BIENVENIDOS AMIGOS PUES OTRA VENEZUELA ES POSIBLE. LUCHEMOS POR LA DEMOCRACIA LIBERAL

LA LIBERTAD, SANCHO, ES UNO DE LOS MÁS PRECIOSOS DONES QUE A LOS HOMBRES DIERON LOS CIELOS; CON ELLA NO PUEDEN IGUALARSE LOS TESOROS QUE ENCIERRAN LA TIERRA Y EL MAR: POR LA LIBERTAD, ASÍ COMO POR LA HONRA, SE PUEDE Y DEBE AVENTURAR LA VIDA. (MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA) ¡VENEZUELA SOMOS TODOS! NO DEFENDEMOS POSICIONES PARTIDISTAS. ESTAMOS CON LA AUTENTICA UNIDAD DE LA ALTERNATIVA DEMOCRATICA

miércoles, 22 de octubre de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., SOCIALISMO FANFARRÓN DEL SIGLO XXI

Me llamó poderosamente la atención el título del libro “Sin fines de lucro” de la filósofa Martha Nussbaum, a propósito de la defensa de la democracia. Su autora explica algunas de las razones por las cuales los seres humanos se comportan de manera no apropiada y en tal sentido explica, que la primera de ellas es que quienes asumen esta actitud sienten que no son personalmente responsables de sus actos y se escudan bajo la máscara del anonimato, como parte de una masa sin rostro; luego mantienen dicho comportamiento porque nadie manifiesta una opinión crítica contraria y finalmente, que los seres humanos sobre todo los que tienen poder han perdido su individualidad. 

Por las circunstancias anteriormente indicadas su autora manifiesta la necesidad de crear una cultura social que permita generar un entorno influyente que combata la estigmatización y la dominación.

