La mayoría de los socialistas que conozco se quedan en la
parte “bonita” de la ideología, esa que le robaron al cristianismo y que habla
de la solidaridad, de la justicia, de la igualdad y del amor entre hermanos.
Se trata de personas básicamente buenas, con sensibilidad
social, no me siento muy diferente a ellos, creen en el trabajo, algunos son
empresarios exitosos, tienen buenas familias y un patrimonio que han obtenido
por el esfuerzo honesto, les preocupa la inseguridad, la inflación, los
retardos para conseguir los dólares por parte del gobierno, algunos tienen
hijos viviendo y estudiando en el imperio.
Muchos de estos socialistas son chavistas porque se saben
parte de un grupo ganador, que conforman (según ellos) una “mayoría política” y
sienten que están mandando; combinando el socialismo y el chavismo estos
venezolanos creen que una bota militar y una agenda social puede imponer las
soluciones necesarias a los males del país.
Lo que el 90% de los socialistas y chavistas ignoran (a veces haciéndose los locos) es que la ideología que comparten es, en primer lugar, perversa, ya que para lograr sus objetivos políticos se montan sobre el tema de la miseria humana y trafican con ella como si fuera moneda de cambio, y que a mayor poder político acumulado, mayor se hace la intolerancia hacia la democracia.
El socialismo pesca en el mar de las necesidades
insatisfechas de los débiles y menesterosos, se alimenta de la esperanza de los
sectores más vulnerables de la sociedad, de los que no pueden hacerse cargo de
sus propias vidas, para ellos: promesas de un mundo mejor, discursos para
cuando los pobres sean dueños del poder, con estos ofrecimientos los
socialistas no sólo desean alcanzar el éxito electoral, sino cambiar al hombre
destruyendo su individualidad y haciéndolo un colectivo, un hombre masa, y una
vez logrado esto, mantenerse en el poder a fuerza de más promesas y
falsificaciones de la realidad.
¿Por qué necesitarían falsificar la realidad? Porque un estado manejado por ignorantes, oportunistas, militares, analfabetas, buhoneros y extranjeros solo tiene un resultado posible: el fracaso, el caos, la corrupción y la violencia, y una vez que tienes a la sociedad en crisis necesitas negarla, buscar un culpable que no sea el socialismo, esquivar toda responsabilidad personal, para ello entonces se crean guerras económicas y una oposición golpista.
Uno de los aspectos más notorios y necrófilos de crear
una realidad aparte, es el abuso de la imagen, discursos y entrevistas del
difunto Hugo Chávez, a quien desean convertir en pararayos de todos los
problemas, transmitiendo por los medios de comunicación sus alocuciones
grabadas en vida, como si quisieran convencer a la gente que el hombre no está
muerto y que todavía acompaña a esta estrambótica revolución.
Los socialistas viven de sueños rotos, de las desgracias
ajenas, de las desigualdades o de lo que es lo mismo, de las asimetrías… y
cuando digo viven de, entiéndase, las necesitan, se nutren de ellas y lo peor
que pudiera pasarle a un sistema socialista, es que esas desigualdades
desaparecieran.
Jamás le crean a un socialista si les dice que van a
solucionar o disminuir el problema de la pobreza, si lo hicieren no tendrían
razón para vivir, sería como ese hombre cuyo negocio es vender pipetas de
aguas, de puerta en puerta y de pronto le construyen un acueducto al barrio, se
arruina porque su negocio desaparece.
Los socialistas y sus gobiernos lo que hacen es provocar
más miseria e inseguridad, arruinan las economías, persiguen a quienes
producen, les roban sus propiedades y obligan a la población a depender del
Estado, a vivir de los discursos de sus políticos que lo que hacen es seguir
prometiendo un mundo mejor, y pasan los años y el paraíso no llega.
El socialismo no puede hacer el cálculo económico porque
no tiene sistemas de precios reales, no sabe cuánto cuestan las cosas porque ha
sustituido al consumidor y al mercado libre por su sola voluntad, la demanda y
la oferta no se equilibran porque el estado interviene imponiendo precios y
cuotas irreales, regula salarios, tarifas, ganancias, precios de materias
primas, transporte, etc. Bajo esta
visión de la economía es imposible producir, competir y menos aún, prosperar.
