En
la medida que la crisis económica se agudiza más evidente se hace la política
del gobierno para desmantelar la red de refinación del petróleo que a lo largo
de muchos años el Estado ha construido en Venezuela y en el exterior. Una de
las aspiraciones más sentidas en Venezuela en el largo trayecto de la
explotación petrolera fue la de contar con capacidad de refinación del petróleo
para agregarle valor a la materia prima bruta extraída de las entrañas de los
pozos petroleros. El petróleo sin refinación no tiene uso. De la refinación se
obtiene gasolina, diesel, kerosene, aceites y asfalto, entre otros productos.
Durante
bastante tiempo ello no se podía hacer en el país porque las empresas
transnacionales refinaban en sus plantas del exterior, pero ya con la mayoría
de edad en la explotación de los hidrocarburos la política petrolera se propuso
procesar en Venezuela parte del crudo que se extraía. Ello fue así porque el
país, ya en los años cuarenta, siendo uno de los principales productores de
petróleo, tenía que importar gasolina y otros derivados a un costo enorme. No
tenía sentido exportar materia prima para importar productos generados con esa
materia prima.
Ahora,
este gobierno ha planteado que Venezuela de un paso hacia atrás cuando se
plantea la venta de la red de refinería de la cual PDVSA es propietaria en un
100%, conformada por la empresa CITGO y sus red de distribución franquiciada de
más de 7.000 estaciones de servicios en Estados Unidos, donde se colocan los
crudos pesados producidos en el país. Haber despilfarrado miles de millones de
dólares del ingreso petrolero y además haber endeudado al país y a PDVSA ha
llevado al gobierno a plantear la venta de buena parte de las refinerías.
¿Cuáles
son los argumentos que ha dado el gobierno para justificar la venta de CITGO?
Quien ha expuesto en la opinión pública la idea de vender a esa empresa es
Rafael Ramírez, ministro plenipotenciario en materia económica. Ha dicho
Ramírez que PDVSA no es una empresa de refinación de petróleo sino una compañía
productora de petróleo. Es decir, según Ramírez Venezuela debe retrotraerse al
pasado y producir crudos e importar derivados del petróleo. Esta tesis resulta
inaudita en alguien que ocupa la cartera de Energía y Petróleo y además es
presidente de PDVSA. Si esa idea de Ramírez toma cuerpo, Venezuela debería
desmantelar su industria siderúrgica y dedicarse a producir exclusivamente
mineral de hierro y también debería liquidar la manufactura del aluminio y
vender la bauxita como materia prima. Seriamos entonces importadores de acero y
productos fabricados con aluminio.
El
gran problema con la refinación del petróleo en Venezuela es que la producción
petrolera ha disminuido. Según cifras de PDVSA correspondientes a 2013, la
producción de crudos alcanzó a 2.899.000 barriles diarios, 20% menos que hace
quince años. De ellos 703.000 barriles se destinan al consumo interno y por
tanto el saldo exportable alcanza a 2.196 barriles por día. Ahora bien, la
capacidad de refinación de PDVSA, tanto en Venezuela como en el exterior
alcanza a 2.822.000 barriles de petróleo al día, como se aprecia en el gráfico.
De aquí se deduce que para que PDVSA pueda ocupar plenamente sus refinerías,
debe comprar en el mercado internacional 626.000 barriles diarios, ello en
virtud de que la gerencia de PDVSA ha sido absolutamente incapaz de aumentar la
producción y con ello, usando su ventaja comparativa en la producción de
petróleo, abastecer su red de refinación para producir rentablemente bienes
derivados de los hidrocarburos.
Adicionalmente,
tómese en cuenta que un barril de petróleo crudo se vende en promedio en US$ 95
mientras que un barril de gasolina se cotiza en US$ 156. Sumando
aproximadamente US$ 10 de costo por cada barril refinado la cuenta sigue siendo
favorable al procesamiento del petróleo.
El
otro argumento subyacente para vender CITGO es que la empresa no da ganancia.
Si ese es el razonamiento, entonces el Estado venezolano debería desprenderse
de todo el conglomerado de empresas públicas que hoy son una rémora para las
finanzas públicas y que explican el déficit fiscal y la inflación.
En el fondo, la venta de CITGO obedece a un problema de caja ante una situación financiera muy comprometida que tiene que ver con un flujo de caja precario de PDVSA y vencimientos de deuda externa por US$ 6.400 millones en octubre próximo y que actualmente no hay como pagarlos.
José
A Guerra
joaguerrab@gmail.com
@JoseAGuerra
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Dice Guerra "un barril de petróleo crudo se vende en promedio en US$ 95 mientras que un barril de gasolina se cotiza en US$ 156. Sumando aproximadamente US$ 10 de costo por cada barril refinado la cuenta sigue siendo favorable al procesamiento del petróleo"
ResponderEliminar¿Cree Guerra que hay un barril de gasolina en cada barril de crudo?
¿Y donde esta esa evaluacion independiente de lo que Citgo le ha significado a Venezuela desde 1990 o antes que le permite al economista Guerra opinar tan definitivamente sobre el tema?
perkurowski@gmail.com
Guerra dice "El otro argumento subyacente para vender CITGO es que la empresa no da ganancia. Si ese es el razonamiento, entonces el Estado venezolano debería desprenderse de todo el conglomerado de empresas públicas que hoy son una rémora para las finanzas públicas y que explican el déficit fiscal y la inflación."
ResponderEliminar¿Y qué opina Guerra sobre "desprenderse de todo el conglomerado de empresas públicas que hoy son una rémora para las finanzas públicas y que explican el déficit fiscal y la inflación"?