PILAR RAHOLA |
Mustafa Setmariam Nasar
Su adoctrinamiento se produce en casa, en cualquier rincón de
París, Londres, Barcelona...
Nada está aislado en este fenómeno ideológico que nos ha declarado
la guerra global. A pesar de que se habla de “lobos solitarios”, sería un error
considerar la tragedia de París como un hecho individual. Y para ayudar a
desmentirlo, aporto algunos datos para entender la bien trabada telaraña
yihadista.
De entrada, la biografía de los hermanos Kouachi, cuya derivada
radical nos ofrece un dato básico: su radicalización se produjo en Francia. Fue
el predicador Farid Benyetton, jefe de una célula parisina de reclutamiento de
Al Qaeda, quien convirtió a Chérif Kouachi, repartidor de pizzas y amante del
rap, en yihadista. Del gimnasio a entrenador deportivo, y de ahí a aprender a
usar un kaláshnikov. Su hermano Said siguió sus pasos y acabó entrenándose en
campos de Al Qaeda en Yemen. El carnet que se olvidaron en el Citroën, después
de la matanza, era suyo. Si comparamos estas biografías con las de otros
yihadistas con pasaporte europeo que han asesinado por doquier, el patrón es el
mismo: su adoctrinamiento se produce en casa, en cualquier rincón de un barrio
de París, de Londres, de Barcelona… Y sus adoctrinadores siempre mueven mucho
dinero. Recordemos al argelino Belgacem Bellil, vecino de Vilanova, reclutado
para convertirse en suicida. Mató a 19 soldados italianos y a nueve iraquíes en
Nasiriya.
Como ellos, la práctica totalidad de yihadistas, lo cual nos recuerda
algo fundamental: el huevo de la serpiente anida en el interior de nuestra
casa. Y para poder garantizar la democracia, debemos trabajar en la doble
dirección: defender el derecho al culto, y, a la vez, luchar con dureza contra
los ideólogos radicales que secuestran el cerebro de los jóvenes y los
convierten en máquinas de matar. Sí a la religión musulmana; no a los
predicadores del islamofascismo, por usar el término que acuñó Glucksmann.
Y, ¿de qué fuentes beben los predicadores? La respuesta es conocida.
En el caso de París el “intelectual” que diseñó la estrategia de
lo que llama “resistencia sin líderes” es el autor yihadista más leído en el
mundo, el sirio con pasaporte español Mustafa Setmariam Nasar, conocido como
Abu Musab al-Suri. Su biografía transcurre por el mapa de los atentados más
famosos, y su libro de 1.600 páginas, The global islamic resistance call, da
detalles de “la nueva guerra”, que pasaría por acciones individuales, sin
conexión con nadie, para crear el terror en Occidente, destruir la seguridad
ciudadana y erosionar a la democracia. Lo considera “la nueva yihad”, y llama a
todos los yihadistas a actuar en solitario. Es lo que ha pasado en París y hace
poco en Sydney. Esa es la cuestión, que detrás de la matanza de París hay ideología,
dinero, viajes, libros, logística y una fuerte organización que dirige la idea,
con la esperanza de que alguien la ejecute en cualquier lugar del mundo.
¿Lobos solitarios? Muy al contrario: una gran manada.
Pilar Rahola
@RaholaOficial
La Vanguardia. Barcelona.
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Considero que es un uy buen análisis y merece publicación más amplia para que muchos se enteren de lo que está sucediendo.
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