reiterada oposición, el odio social, el desprecio a los
derechos individuales, la exaltación de la violencia, rechazo a toda
posibilidad de convivencia con la oposición y aniquilamiento de la disidencia,
creencia de poseer la verdad absoluta y dictarla en cada ocasión,
adoctrinamiento de la niñez y juventud “sobre ideas nocivas y filosofías
gastadas”, por ello nos tratan de llevar al barranco de la censura
periodística.
El oficialismo hace uso de la censura, oculta o descarada, en nuestro país, hasta ahora, se nos presenta una censura oculta por no tener sustrato legal, se arenga a la violencia contra los medios en forma desconsiderada y abusiva y se le niega papel a los diarios o no se otorgan las concesiones audiovisuales.
Por otra parte, la noticia falsa
ha sido utilizada por todas las perversas mentes fascistas como medio de
persuasión, en algunos casos, y en otros, como medio de provocación, así actúa
el gobierno; mientras más grosera es la falsedad y la descalificación mayor es
su efecto, destructivo. La mentira descalificatoria y la voz de mando ante los
medios, el predominio de la imagen frente a la explicación, de lo sensiblemente
brutal a lo irracional, la exaltación de las zonas más oscuras del inconsciente
colectivo y la invasión mediática a los hogares, es terrorismo mediático.
El gobierno es un prisionero de sus propios mitos y mentiras, por ello es una larga pesadilla. Carabobo democrática está al lado de “El Carabobeño”. “No temo a la represión del gobierno sino al silencio de los ciudadanos.”
Fernando
Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin
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