La
Ministra de Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, reprochó las declaraciones
de su homólogo español, José Manuel García-Margallo, quien afirmó que su país
defendería a las empresas españolas que operan en Venezuela ante las amenazas
del gobierno de Nicolás Maduro. Para ello la iniciada canciller echó mano de lo
más excelso de su sagacidad y buen uso del lenguaje diplomático: "El
Canciller García-Margallo olvidó que ya los espejitos no son transables en esta
tierra de Libertad".
Esa
refutación “diplomática”, por demás descontextualizada, encierra en sí misma
una humillación al atavismo indígena al suponer que nuestros nativos no
distinguían el valor de sus riquezas respecto a los espejos. ¡No, señora
Rodríguez!; los aborígenes de entonces, como todo grupo asociado, disponían de
valores propios de toda estructura social reglada. ¿Primitiva o no?; es otro
asunto. Pero no eran idiotas para transar sus tesoros por espejitos.
La
Ministro pretende simplificar asuntos de Estado vitales apelando a parábolas
fútiles. ¿Sabrá hacerlo de otra manera? Es cierto que el orden colonial estaba
supeditado a intereses económicos de la Corona española; pero también es que en
Venezuela se instauró una estupenda morfología urbana que nos trae la
modernidad. La tribu es suplida por la ciudad. Los paravientos por viviendas.
Se fundan pueblos: Santa María de Manapire, Nueva Barcelona, Caigua, Uchire,
Clarines, Pozuelos, El Pao, Cojedes, Acarigua, Duaca, entre otros.
Los
Franciscanos implantan la cría de ganado y prácticas agrícolas para entonces
desconocidas. Lo propio hacen los jesuitas en Los Andes, los llanos y la
Orinoquia. Los misioneros fundan en la ruta hacia Barlovento y los llanos los
pueblos de El Pao, Tinaco, Cojedes, San Francisco de Tiznados, Camatagua. Hacia
el occidente, Acarigua, Yaritagua, Duaca, San Miguel, Siquisire. En los llanos:
Calabozo, Sta María de Ipire, El Baul, La Unión, Maturín. Los Capuchinos
instituyen la cría de ganado y caballos mientras promueven actividades
artesanales como telares para hacer lienzos, curtiembres, etc.
La
compañía Guipuzcoana, fundada en 1728, a pesar de los juicios severos que de
ella se han hecho, promueve durante su vigencia (50 años) una intensa actividad
económica basada en la importación de productos europeos y exportación del
cacao. La sede principal estaba en Caracas con edificaciones e instalaciones en
La Guaira, Puerto Cabello, San Felipe y Maracaibo. Sus obras civiles eran las
más destacadas de la época colonial; razón por la cual La Corona erigió
fortificaciones defensivas en las costas más importantes del país.
Ello
tuvo efectos colaterales para el desarrollo. La región de Puerto Cabello,
integrada por chozas endebles, se moderniza convirtiéndose en una de la más
prósperas e importantes de la época. Igual sucede con Maracaibo, La guaira, La
asunción, Pampatar y Guayana en la faja de confluencia del Caroní y Orinoco.
En
tanto la capitalidad se afianza en Caracas (1786) con la creación de La Real
Audiencia. La Diócesis asciende a Arquidiócesis. La mayoría de las quebradas
son vadeadas. Al este y oeste de la ciudad se extienden plantaciones de caña de
azúcar y cafetos. Caracas se comunica con La Guaira a través de una vía
empedrada (Camino de los Españoles). La Iglesia amplía el ámbito cultural. El
vigésimo tercer obispo de Venezuela, Diego Antonio Diez, crea las nomenclaturas
de las calles basándose en nombres del nuevo testamento. La cita de obras
coloniales de relevancia llenaría enciclopedias completas.
¡No, Canciller Rodríguez!, la analogía de espejitos por oro no encaja en estas circunstancias; pero sí aplica para el mercadeo dócil de su gobierno revolucionario que transa papel higiénico de Trinidad y Tobago por “oro negro” y asfalto. Cachivaches de China por petróleo a precio preferencial y pago en “cómodas cuotas”. Café nicaragüense de baja calidad por hidrocarburos. Pócimas y servicios médicos cubanos de dudosa efectividad por divisas petroleras. No se concibe pues el arrebato del gobierno, en boca de su canciller, por la legítima reacción del Embajador español ante las presiones y amenazas del gobierno venezolano. ¿Espejitos por oro? ¡Por Dios!
Miguel
Bahachille M.
miguelbmer@gmail.com
@MiguelBM29
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