RONNY PADRÓN |
Las circunstancias nos obligan a
grandes definiciones. Lo contrario implica a nuestro entender perpetuar la
desgracia del socialismo en el poder. Lo anterior viene a cuento en virtud del
grave error que le ha significado al movimiento demócrata nacional soslayar el
debate en torno a la naturaleza política del régimen en gobierno.
Tal negación que alguna vez pudo
entenderse como útil a la concreción de la unidad democrática hoy se evidencia
como grave obstáculo al logro de la liberación nacional. Ello en razón de la
imposibilidad fáctica para confrontar exitosamente a un gobierno que es
dictatorial cuando menos desde el 11 de abril de 2002 empleando los métodos
típicos de una normalidad democrática, tal como propugna la mayoría dirigencial
del movimiento demócrata criollo.
A partir de ese entonces, y cada
vez en mayor grado, las diferencias de visión política entre quienes estiman
plausible el continuar haciendo una oposición democrática, propia de un régimen
democrático de libertades como el vigente en Venezuela hasta 1998, y los que
consideramos indispensable profundizar la resistencia democrática activa para
la liberación nacional, se han hecho insalvables.
La contradicción táctica y
estratégica alcanzó un punto tal que hace pertinente señalar como necesario el
formal deslinde, en vista de la inutilidad implícita de mantener alianzas
políticas donde persisten tan profundas diferencias conceptuales. Afirmamos sin
ambages que la conceptualización del régimen actual como dictadura socialista
constituye el centro de cualquier política dirigida a la recuperación de la
democracia criolla, así lo entiende el liderazgo patriota encabezado por
Leopoldo López y María Corina Machado, de allí que toda su tratativa política
verse sobre la salida del régimen tiránico por cualquier mecanismo
constitucional, sin descartar la renuncia al cargo por parte del usurpador
Nicolás Maduro Moros, siempre en el entendido que tales reglas de juego tienen
observancia solo para el pueblo y para la resistencia democrática activa, jamás
para una dictadura cuya única norma válida es mantenerse en el poder.
En tal sentido resulta procedente
exponer la conveniencia de asimilar la celebración de eventos electorales
-siempre regidos por el CNE-PSUV- como oportunidades políticas, que a veces
sirven para evidenciar la naturaleza fraudulenta de una dictadura e incluso
útil para potenciar una legítima rebelión popular; es el caso de aquellas elecciones
donde siempre resultará imposible vencer electoralmente debido el interés
existencial del régimen en hacerlas suyas, verbigracia: Presidenciales y
parlamentarias nacionales. En otras, para la ¨toma¨ de pequeñas parcelas de
poder político, tal es el caso de concejalías, alcaldías o gobernaciones, que
en manos patriotas pueden pasar a constituir ¨trincheras¨ de resistencia
política, que debiliten puntualmente la hegemonía del socialismo en el Poder
Público, siempre con miras en la recuperación de la democracia. La resistencia
democrática activa está del lado correcto de la historia, ¿y tú? Ora y Labora.
Ronny Padron
caballeropercivall@gmail.com
@caballeroperci
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