Desde nuestra historia colonial los representantes del la iglesia
católica han tenido una gran influencia
tanto en los menesteres religiosos como político, sociales e institucionales ya
que la conquista y colonización se hizo con la espada y la cruz y nuestra
población indígena y la africana fue
catequizada por los frailes y sacerdotes
españoles generando un sincretismo étnico-cultural-espiritual que sobrevive al
paso de tiempo, constituyendo una
estructura fundamental de nuestra institucionalidad que no ha podido ser
erradicada aún en los aciagos momentos
de ruptura entre el Estado y la Iglesia Romana.
Pero es en la etapa de la emancipación donde
el clericalismo adquiere protagonismo de primer orden cuando el canónigo Cortez
De Madariaga, ante los acontecimientos de la
ocupación de España por los franceses, los cabilderos y parte del pueblo caraqueño, le responden
al Capitán General Vicente Emparan,
máximo representante del gobierno
colonial español, que no desean que los
siga mandando, por insinuación del sacerdote chileno, que se destacó por su
valentía y participación en la guerra de
independencia hasta su muerte en Colombia en 1826.
Pero
él no fue el único representantes del clero que se destacó en los actos revolucionarios que dieron
lugar a la consolidación de la
Independencia de Venezuela en 1821 porque
otros tantos firmaron el Acta del
19 de Abril, ( Francisco Ribas, Marcos
Romero González , Fray Bernardo Franco, Juan Antonio Rojas Queipa, rector del Seminario de Caracas,
entre tantos otros ): además muchos
clérigos católicos fueron
elegidos diputados al Primer
Congreso de octubre de 1810, como Luis Ignacio Méndez, Manuel Vicente Maya,
J.N.. Quintana, José Vicente Unda, y
muchos otros más. Y en la 1era Constitución de 1811
participaron 8 sacerdotes y
también descollaron otros ministros del culto católico que en
la guerra independentista hicieron
su generoso aporte por la causa emancipadora, junto a los seminaristas
unidos al Gral. José Félix Ribas
en la batalla de Vigirima, 1813,
donde entregaron sus propias vidas por la libertad e independencia, en
circunstancias harto difíciles en que gran parte del clero católico y la feligresía apoyaban a los realistas del
poder colonial español.
Con la expulsión de los jesuitas de América
en 1.767, con la inserción del Patronato
Eclesiástico de la Gran Colombia
reconocido por la Constitución venezolana de 1833, el
fallido Concordato de Páez en 1862, y la
ruptura del largo gobierno de
Guzmán Blanco, 1870-87, con la Iglesia romana con el consecuente exilio de los
obispos venezolanos, al pretender someterlos a la autoridad estatal en el orden
material y espiritual, se logró disminuir la influencia del
clericalismo conseguida por su notable
trayectoria en la lucha independentista, pero ello no significó la
eliminación de la práctica y
doctrina evangélicas del venezolano
y la permanente
dedicación de sus prelados a las cuestiones sociales y políticas del
país. Pero anticlericalismo radical del
siglo XlX, y la vigencia de la Ley del
Patronato, herencia grancolombiana, sufre algunos cambios con el nacimiento del siglo XX, durante el gobierno de Gómez. Posteriormente López Contreras y Medina
Angarita suavizan intencionalmente las relaciones del Estado y la Iglesia
permitiendo la recuperación del clero y de las instituciones religiosas bastante diezmadas desde la Gran Colombia. En
los gobiernos posteriores de trienio betancuriano, 1945-48, las relaciones fueron tensas pero se
deslindaron lo relativo a libertad de culto, sin religión de Estado;
respeto a la mayoría católica del país;
eliminación de la tutoría
ideológica en la escuela pública
y la limitación del proselitismo solo en los recintos religiosos.
Respecto a la administración de Betancourt y en el perejimenismo son contradictorias las opiniones
autorizadas sobre la aversión del
las autoridades públicas a los asuntos
eclesiásticos y los clérigos, acusados de comunistoides y
favorables ante la dictadura
militar de 1948-1958, pero entonces ¿
cómo justificar la Carta Pastoral
del 1ero de mayo de 1957 de
Monseñor Arias Blanco al
manifestar su insatisfacción por las condiciones negativas de la clase
trabajadora venezolana y sus familias, que denotó una denuncia muy grave del
régimen dictatorial, así como su
adhesión y contribución a las luchas de
la Junta Patriótica ?
No es sino
en 1964 cuando el gobierno democrático de R.
