Sentir que se puede expresar libremente la
opinión, que se puede con el voto y con la voz, influir en los asuntos públicos
que nos afecten directa o indirectamente, sin temor a represalias por parte de
los que tienen en sus manos el poder del Estado, pasa por limitar de una manera
categórica los poderes de la clase política gobernante, para que no puedan
tomar represalias contra opiniones y decisiones que no compartan. Para ello es
necesario tener una constitución y leyes que empoderen a los ciudadanos y
castiguen con severidad cualquier pretensión, desde las alturas del poder, de
limitar las libertades individuales, ya sea expropiando, confiscando o
limitando el uso y disfrute de sus bienes, o la posibilidad de eliminar o
limitar algún otro derecho.
Lograr ese sueño es la gran revolución que
necesitamos, la revolución de la libertad y la participación popular,
democrática, directa y secreta, a través principalmente del voto, en todas las
instancias de poder posible –elecciones de los Fiscales del Ministerio Público
y Contralores nacionales, regionales y locales; jefes de policías municipales y
regionales; gobernadores, alcaldes, etc.---. Y para ello es necesario
democratizar los partidos políticos, institucionalizando las elecciones
primarias, para que los parlamentarios y demás funcionarios públicos, libres de
disciplinas partidistas, respondan a la
voluntad popular y no a los intereses de las cúpulas, como en las grandes
democracias del mundo. Nuestros partidos
políticos deben dejar de ser sectas,
bandas organizadas para aprovecharse de la cosa pública, y la política,” la más
excelsa de todos los oficios”, deje de ser percibida por nuestros
conciudadanos, como “oficio de pillos y truhanes”
Los venezolanos hemos sido testigos durante
toda nuestra historia, de todas las perversiones que el autoritarismo, el
estatismo y el socialismo permiten. No
solo es el desastre en que convierten la mayoría de las empresas en manos del
gobierno, sino que además, manipulan a los obreros y empleados, coaccionándolos
para que participen en sus actividades partidistas; y favorecen, en las
relaciones comerciales de las mismas, a los amigos del partido. Debemos ir
hacia formas de gobierno de poderes limitados, reduciéndoles prerrogativas,
como a tener o encadenar medios de comunicación, entre otras cosas.
Necesitamos también garantizar los derechos
económicos ciudadanos, mediante un
sistema libertades empresa y libre competencia: mediante el capitalismo –que es
el único modelo capaz financiar programas sociales dignos y abundantes--
Privatizando las empresas en manos del gobierno y acabando con el
proteccionismo a empresarios ineficientes. Libertad, participación y
capitalismo, para Venezuela.
Raul Zapata
raulzapataa@hotmail.com
@RaulzapataA
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