ADOLFO TAYLHARDAT |
El
actual dispendioso periplo del ilegítimo ha resultado ser una gira mendicante
(este calificativo lo tomo prestado del último artículo de Marta Colomina
porque lo considero muy apropiado).
Mientras
el país sigue hundiéndose en la peor crisis económica de su historia, el
usurpador de la silla de Miraflores se dedica a viajar para implorar la
generosidad de países amigos que han perdido totalmente la confianza en un
gobernante que mantiene a su país al borde de la quiebra.
Nadie
cree su cantaleta de que la situación venezolana sea resultado de un plan
maléfico del “imperio” que ha forzado la caída vertiginosa del precio del
petróleo para arruinar a los países productores. Mucho menos le otorgan
credibilidad a su insistencia de que la crisis económica sea resultado de una
guerra económica que libra la disidencia (los locos, los pelucones en su
vocabulario) en connivencia con el imperio para torpedear su régimen y hacer
fracasar la pseudo revolución chavista cada día más desprestigiada.
Este
viaje, que no recuerdo haya sido autorizado por la Asamblea Nacional (para lo
que le importa a él eso) es quizás el más exorbitante e inmoderado que haya hecho
presidente alguno. Se llevó con él medio gabinete ejecutivo y toda su familia
(hijos, yernos, nietos). ¿Qué papel jugaba el ministro de la Defensa en ese
peregrinaje? ¿Se lo llevó porque no confía en él y prefería tenerlo a la vista
por cualquier contingencia? Es sabido que en estas últimas semanas han corrido
muchas “bolas”.
Pero
es también es el viaje el más inútil que ha hecho un gobernante venezolano.
Uno
de sus objetivos era tratar de lograr lo que no pudo hacer Rafael Ramírez, para
ese momento canciller, pero con un bagaje de experiencia en el campo del
negocio petrolero. Ese fracaso le costó a Ramírez el cargo de ministro de
relaciones exteriores y su degradación al rango de embajador. No es que yo
piense que ser embajador ante las Naciones Unidas constituya un castigo. Esa
fue una de mis metas en mi carrera diplomática y tuve la fortuna de alcanzarla.
Lo que pasa es que la carrera política de Ramírez ha sido claramente
descendente. De zar del petróleo venezolano (vicepresidente de la economía,
ministro de Energía y simultáneamente presidente de Pdvsa, fue degradado a
canciller y luego a representante en la ONU).
El
periplo del ilegítimo que lo llevó a Rusia, China, Irán, Arabia Saudita,
Argelia y algún otro sitio que se le ocurra de pronto, tena fundamentalmente
dos finalidades.
La
primera, tratar de conseguir que Rusia y China le proporcionaran dinero para
tapar el hueco, o mejor, el cráter que experimenta la economía como resultado
de la baja del precio del petróleo, que ha dejado al país prácticamente sin
ingresos de divisas, con unas reservas internacionales en el nivel
históricamente más bajo y con una deuda externa prácticamente impagable. Ante esa
situación Rusia simplemente no se dio por entendida ya que ese país atraviesa
una crisis casi tan grave como Venezuela. China por su parte para no perder uno
de sus principales proveedores de petróleo en condiciones preferenciales, evitó
darle una repuesta negativa rotunda al ilegítimo. Le respondió que está
dispuesta a financiar una serie de proyectos pero con la contrapartida de que,
como garantía, entre otras cosas, le entreguen toda la producción de las
industrias básicas del complejo de la Corporación de Guayana: bauxita,
aluminio, hierro, oro, diamantes y además le entreguen el control y la
administración de la CVG. Esto último porque están al corriente del nivel de
corrupción que prevalece en la administración de ese ente
En
pocas palabras, el ilegítimo tuvo que salir de China “con el rabo entre las
piernas”, sin los dólares ni les euros que aspiraba recibir para tratar de
evitar la paliza que recibirá en las elecciones parlamentarias.
El
otro objetivo del viaje fue promover dentro de la OPEP un movimiento para hacer
que disminuya la producción de petróleo y aumente el precio internacional de
ese producto.
En
Irán, como era de esperar sus gobernantes se identificaron con el ilegítimo en
su empeño por tratar de forzar una disminución de la producción OPEP de
petróleo. Sin embargo pareciera que sus conversaciones con los iraníes le
convencieron de que esa es una misión imposible. Además Irán es un país que ha
sufrido la adversidad de no poder exportar libremente su petróleo y ha tenido
que recurrir a otras alternativas para mantener e impulsar su desarrollo. A eso
seguramente se deben las declaraciones que el ilegítimo dio a la prensa en
Teherán en el sentido de que la situación resultante de la caída del precio del
petróleo constituye un reto que obliga a dejar de depender de ese producto y a
desarrollar otras áreas de la producción industrial. Habló de que se trata de
una lección que hay que asimilar y obliga a buscar alternativas para remplazar
el rentismo petrolero.
Esa
letanía La venimos escuchando desde hace muchos años y no creo que sea
precisamente el ilegítimo quien implantará un modelo económico diferente., no
dependiente de la renta petrolera. Mucho menos en este momento en que el
régimen necesita urgentemente divisas para aplacar el impacto de la crisis y el
desabastecimiento sobre las perspectiva electorales parlamentarias.
En
otras áreas el resultado de la visita a Irán fue la recapitulación de proyectos
e iniciativas que ya habían sido acordadas como parte de la “alianza
estratégica” concertada entre Chávez y Ahmadinejad muchos de ellos fracasados
como la fábrica Irán-Ven de automóviles. Incluso anunció la reapertura de la
ruta aérea Caracas-Teherán que había sido abandonada por improductiva.
En
Arabia Saudita, como era de esperar, mandaron de paseo al ilegítimo porque a
ese país le interesa mantener deprimido el precio del petróleo para impedir que
la producción de petróleo barato, particularmente el de esquistos, invada los
mercados y desplace la producción OPEP. Esto parece ignorarlo el ilegítimo y
los sauditas lo mandaron de paseo como le ocurrió Rafael Ramírez en la reunión
de la OPEP a la cual asistió para tratar de convencer a los otros países de esa
organización de que era necesario bajar la producción.
De
Arabia Saudita pasó a Qatar, escala no prevista inicalmente en el itinerario.
Allí recibió la misma respuesta que le dieron en Riad: no vamos a propiciar una
reducción de nuestra producción para que suba el precio, lo que sólo
beneficiaría a los productores marginales.
Cuando
escribo este artículo se encuentra en Argelia, país que se alinea en la misma
actitud antiestadounidense del régimen chavista y de Irán, aunque más moderada.
No es nada difícil pronosticar que las autoridades argelinas le brindarán
muestras y gestos de solidaridad porque comparten la preocupación del ilegítimo
por el nivel del precio del petróleo. Pero nada más, porque Argelia sabe que es
inútil en estos momentos intentar hacer subir el precio del petróleo.
En
resumen, la gira ha resultado un descomunal y rotundo fracaso. Un despilfarro
de dinero que no se justifica en momentos en que el país está al borde de la
bancarrota. Un error garrafal de un presidente incompetente que parece no saber
interpretarla realidad nacional y mucho menos la internacional. Un acto más de
improvisación como todo lo que hace el régimen. Un gobernante, aunque sea
ilegítimo y usurpador, no debe visitar otro país sin una debida planificación
que asegure un resultado concreto.
Adolfo
R. Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
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