HUGO CESAR RENES |
Desde
hace tiempo, Salta sigue siendo la puerta de entrada de casi la totalidad de la
cocaína que pasa por Argentina proveniente de Bolivia. Salvador Mazza, Aguas
Blancas y sus inmediaciones constituyen el paso más importante para el ingreso
de droga al territorio nacional. Las rutas 9, 34 y la 50 son estratégicas, y si
sus controles son sorteados, los cargamentos tienen amplias posibilidades de
llegar a destino.
Si bien los grandes
volúmenes buscan plataformas de salida hacia Europa, es sabido que el recorrido
por el interior del país, es subvencionado
con sustancia que se vuelca al consumo interno. La venta doméstica y los
problemas generados por el consumo no han escapado a las localidades fronterizas
y se ha vuelto pasajero permanente de su paisaje habitual.
Salta
no está ajena al crecimiento de esta actividad y decidió adherirse a la
“desfederalización” de la ley de drogas, y desde enero
de este año la justicia salteña es la encargada de intervenir en las causas por
microtráfico en la provincia.
La
producción de coca en Bolivia colocó a nuestra frontera en un lugar
preponderante en el comercio ilegal de la droga y hasta crímenes mafiosos
delatan el incremento de la actividad preocupando seriamente a vecinos de
Tartagal, Aguaray y Salvador Mazza. No debemos ser tan ilusos de pensar que
Colombia, Perú o Bolivia, producen cocaína para Argentina; pero nuestra ruta de
salida al exterior está muy bien “valorada” y genera una acción delictual residual
de importancia que afecta dolorosamente de norte a sur.
Por
otra parte se van agregando otros componentes, como “la “colombianización” de
la frontera norte, que inquieta a la Justicia de Salta. Según el presidente de
la Cámara Federal de esa provincia, Dr. Jorge Luis Villada, “los datos que
tiene el propio Ministerio de Seguridad de la Nación es que hay aproximadamente
4 mil colombianos en la zona del NOA, y una estimación de unos 3 mil
colombianos en el NEA”.
En
Orán, ciudad de más de 100 mil habitantes, situada a 50 kilómetros de la
frontera con Bolivia, los controles son más exhaustivos que en Salvador Mazza y
la población local está más controlada, aunque una importante cantidad de
habitantes se dedica, de una o de otra manera, al contrabando. Zapatillas,
ropa, juguetes, accesorios, esmaltes, cremas, hebillas, se exhiben en mercado
de pulgas.
Sin
que signifique una estigmatización a ciudadanos de esa nacionalidad, sino por
las actividades desplegadas, desde hace dos o tres años comenzaron a afincarse
grupos de colombianos. La gran mayoría de los vecinos los conoció vendiendo
muebles. Recorrían la ciudad con
carritos ofreciéndolos, y mediante un adelanto y cuotas que todos los lunes
pasaban a cobrar, se presentaron en sociedad, para luego pasar a prestar
dinero, sin garantías y a cobrar a diario.
El
método se da en Orán, Salta, y se repite en otras ciudades. Se estima que allí
viven unos 2.000 colombianos. Los vecinos saben que si tienen una necesidad
urgente, si se les presenta un negocio o posibilidades de un emprendimiento,
los colombianos van a sus casas con el dinero que necesitan. Por otra parte,
pequeños traficantes, también son financiados por estos capitales, para
adquirir drogas.
Es un hecho natural recurrir a los colombianos, como única forma
de obtener efectivo sin requisitos. El préstamo es fácil, pero si no se cumple,
el cobro se puede volver muy violento, como cualquier modalidad mafiosa.
Prestamistas sin escrúpulos, algunos ya han sido detenidos con visas vencidas,
o careciendo de registro de ingreso al país. Esta actividad usuraria requiere
tener mucho capital. De dónde viene ese dinero? Nadie se lo pregunta en voz
alta, pero todos sospechan su procedencia…
Como
vemos, el narcotráfico corre de la mano del contrabando, la inmigración sin
control y la usura. La seguridad de las fronteras merece una política de
Estado, seria y profunda, despojada de ideologías y protegida de los cambios de
humores políticos, porque la ilegalidad se proyecta por todo el país. HOY NO
TENEMOS POLITICAS QUE CONTEMPLEN TERMINAR CON ESTE FLAGELO.
Comprender
el narcotráfico como un delito global y transnacional, es indispensable para
erradicar el crimen organizado y la inseguridad. No tiene sentido distraer al
país de ese objetivo, cayendo en la paradoja de muy bonitos discursos para la
tv, vacíos de contenido real y concreto. Es imprescindible una urgente
definición de consenso e implementación de políticas públicas, porque están en
juego miles de vidas y la salud de tantos “heridos de adicciones”.
Llamar
"Salvador Juárez" a Salvador Mazza, no es un juego de palabras, sino
una preocupante advertencia sobre una realidad de ilegalidad y violencia que se
expande desde la frontera hacia el resto del país.” 29-11-14.
OPINE,
QUE TODAVÍA PUEDE...
En
azul y blanco,
Hugo
Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942
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