Betancourt firmó con el Vaticano el
convenio regulatorio entre el Estado y la Iglesia, el Modus Vivendi, para otorgar libertad e
independencia religiosa y al Estado
Venezolano en sus respectivas esferas, lo que ya había sido consagrada por la
constitución de 1961, cerrándose de esta forma un largo ciclo de más 181 años de la vigencia de la Ley del Patronato Eclesiástico adoptado por Venezuela
después de separada de la Gran Colombia que originó un conflicto de intereses entre los gobiernos
nacionales, el clero, la iglesia
venezolana y la romana que ocasionaron graves conflictos entre ambas
instituciones.
La
Constitución de Bolivariana de 1999 establece la garantía estatal de la libertad religiosa y de culto, tanto en su profesión como en su
manifestación privada o pública (art. 59) y a la libertad de conciencia
si no constituya delito y para eludir
el cumplimiento de la ley, ( art.61), tratándose de una declaratoria
constitucional parca y muda con respecto a la tradición cristiana del pueblo venezolano, no obstante en las
Disposiciones Generales ejusdem, párrafo 1
del art. 20 el constituyente deja
por sentado el criterio de que “ No se
permitirán discriminaciones fundadas en
la raza, el sexo, credo, la condición
social o aquellos que,
en general, tengan por objeto o por resultado anular o
menoscabar el reconocimiento,
goce o ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos y
libertades de toda persona”( negrita nuestra)
Las actuaciones del régimen chavista-maduro,
desde su instalación hasta hoy, ponen de manifiesto la adopción de una Política de Estado, para minar
los valores cristianos de la
gran mayoría de la población venezolana, haciendo la práctica común de
satanizar las altas jerarquías
eclesiásticas, profanar templos y recintos religiosos emblemáticos con
destrucción de sus íconos y de su infraestructura, convertir el mensaje de su
misión apostólica de paz y amor en belicosas figuras guerrilleras portadoras de armas en lugares
públicos por parte de los colectivos armados
terroristas del régimen; endiosar el comandante Chávez en un ser superior
equiparado al Dios Supremo a quien pretende
sustituir divulgando sus mensajes como divinos en estampas, estatuas y
capillas y sustituyendo la oración del
Padre Nuestro, símbolo de la plegaria católica, para que sea exaltado en su propia iglesia
revolucionaria que es un intento de erradicar la iglesia católica romana y construir una feligresía del Hombre Nuevo del comunismo marxista-leninista-chavista.
Todo este proceso destinado a convertir
nuestra población a un ateísmo antirreligioso según el principio marxista
de que la RELIGIÓN ES EL OPIO DE LA SOCIEDAD.
Simultáneamente a estas acciones y campañas
antirreligiosas y anticlericales, el régimen autoritario y comunista de Chávez y Maduro ha canalizado todos sus
esfuerzos durante quince años en
destruir los postulados de su propia Constitución Bolivariana de 1999 socavando
su sistema democrático, los
derechos humanos, eliminando el pluralismo político y menoscabando la economía
privada, conduciendo la nación a su peor crisis moral, institucional y
económica que en vez de lograr la promesa de solución de la problemática
de los más vulnerables y pobres, ha propiciado
una grave situación de empobrecimiento, escasez e hiperinflación en un
ambiente de desasosiego, disconformidad,
conflictividad, criminalidad y profunda división, con la aplicación de la
receta del comunismo soviético y del
castrismo cuyos resultados son harto conocidos por una parte; y por la otra, prácticamente, ha logrado desunir y minimizar la disidencia opositora conducida
por la MUD, la unión de los partidos
democráticos que, a pesar de haber obtenido triunfos descollantes como el
referendo revocatorio presidencial de 2003, la elecciones parlamentarias de
2010 y la presidencial de abril del 2013, no han sabido reclamar sus ganancias
electorales y han sucumbido a las tentaciones del divisionismo interno, los
liderazgos grupales y a otros proventos negociados, dando paso al casi
perfeccionamiento del poder hegemónico del comunismo
castro-comunista-militarista.
No obstante durante la república civilista de
1958-1999, la Iglesia romana, su
dirigencia clerical y su misión
apostólica lograron superar su larga y
profunda crisis secular desde 1833, durante el gomecismo, los dos gobiernos de
LÓPEZ y MEDINA, y sobre todo en la república civilista de
1958-1999, en un real y fuerte poder eclesiástico, social y político, que aún
reconociendo no ser parte del
oposicionismo beligerante del espectro político durante los tres últimos
tres lustros, se ha erigido en una suerte
de muro de contención de las pretensiones del chavismo-madurista , en defensa ,
ante todo, de su misión evangélica y pastora, sin dejar a un lado, la necesidad
de preservar su vocación por los derechos humanos, las clases más necesitadas y
vulnerables y el acerbo religioso, universal y cristiano de la
inmensa mayoría de sus pobladores nativos e inmigrados a pesar de avalancha antirreligiosa y
agnóstica del régimen.
