ENRIQUE PRIETO SILVA |
Pareciera que el destino fuera cruel, cuando nos
imponemos metas conclusivas o de férrea consecuencia. Siempre ha sido así. Y
pareciera también, que el presagio soberbio siempre estuviera signado con la
fatalidad. Ha ocurrido en el mundo con los poderes que enfrentan el portento de
los Dioses y la mitología acompasada con la hecatombe, que cuando se busca, no
necesita ni remos ni aire para navegar, pero el destino siempre es el
naufragio. La historia está plena de locuaces, que creyéndose pivotes en un
prado reverdecido o santurrón de una nueva iglesia, en su corto tiempo de vida
se atrevan a retar ese destino con promesas pronosticadas, que como en el
¡patria socialismo o muerte! No dejan escape a ese presunto destino. Así
tenemos, que en la “gloriosa” mal llamada “revolución bolivariana”, el difunto
seguidor del “sátrapa cubano”, presagió como reto: “fortalecer la patria creada
por Bolívar, transformarla al socialismo o morir en el intento”.
Pareciera, que como tracto 0bligado de su mente
“creadora”, cual "Vine, vi y vencí", como escribiera Julio César al
derrotar al rey del Ponto en la batalla de Zela, este tonto agigantado por sus
seguidores, hasta asignarle poderes mesiánico y endiosarlo, endosara la
estúpida frase que poco a poco, con el sufrimiento de sus adversarios, fue dejando
“el pelero” en nuestra gran Venezuela, que como paradoja perdimos la patria, no
se visualiza el socialismo, pero si impera la muerte.
No nos cansaremos de repetirlo: “…lo que ocurre en
el país fue previsible. Previmos que la
burlesca hazaña del 4F tendría consecuencias funestas y las está teniendo. Ya
se vislumbra a escala inmensurable la involución ‘pacífica y armada’ propugnada
y auspiciada por el desborde de estúpidos héroes de pacotilla, que armados de
atarraya y cordel, creyeron pescar el arcoíris en un mar de fondo y leva.
Ignorantes, que con gran facilidad prometieron convertir el país en una
imprecisa ‘potencia’. Una pretensiosa odisea, con la que hicieron rima y son,
bajo la férula del hoy difunto ‘comandante eterno’. Pero lo real no es invisible,
aunque la claque que hoy inunda la ‘patria’ entumecida, siga engañando al
triste pueblo que suspira y sueña esperando ‘el milagro del difunto’. Es
increíble el sacrilegio de los desmadrados "chavistas" que se atreven
a orar: ‘Chávez nuestro que estás en el cielo’ ¡Perdónalos Dios mío que no
saben lo que dicen y mucho menos lo que hacen!”. Sin dudas, se cumple la
profecía: si no hay patria ni socialismo lo que queda es la muerte. Obviamente,
no deseada, pero escrita en la cripta de su mausoleo.
Enrique Prieto Silva
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos
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