DOUGLAS JÁTEM VILLA |
Los
opositores al gobierno chavocastrista significamos diversas posiciones. Sin
pretender ser dueños de la verdad, se las respeta, aun las que no se compartan,
pero no algunas que parecen buscar intereses particulares.
Sin
abjurar de la democracia, se considera una equivocación grave esperar que el
juego electoral sea la vía para recuperar la democracia en Venezuela. Sin
embargo, admitiendo una improbable elección parlamentaria, no se admite que
pudiera haber candidatos no elegidos mediante primarias.
Ya
el régimen ha demostrado absolutamente su irreversible naturaleza
antidemocrática. Una última demostración ha sido la reciente elección
atrabiliaria y arbitraria de integrantes de poderes públicos. No es necesario
medir el grado de dictadura o régimen similar que comporta.
En
Venezuela es contundente el rechazo al gobierno por parte del pueblo, pero éste
se mantiene usufructuando olímpicamente y en forma ilegítima el poder. No se
puede creer que el régimen vaya a reconocer alguna derrota electoral, aún en el
caso en que hasta un 80% del electorado lo rechace.
Se
añade el caso extremo de que el gobierno continuaría su ejercicio ilegítimo
aunque fuera derrotado en el campo de la Asamblea Nacional. Se cree que debido
a la posición electoralista equivocada que ha adoptado, la MUD perdió respaldo
y dejó de ser la representación de la oposición unida para pasar a ser una de
las diversas posiciones de oposición. Quizás debería rectificar para
recuperarse. Se pueden plantear tres hechos que muestran opciones democráticas
distintas a la electoral, como son, en primer lugar, la teoría política que
establece como parte del juego democrático, la lucha pacífica en la calle, algo
que incluso se considera ordenado por el artículo 350 de nuestra Constitución.
En
segundo lugar, se tiene a la historia como demostración muy realista de
soluciones distintas, como son los numerosos casos en los cuales gobiernos
antidemocráticos han sido desalojados, al menos en grado significativo, por la
lucha popular. La historia de la Venezuela de 1958, de las luchas liderizadas
por Gandhi y Mandela, e incluso por Martin Luther King, aun dentro de otro
contexto, constituyen hechos claramente demostrativos al respecto.
En
tercer lugar, se puede citar al factor tiempo, dado lo muy difícil que es que
el gobierno actual se pueda sostener hasta el momento en que se realicen las
posibles elecciones parlamentarias, y mucho más, que pueda concluir el actual
período constitucional.
Los
venezolanos opositores constituimos una gran mayoría sin la fuerza requerida
para generar un cambio democrático de gobierno. En estas condiciones, debemos
extremar la construcción de esa fuerza que se necesita y que la gran mayoría
posibilita, recordando la valiente y responsable lucha estudiantil, y evitar
contribuir a darle un clima de democracia a un gobierno que se derrumba en su
propia incapacidad.
Douglas Jatem Villa
djatem@gmail.com
@djatemv
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