Recordemos de nuevo la pastoral de Mons.
Arías Blanco contra la dictadura militarista y anticonstitucional perejimenista
de mayo de 1957. El Documento Conciliar Nº3, La contribución de la Iglesia a la gestación
de una nueva sociedad ( P. Raúl Biord
Castillo, 2014), sobre la
significativa acción social de la Iglesia y del laicismo cristiano, y, entre otras
declaraciones críticas de altos prelados,
la que puntualiza Mons. Pérez
Morales: “ La Fe- lo mismo aplíquese al Evangelio, al compromiso cristiano, a
la misión de la iglesia- tiene una dimensión política.( subrayado nuestro )Ha
de expresarse ineludiblemente, en la organización social, en el tejido de la
convivencia, procurando actuar los valores de la verdad, la libertad ,la
justicia, la responsabilidad ecológica, la calidad espiritual de la vida”( Fe y
Nueva Sociedad, Venezuela Primero, 28/3//2011).
La
presidencia de la Conferencia Episcopal de Venezuela, 25 de febrero, 2014, se pronuncia ante los últimos acontecimientos de ese momento: la violencia con muertes y heridos; el derecho de protesta de estudiantes y del
pueblo como derecho constitucional;
autoridades y militares y policiales están obligados a respetar los
derechos humanos y la vida; ningún modelo social o político tiene derecho a imponerse por
respeto al pluralismo político; el
diálogo exige respeto y reconocimiento
de los que piensan distinto; y el
cambio radical del lenguaje
descalificador y ofensivo a sus
opositores.
Ante el mutismo e inamovilidad conceptual y
pragmática de una oposición desfasada y dividida en un momento aciago de
nuestra república, los altos jerarcas del clero católico romano se vienen
pronunciando, sin titubeos, sobre la crítica situación nacional que marcha
aceleradamente hacia la imposición de
una hegemonía castrense y comunista. Anteriormente la máxima autoridad de la Iglesia venezolana,
el cardenal Urosa, expresó
contundentemente, a fines del 2010 que
“NO SE TIENE LA MENOR DUDA DE QUE EL PRESIDENTE CHÁVEZ SE ENCAMINA HACIA UNA DICTADURA COMUNISTA “(Informe21.com, Autor: Editor YU,
24/12/2010).
Empero
el arzobispo emérito de Los Teques, Mons. Ovidio Pérez Morales, nunca ha tenido
reparo en manifestar en varias ocasiones la
situación crítica que viene padeciendo nuestro país con el gobierno del
fallecido Chávez y ahora, en forma inequívoca y contundente, al resaltar la
vocación democrática y la misión social
del mensaje del evangelio, y en una rueda de prensa expresó lo
siguiente:
COMO UNA VÍA POSIBLE
DE SOLUCIÓN QUE DÉ REPUESTA AL DRAMA NACIONAL, PROPONGO LA FORMACIÓN DE UN
GOBIERNO
DE TRANSICIÓN, DE INTEGRACIÓN, DE UNIÓN Y DE SALVACIÓN.
PROPONGO LA FORMACIÓN DE UN GOBIERNO QUE
PUEDA ABRIR PASO A UNA
GOBERNABILIDAD SÓLIDA Y ESTABLE, A
TRAVÉS DE MECANÍSMOS QUE POSIBILITA LA
CONSTITUCIÓN.QUE SE TRATA
DE UNA VÍA SEGURA Y
ACEPTABLE (24 horas, Diana Lozano Perafán, 25/3/2014).
RECIENTEMENTE AFIRMÓ EL PAPA FRANCISCO QUE:
LOS PASTORES TIENEN DERECHO A EMITIR
SUS OPINIONES SOBRE TODO AQUELLO
QUE AFECTA LA VIDA DE LAS PERSONAS YA QUE LA TAREA
EVANGELIZADORA IMPLICA Y EXIGE UNA
PROMOCIÓN INTEGRAL DE CADA SER( citado por
la Conferencia Episcopal Venezolana- C ll. Asamblea Plenaria Ordinaria,
Exhortación Pastoral, 11 de julio de 2014, Caracas).ANTE EL SILENCIO Y
TARTAMUDEO DE LA OPOSICIÓN POLÍTICA DEL RÉGIMEN, LOS CLÉRIGOS Y LA IGLESIA
LEVANTAN SU VOZ CLARA Y ACUSATORIA SOBRE
LA SITUACIÓN DE LA NACIÓN.
Jesús Rafael González Briceño
jesusrafael768@gmail.com
@jesusgonzalezbr16.-
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