La
responsabilidad que tiene Nicolás Maduro, ante los dolorosos hechos de
violencia ocurridos en Venezuela durante
estos últimos días, es indiscutible.
No son sólo los innumerables
errores políticos y económicos que han caracterizado su gobierno, sino una
permanente tendencia a responder mediante la represión armada a cualquier
manifestación ciudadana que critique su errada gestión de gobierno. La
equivocada visión que el chavismo impuso a la lucha política, al convertir al
adversario en enemigo, conduce obligatoriamente
a la violencia.
Es imposible negar el creciente desgaste que ha venido
sufriendo la imagen de Nicolás Maduro y su régimen. Esta realidad es de tal
gravedad que exige un inmediato cambio político, el cual debe orientarse a
través de alguna de las distintas alternativas establecidas en nuestra
Constitución Nacional. Una de esas alternativas, es la elección de una nueva
Asamblea Nacional este año, la cual debería reflejar la real situación política
de nuestra sociedad.
Estoy
convencido, que Nicolás Maduro, asesorado por el gobierno cubano, ha
implementado un conjunto de acciones que buscan desmoralizar la creciente
oposición a su gobierno con el objeto de evitar una presencia masiva de
votantes en las elecciones parlamentarias. Su temor está a la vista. Percibe el
riesgo que existe para la estabilidad de su gobierno si los venezolanos salen a
votar masivamente.
Comprende, que le sería imposible influir en los resultados.
La maniobra para lograr su objetivo la inició hace varios meses, al ratificar
parte de la directiva del Consejo Nacional Electoral con la finalidad de
debilitar aún más la credibilidad en el voto popular. No fue suficiente. El
resultado de las últimas encuestas así lo demuestran. Ante esta realidad,
decidió utilizar la represión contra algunos dirigentes de la oposición: María
Corina Machado, Antonio Ledezma y Leopoldo
López; para continuar posteriormente contra Julio Borges y Henrique
Capriles
La
maniobra tuvo por objetivo tratar de destruir el liderazgo opositor. Se
denunció un supuesto intento de golpe de Estado y de magnicidio. Antes de
hacerlo, tuvo que valorar la poca credibilidad
que tendría esa denuncia. A alguno de sus asesores, de muy limitadas
luces, se le ocurrió sugerir la detención de siete oficiales subalternos de la
Aviación militar, sin que haya podido presentar una sola prueba de su
participación en la supuesta insurrección militar. Para colmo, inventaron el
cuento del Tucano. El ridículo fue absoluto. De todas maneras, se mantuvo el
objetivo de la maniobra. Se ordenó el secuestro contra Antonio Ledezma y se mantiene la amenaza contra María Corina
Machado. Lo curioso fue la acusación contra
Julio Borges y Henrique Capriles.
Sólo encuentro una explicación: están
sorprendidos por el fortalecimiento popular de Primero Justicia. Han valorado
lo que eso significa como factor dominante en un seguro triunfo de la oposición en las elecciones
parlamentarias.
De
todas maneras, el reto de la oposición democrática es inmenso. Los venezolanos
perciben que en su seno, como es natural, existen distintas maneras de pensar.
Hay un sector, representado principalmente por Primero Justicia, Un Nuevo
Tiempo, Acción Democrática y Copei, que
considera que el cambio político debe ocurrir como consecuencia del triunfo de
la oposición en las elecciones parlamentarias. Hay otro sector liderado por
Voluntad Popular, Alianza Bravo Pueblo y Vente Venezuela, que reconociendo la
importancia de la vía electoral, cree en la necesidad de impulsar un cambio político de forma más
perentoria. Los dos grupos coinciden en que ese cambio político debe ser
constitucional y democrático. También reconocen la importancia de las
elecciones parlamentarias. Esta realidad indica que las posiciones no son
antagónicas
De allí mi optimismo. Estoy
convencido, que la oposición democrática se unificará plenamente ante la
cercanía de las elecciones. Eso sí, hay que respaldar plenamente a los presos
políticos y decirle no a las maniobras de Nicolás Maduro. Así mismo, en la
estrategia de la oposición debe mantenerse la vigencia del tema económico y
social
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich.
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