Está muy bien que deseemos que en Venezuela quede atrás la pesadilla,
pero deseos no empreñan, deben transformarse en propósito y decisión de
hacerlos realidad, lo que implica actuar y hacer cosas concretas para
materializar el cambio. Todos podemos hacer algo, incluso quienes están lejos
de la patria o enfermos, ancianos o impedidos, ya que pueden hacer uso del
poder de la palabra o, más aún, recurrir a la oración, siempre productiva
cuando está acompañada de fe. Del deseo al propósito, o todo seguirá igual.
Deseamos que el gobierno de Santos, que no es ningún santo, no vuelva a
entregar perseguidos en manos de la policía política del régimen, torturadora y
asesina que nos recuerda la Seguridad Nacional de la también dictadura militar
del Gral. Pérez Jiménez. ¿Hemos hecho el propósito de impedirlo?, ¿hemos
manifestado a las puertas de la Embajada de Colombia en Caracas, o ante sus
Consulados en el resto del país? Nuestros compatriotas que en número ya
superior al millón se encuentran dispersos en el mundo, ¿han manifestado a las
puertas de las embajadas y consulados de Colombia en los países en los que
residen? Acompañemos el deseo con el
propósito.
Deseamos que nunca más el regreso a clases
demuestre la ineficiencia y corrupción del gobierno, que nunca más septiembre
encuentre los planteles educativos no aptos para el retorno de los muchachos.
No queremos que se repita que el 83 % de los planteles escolares programados
para ser reparados, reclamen que nos les han echado ni pinturita. Setenta y un
escuelas debieron ser construidas en 2013, pero solo se edificaron doce, ¿ineficiencia o corrupción?; ¿dónde están los
reales? Deseamos que esto nunca más ocurra, ¿y qué nos hemos propuesto hacer?,
¿vamos a protestar ante el Ministerio de Educación o a las puertas de las
escuelas destartaladas, vamos a escribir sobre el tema para hacer conciencia u
organizar grupos en defensa del derecho a la educación? Podemos activarnos,
debemos actuar con el propósito firme de que se haga sentir nuestro rechazo y
protesta, o simplemente podemos seguir deseando una mejor educación para los
muchachos.
Deseamos que la inflación no nos siga
haciendo la vida a cuadritos, derritiendo el dinero que se nos escapa sin
dejarnos los bienes y servicios requeridos; deseamos que como hasta hace pocos
años, haya de todo en los supermercados y farmacias, así como en las casas de
repuestos. Además del deseo, ¿qué hemos hecho?; o ¿qué hemos hecho contra el
crimen organizado, los robos y asesinatos que reprochamos y no deseamos más?
Decimos con razón que no deseamos que aparezcan más cadáveres decapitados o
mutilados. ¿Dónde está la protesta?, específicamente ¿qué hemos hecho además de
desear que se ponga fin al crimen?
Deseamos que la Mesa de la Unidad Democrática
reviva o que surja una nueva fuerza integradora y coordinadora de la voluntad
política de quienes estamos convencidos de que esto debe terminar, para dar
paso a un tiempo distinto, hora de crecimiento y desarrollo sostenido, de
calidad de vida y justicia, de desenvolvimiento económico y de paz social. ¿Qué
hemos hecho por la unidad? Todos podemos y debemos hacer algo. Que cada quien
haga su parte, que cada uno de nosotros haga lo que le corresponde, que todos
actuemos y, por qué no, que todos oremos por Venezuela. A Dios rogando y con el
mazo dando. Del deseo al propósito, o todo seguirá igual.
PACIANO PADRÓN
E-Mail: pacianopadron@gmail.com
Twitter: @padronpaciano
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