Este último punto de vista de la filósofa Nussbaum podría aplicarse en nuestro país, si al frente del gobierno se encontrase una persona que lejos de insultar, ofender, criminalizar y echar sus charadas –pretendiendo emular a su difunto padre putativo – aceptara el diálogo y se abocara a buscarle inmediata solución a los graves problemas que confronta el país, como consecuencia de la ineptitud e indiferencia de funcionarios al servicio del estado, preocupados más por sus intereses personales, que de los males que día a día se multiplican y afecta la calidad de vida de los venezolanos.
Algunos psicólogos sociales señalan que la ignorancia, el interés particular y la falta de espacios para opinar pueden generar ideas equivocadas, más aún cuando se pertenece a una determinada parcialidad política, pues al ser parte de la muchedumbre, el individuo sufre una especie de contagio mental y se torna sugestionable y crédulo, de tal manera que si el líder tilda de malo a un opositor, sus acólitos asumen como cierto este criterio, sin mayor cavilación, de tal manera que llegan al extremo de aceptar que lo negativo es originado por el enemigo y su líder encarna lo bueno.
Sigmund Freud en su obra “Psicología de las masas y análisis del yo” refiere que el individuo sufre una modificación en su personalidad y que su afectividad queda extraordinariamente intensificada, pero notablemente limitada a su actividad intelectual y que sus acólitos precisan “de la ilusión de que el jefe los ama a todos con un amor justo y equitativo, mientras que el jefe mismo no necesita amar a nadie, pues puede erigirse en dueño y señor”.
El régimen venezolano de Nicolás Maduro es una mezcla de arroz con mango. Se proclaman socialistas, marxistas y bolivarianos, y ni siquiera han leído los textos de historia en los cuales Carlos Marx llegó al extremo de calificar al Libertador de ignorante y ególatra. Se erigen en cristianos y algunos de los integrantes del gabinete (¿) ejecutivo, son santeros. Se autoproclaman defensores de los derechos humanos, y en la Corte Internacional reposan varias denuncias en su contra por la detención de estudiantes, sindicalistas y líderes políticos de la oposición. Exaltan las libertades públicas como la de expresión y manifestación, pero asfixian a algunos medios de comunicación privados, y le niegan el permiso para trabajar en el país a la periodista Patricia Juniot de la cadena televisiva norteamericana CNN, y prohíben las marchas de protesta ante la manifiesta ingobernabilidad. Es pues, un rosario de hechos más que contradicen lo que viento en popa. en sus monsergas televisivas que casi a diario realizan, los cuestiona severamente a la vista de propios y extraños.
Olvidan estos seudo revolucionarios enquistados en el poder, que el verdadero sacudón de la izquierda llegó con la caída del muro de Berlín, porque a parir de entonces los comunistas se quedaron huérfanos de padre y que la necesidad de romper con cualquier conexión con el autoritarismo soviético quedó pendiente. Aún existen en nuestro país neomarxistas que sostienen que la permanencia de la visión estalinista es la que explica la simpatía de la izquierda actual con el autoritarismo. En un ensayo titulado “Controlando la herencia stalinista” publicado en el Marxist Left Review, Corey Oakley dice que todo el apoyo  que Muamar el Gadafi recibió de dirigentes como Hugo Chávez, se debe a que en el ADN de la izquierda persiste la lógica de Stalin y además sostiene que la asociación que se hace ahora entre una economía manejada por el Estado y la izquierda, es una distorsión estalinista del marrxismo. En tanto que el columnista Alfonso Reece coincide y sostiene que en el fondo “no hay sincero arrepentimiento de los socialistas por los crímenes de Stalin y siguen creyendo que eran necesarios para la causa de la revolución”
Las crecientes dificultades que atraviesa Venezuela exhiben al populismo de Maduro en su punto más bajo desde que asumió el poder hace 16 meses y ello se ha convertido en un real dilema pues no sabe ni atina como enfrentar el descontento político y social que crece con el deterioro de la economía, amén de que el desabastecimiento se extiende y no cesan los disturbios en los que ya han fallecido 43 personas, en su mayoría estudiantes y por primera vez el oficialismo ventila sus conflictos internos.
No debemos olvidar que los gobiernos populistas emergieron amparados por una expansión rápida de precios y demanda de materias primas y se consolidaron con la bonanza exportadora. Aunque esas condiciones excepcionales continúan, ya no son suficientes cuando la redistribución no logra ocultar la ineficacia administrativa, la corrupción y el excesivo gasto público. El sustento político del modelo populista es la distribución de la riqueza, que corresponde a la promesa de llevar bienestar a las mayorías, al "pueblo". Esto quiere decir que requiere de una riqueza sostenida como base material. Y también de la percepción de que esa distribución solo puede garantizarla un proyecto político que proclame la superioridad absoluta del poder del "pueblo", por encima de cualquier norma o razón. Por eso apela a uno de los componentes de la democracia, la regla de la mayoría, menoscabando la otra, el respeto a las leyes que garantiza las disidencias y protege a las minorías.
El populismo captura el poder y redistribuye riqueza, pero no la repone: por eso sus políticas carcomen el sistema productivo. Y cada vez que esa riqueza alcanza los límites de su agotamiento, los populistas son engullidos por las crisis que generan o se ven obligados a cambiar sus políticas para sobrevivir, más aún si bajo premisas de un gobierno del pueblo y para el pueblo, engañan con falsas promesas amparadas bajo un tutelaje dizque revolucionario y socialista del siglo XXI.
La desidia del régimen  de Maduro llega a extremos inauditos, como el caso reciente del peligro que amenaza la presencia del virus del Ébola en varios continentes del orbe, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la aplicación adecuada de los protocolos de bioseguridad para evitar que el virus se expanda, a lo cual las autoridades de la salud venezolanas solo se han limitado a señalar que el gobierno está adoptando las previsiones del caso, al mismo tiempo que médicos y enfermeras de los centros asistenciales denuncian que no se han aplicado aún las adecuadas políticas de prevención y exigen al gobierno la más inmediata atención a este problema.
.Estamos pues a las buenas de Dios, por culpa de un régimen que se empeña más en el discurso populista y demagógico,  que a la atención de las prioridades elementales como el de la salud, prioridad que junto con la educación y la seguridad constituyen el pilar fundamental de un estado, pero de un estado de derecho y no de un régimen que fanfarronamente hace alarde de que los venezolanos vivimos en paz, sin violencia y en pleno disfrute de una democracia inclusiva. ¡Habrase visto tamaño descaro!

Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)


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