ANTONIO JOSÉ MONAGAS |
El
ejercicio democrático asumido como razón política de funcionalidad nacional,
como la tan aludida construcción de una sociedad justa y amante de la paz, o
como la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, pasan
a verse como meras declaraciones sin sentido ni mayor
significación.
¿MILITARES SI, CIVILES NO?
El más elemental análisis que pueda hacerse
de la Constitución de la República, da cuenta de la enorme brecha que ha venido
forjándose entre las capacidades gubernamentales para ordenar y desarrollar el
país, y la complejidad creciente que presenta el sistema económico, político y
social para ser dirigido hacia objetivos adoptados democráticamente. De hecho,
advertir lo que constitucionalmente está decretado en torno a valores
considerados superiores, dado los derechos que instan libertad, justicia,
igualdad, solidaridad, democracia y pluralismo político, deja ver algo que
resulta de suma gravedad y peligro para lo que representa el Estado democrático
y social de Derecho y de Justicia. En consecuencia, el ejercicio democrático
asumido como razón política de funcionalidad nacional, como la tan aludida
construcción de una sociedad justa y amante de la paz, o como la defensa y el
desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, pasan a verse como meras
declaraciones sin sentido ni mayor significación.
En medio de tan agrias realidades, se fraguan
situaciones de crisis cuyo grado de incidencia e implicación en el ámbito
nacional, anima complicaciones y rarezas de todo tenor. Es cuando se suscitan
razones a partir de las cuales se improvisan decisiones. Pero también, para
canalizar acciones entre contradicciones sin atender las secuelas que de dichos
problemas pueden derivarse. Sin embargo, para ese momento el gobernante
demagogo no alcanza a comprender el tamaño del error cometido pues para
entonces ha primado la inmediatez por encima de la inteligencia. Es
precisamente, el momento en que convergen condiciones que asientan la anomia
entendida ésta como la incapacidad de la estructura social de favorecer la
solidaridad orgánica. Justo acá, la institucionalidad tiende a mermarse ante la
falta de valores normativos lo que alienta la ausencia de igualdad de
oportunidades sociales dificultándose la superación de problemas de orden
social, económico y hasta político.
En el marco del alboroto que esta situación
acarrea, la gestión de cualquier gobierno de tendencia autoritaria se reduce a
engorros y acendradas confusiones que le impiden otear escenarios diferentes de
los que su miopía ideológica y ceguera política escasamente permiten ver. Es
exactamente lo que acontece en el país como resultado de esta causa arriba
explicada. El tratamiento preferencial y además diferenciado que el alto
gobierno venezolano concede a sectores, gremios y factores políticos afectos o
cómplices de su gestión, evidencia la desigualdad que establece según las
coyunturas a las cuales debe hacer frente.
El aventajado trato conferido a los
militares, no sólo revela la desproporción que caracteriza la creciente brecha
entre necesidades sociales y discursos embriagados de populismo, que de ser
seguir creciendo terminarán por derrumbar la poca institucionalidad democrática
que apenas está quedando. También pone al descubierto la incomodidad y molestia
del resto de venezolanos al sentirse primeramente desplazados y marginados.
Asimismo, desterrados de sus derechos. Perdidos en su propio espacio patrio.
Invisibles ante “la justa distribución de la riqueza” en tanto que derecho
económico contemplado constitucionalmente. Pero además, magullados por la
ironía de gobernantes sectarios, intolerantes y desvergonzados.
La intempestiva decisión de aumentarle el
sueldo a los militares (45%) muy por encima del incremento que habrá de recibir
el grueso de venezolanos (15%), ha sido contraproducente para la popularidad
del Ejecutivo Nacional y sus dirigentes. Además de tenerse advertida su razón,
no lució estar justificada tal decisión, por varias causas. La primera y más
importante de todas, es que el desarrollo económico y social de una nación, no
depende de los militares. Menos en países con un demostrado nivel de atraso por
cuanto el trabajo militar no actúa con base en la investigación en ciencia y
tecnología. Apenas son usuarios subalternos del efecto científico y
tecnológico. Otra causa, se relaciona con su ausencia del trabajo social.
Apenas, su labor es represiva y de fisgonear lo que concierne al propósito de
coadyuvar a que gobierno se afiance en el poder. Tan es así, que por el
carácter político que ahora ostenta y divulga, las FF.AA. perdieron la
confianza de otrora. Por ello, han ganado la repulsión del pueblo democrático.
