FERNANDO FACCHIN B |
Estamos
en la ruta electoral para las elecciones parlamentarias. Se habla de “baremo”,
“primarias”, “consenso”, etc., se dice y dice de la necesidad de ganar el mayor
número de diputados, se habla de cantidad, más no de calidad.
Esta
es una oportunidad de oro para que la sociedad realice un acto de evaluación
sobre la necesidad que tiene en estos momentos el país de contar con diputados
de calidad parlamentaria y no “levanta manos”. Debido a la dinámica política y
social del país es urgente valorar las
condiciones que cada persona que cara persona que aspire a ser candidato, se
someta al escrutinio público y que la sociedad valore sus condiciones
particulares, eso que llaman “perfil” para estimar si llena o no los requisitos
de candidato.
La
CRBV en sus artículos del 186 al 224 nos habla del “Poder Legislativo” y
establece las pautas del ejercicio parlamentario, de allí se infiere que el
liderazgo parlamentario no es sencillo, debe ir de la mano del conocimiento
político parlamentario, analista de leyes a discutirse y aprobarse, con
sensibilidad social, carisma de líder, en fin, los candidatos a parlamentarios deberán poseer una visión
política clara y honesta, el paradigma de la acción parlamentaria está en la
obligación de dar de sí sin esperar retribución más allá de su salario legal,
debe tener arraigo popular, una excelente imagen moral, todo ello debidamente
comprobado y con suficiente capacidad negociadora para sumar hasta a sus
enemigos.
Es
materia común referirse al parlamento como la tribuna política por excelencia y
como el órgano constitucional que ostenta la máxima representación popular,
como generador de leyes, contralor y fiscalizador del estado, pero en los
últimos 16 años nada de eso se ha cumplido, el parlamento ha sido un fracaso
legislativo, contralor, fiscalizador y han sido la perversión de la
representación de la voluntad popular y de la dialéctica entre mayorías y
minorías, una verdadera decadencia del poder legislativo.
Los
candidatos a optar al parlamento debe ser un líder con capacidad para lograr
que las ideas, los pensamientos y los sentimientos de su equipo de trabajo se
conviertan en realidad, en acción de bienestar para la colectividad, por tal
razón debe saber persuadir, motivar, escuchar con detenimiento y aprender de la
gente que le rodea, con habilidad suficiente de poner sus ideas en acción,
mediante la delegación de funciones y el trabajo en equipo, con visión de
futuro y no de inmediatez, autenticidad,
facilidad para el diálogo.
Definitivamente,
para ser parlamentario en estos momentos de crisis se requiere ser más capaz que
popular, hay que tener cuidado con los llamados “quemados” en la política
regional.
La
reflexión sobre la importancia del
Parlamento Venezolano gira en torno a su rol o función social, política
y ética siendo importante preguntarnos ¿es que
acaso no nos hemos dado cuenta esta institución está en crisis desde
hace 16 años?
Quienes
llenen las expectativas de la sociedad serán los candidatos a diputados, los
demás se quedaran, “persiguiendo al viento y abrazando las sombras”.
Fernando
Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin
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