Mientras tanto, esos políticos socialistas viven a cuerpo
de rey, con privilegios, grandes sueldos, rodeados de lujo, de guardaespaldas, mientras
le exigen sacrificios al pueblo que espera pacientemente a que un día les toque
la oportunidad a ellos.
Pero además de perverso, el socialismo es inhumano,
porque pretende hacer del hombre algo que no es, la función de los gobiernos
socialistas es quitarle la cualidad de personas a la gente, suplantar al
individuo por la colectividad, al yo por el nosotros, a la familia por la
comuna.
El egoísmo, esa cualidad que según muchos biólogos y
expertos en el comportamiento humano, es lo que le proporciona al ser humano
capacidad de sobrevivencia, de triunfo sobre las adversidades, el egoísmo es lo
que hace que cada persona sea diferente, con una personalidad distinta, con
motivaciones e intereses propios, eso es lo que los socialistas quieren acabar,
y para ello atacan a la propiedad privada, a la intimidad de las personas, a su
necesidad por estar informado.
El Estado es convertido por los socialistas, no en una creación cultural del hombre para servir a la sociedad, para darse un gobierno cuyo objetivo sea el interés general, sino en un Dios que amerita pleitesía y adoración por parte de los ciudadanos, se trata de un horrible constructo que por medio del terror y la dádiva, exige ser servido.
El Estado socialista debe ser visto como un monstruo
devorador de almas, con una burocracia insensible y déspota que se encarga de
administrar la miseria, que todos permanezcamos en estado de dependencia y que
nada podamos hacer sin antes tramitar permisos, pagar extorciones y suministrar
información.
Los socialistas pretenden suplantar la iniciativa
individual por las necesidades grupales, para ello igualan a todo el mundo con
el más ignorante, desposeído e inútil de la sociedad, desconociendo méritos,
habilidades, esfuerzo y talento, de allí a que cualquiera pueda pretender ser
médico, canciller, comunicador social, banquero, general o presidente, por esto
es que tenemos como presentadores de televisión en el canal del estado, a todos
esos idiotas morales cuyo única tarea es justificar la violencia, el terror y
la muerte.
Por eso es que las sociedades socialistas se derrumban en
medio de un baño de sangre y de terribles hambrunas, se convierte en un estado
policial donde todo ciudadano es sospechoso de traición, cuando la ignorancia y
la superstición se hacen de un país, nada importa sino el contento del líder y
la felicidad irracional de la turba que lo apoya, la clave del socialismo es convertirse
en un estado interventor, fuerte y autoritario, todo lo contrario a lo que
espera una sociedad democrática y libre.
Manipulando los peores y más bajos sentimientos del
hombre como son la envidia y el resentimiento, los socialistas venden su
ideología tras la siniestra fachada de “Justicia Social” que nada significa
sino promesas vacías, y que se traduce en su más embrutecedor canto: Patria,
socialismo o muerte.
Por su misma condición revolucionaria y anti
imperialista, se convierte en una amenaza internacional, tratando de desestabilizar
otros gobiernos que no le son afines, interviniendo en sus asuntos internos de
manera ilegal, buscando confrontaciones con vecinos, apoyando la subversión, el
narcotráfico y el terrorismo.
Los objetivos estratégicos del estado socialista bolivariano
es lograr, por medio del chantaje y el financiamiento ilegal, el control del
mayor número de organismos regionales multilaterales en Latinoamérica, con el
fin de proteger y defender su política de violación sistemática de derechos
humanos y desmantelamiento de la democracia tan necesario para sus fines.
El modelo socialista ha fracasado una vez más, lo que
estamos viviendo ya ha sucedido en otros países y en otros tiempos, el chavismo
lo que ha hecho es “tropicalizarlo”, hacerlo más cruel e ineficiente, esto lo
logra por medio de procesos constituyentes, la implantación de leyes
habilitantes, creación de estados de excepción y un intervencionismo de la sociedad
civil.
Por último, no hay socialismo inocente, o inofensivo, todos los socialismos (mixtos, humanistas, tercera vía, progresistas, etc.) tienen en su ADN la semilla del totalitarismo, y que se manifiesta en la necesidad de un estado fuerte, centralista y militarista para lograr sus propósitos de justicia social. –
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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