De manera que el susodicho aumento del 45% para las fuerzas armadas, es
impropio e improcedente pues acentúa la división entre venezolanos de cara a la
situación política y económica que sobrelleva el país. Es insensato que esta
medida se imponga sobre otras con una dosis fuerte de insidia. Más, cuando
pareciera que el gobierno prefiere al militarismo antes que educación, salud,
producción y alimentación. Es caso como decir: ¿militares si, civiles no?
VENTANA DE PAPEL
CUENTAS ABSURDAS
Definitivamente, el populismo retorció el
pensamiento de los actuales gobernantes y sus capacidades para discernir entre
lo correcto, lo prioritario y lo urgente. Aunque también la corrupción hizo lo
suyo. En todo caso, es deplorable que así suceda en una Venezuela favorecida
por una renta petrolera que en otrora sirvió para pivotar la economía nacional.
Sin embargo, luego de lo vivido por las
instancias administrativas y financieras del sector público con medidas como la
decidida con los militares, resulta inadmisible que por engañar al escaso
pueblo que les queda, pretendan mentir con lo del pírrico aumento aprobado a
partir del 1º Diciembre próximo diciendo que con tan iluso aumento: “el salario
se coloca por encima de la inflación”. O que “ el alza del salario busca distribuir la riqueza” Pero
cuál riqueza si, al parecer, esta gente ya ha raspado la olla, Aunque ¿de cuál
inflación o de cuál país están hablando? Para el régimen, el salario ha sido
aumentado 64,5%. Y sumándole el ticket alimentación, supuestamente el aumento
concedido se coloca por el orden del 68% lo cual es una ridícula ironía,
exagerada invención o un pésimo chiste. No obstante vale preguntarse, ¿cuál
riqueza está distribuyéndose o de cuánto dinero está hablándose? Pero en verdad
es que el fulano aumento del 15%, alcanza para demasiado poco.
De 4.215 bs., se pasará a ganar 4.888,65 bs.
lo cual se traduce en un incremento diario de 21 bs. Y con esto, ¿qué puede
hacerse a favor de mejorar la calidad de vida?. Sólo para comprar un pan sobado
(18 bs.), pagar un pasaje intraurbano ida y vuelta (17 bs.) o un diario de
circulación nacional (20 bs.) Aunque con esto, tampoco nadie podrá comprarse un
refresco de lata (35 bs.), un café pequeño (25 bs.) o una empanada de jamón y
queso (25 bs.).
Sin embargo, esto no fue óbice para que
Venezuela se haya convertido en el país menos próspero de América Latina. Entre
142 países, se ubica en el lugar 134 respecto del factor “Gobernabilidad” lo
cual revela que Venezuela ha retrocedido veinte años. Y haciendo caso omiso a
todo este desorden, el presidente de la República, no tiene palabras para
salvaguardar su honor como Jefe de Estado. Le resbala todo. Pareciera que el
régimen se empeña hacer creer fantasiosas realidades, mostrando cuentas
absurdas.
MORIR COMO UN HÉROE
Si bien morir es un hecho natural, vivir no
siempre puede igualmente considerarse así toda vez que se vive tanto como
huellas pueden dejarse sobre el camino por el que se transita. Huellas que
favorecen no sólo la orientación de quien viene detrás, sino porque contribuyen
a realzar y afianzar condiciones que favorecen la estabilidad del sendero.
Huellas deja el caminante que sin malicia,
pero con energía se desplaza hacia un objetivo loable. Así vivió un polaco con
corazón venezolano y mente emprendedora, Jerzy Kujawa. Siempre mantuvo un paso
firme que le destacó profesionalmente. Pero también, como ciudadano ejemplar
pues sus huellas también abrieron nuevos caminos que dignificaron causas
sociales, políticas y económicas.
De esta manera, Jerzy Kujawa supo ganar la
amistad de una naturaleza con quien se congració dada su maravillosa capacidad
para brindar solidaridad, afecto y los mejores sentimientos que exaltan la vida
de un hombre de inmensa sensibilidad. Tanto así que hasta en su momento
postrero, no perdió el sentido de la vida. Ni tampoco el amor por lo que supo
edificar desde su espiritualidad. Y porque fue un guerrero de la vida, Jerzy
Kujawa supo morir como un héroe. Q.E.P.D.
“Cuando el militarismo desplaza las
responsabilidades institucionales de un gobierno civil en una nación donde se
habla de democracia, es porque está decretándose la irrupción de las libertades
y el derrumbe
del Estado de Derecho”
AJMonagas
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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