Un partido político es una entidad de interés
público que en base a una ideología
promueve la participación de los ciudadanos en la vida democrática.
Las
personas que adhieren a sus planteamientos le dan vida al partido por lo que
metafóricamente se le puede considerar como un ser viviente. A la par con los seres vivientes reales,
crece con la adhesión de más miembros, se fortalece y consolida y al final
declina o perece por desviarse de su misión y principios.
En Venezuela luego de la caída de la dictadura
del General Marcos Pérez Jiménez MPJ en 1958, se inicia un nuevo ensayo de
retorno a la vida democrática el cual comienza con la formación de una
plataforma organizativa, el Pacto de Punto Fijo, PPF, una coalición de partidos, sin precedentes en Venezuela que
salía de 150 años de caudillismo endémico, revueltas, golpes militares y
experiencias tímidas de vida democrática. Tres grandes partidos, Acción
Democrática, AD, COPEI y Unión Republicana Democrática, URD y en menor grado,
el partido comunista venezolano PCV, canalizaron la euforia colectiva del fin
de la dictadura. Se comprometen a
defender la constitución y el derecho a gobernar conforme a los resultados
electorales. Pese a que el PCV había formado parte de la Junta Patriótica que
había aglutinado las fuerzas contra MPJ, fue excluido del Pacto por la
notoria presión de la Iglesia Católica. Los líderes de estos
grandes partidos galvanizaron las masas.
A partir de esa fecha en sucesivas elecciones libres y dignas de un país
civilizado, los electores se volcaron a las urnas ofreciéndole a su candidato
preferido abrumadoras mayorías como muestra de irrestricta confianza a sus
líderes para llevar a cabo el programa de gobierno propuesto en sus respectivas
campañas. Apenas diez años permaneció URD
en la coalición. El partido amarillo se retiró del Pacto en 1968 y a partir de
ahí fue perdiendo cohesión interna lo cual al
final lo llevó a su desintegración, dando lugar a varios micro partidos
que no lograron gran transcendencia.
Los primeros veinte
años del PPF constituyeron su periodo estelar. Se preservó y se amplió la
infraestructura vial, industrial y sanitaria. Se dio un gran paso hacia la
modernización de la economía, de la sociedad y del Estado. Se llevó a cabo la
descentralización y se oficializó la elección de gobernadores y alcaldes,
resultado del inicio de la gran reforma confiada a la Comisión presidencial
para la reforma del Estado, COPRE. Reinó el progreso y la paz social, pero pese
a que las grandes mayorías abrazaron con entusiasmo el ideal democrático,
existían sin embargo minorías enemigas de la democracia. Rómulo Betancourt se
vio obligado a combatir una ofensiva de las guerrillas marxistas-leninistas,
promovidas por el PCV y apoyadas por
Fidel Castro en contra de la democracia.
Al final la guerrilla fue
derrotada por nuestras Fuerzas Armadas. La oferta de lucha armada para acceder
al poder no tuvo eco en el pueblo venezolano sediento de democracia. Los planes
de desarrollo económico y social comenzaron a dar sus frutos. Se construye la represa del Guri, el puente
sobre el Río Orinoco y se crea la Corporación Venezolana de Guayana; se decreta
el pago de la pensión por vejez del Seguro Social a todos los hombres con 60
años de edad y las mujeres con 55 años; se nacionaliza la industria petrolera,
la industria de los minerales, y se promueve la industria petroquímica. Se
promueve la fundación de la OPEP a la iniciativa del visionario Juan Pablo
Pérez Alfonzo; se funda y consolida Petróleos de Venezuela, PDVSA hasta
convertirla en una de las más grandes compañías petroleras del mundo; se
desarrolla el parque industrial y se decreta el extraordinario plan de becas
Gran Mariscal de Ayacucho gracias al cual, muchos de nuestros estudiantes se
siguen beneficiando. En fin, se veía que Venezuela contaba ya con la plataforma
de despegue hacia el desarrollo. En el plano político, los dos grandes partidos
siguen respetando la alternancia en el poder conforme a los resultados
electorales certificados por el Consejo Supremo Electoral, CSE.
Pero no todo era
color de rosa. Para 1983 el PPF ya mostraba señales de agotamiento. Los
partidos entraron en una rutina de muchas promesas y pocas realizaciones y lo
más notorio, la falta de alternativas reales para seguir gobernando al país. Se hace patente el consecuente desgaste del
sistema que ya desde 1983 parecía irremediable.
“Dentro de esa dinámica, en estas elecciones se da por primera vez el
triunfo de un partido solo, sin pactos políticos con otros partidos, al margen
del PPF. Así, con Lusinchi, los
dirigentes de los partidos comienzan a salirse del PPF. Es el fin del principio
de hombre fuerte, del hombre providencial que siguió al caudillismo político lo
que terminó por deshacer la gran coalición.
No hubo apertura a la
renovación periódica del liderazgo. En
lugar de promover nuevos líderes, la vieja nomenclatura hasta llegó a transgredir la democracia
partidista interna para preservar su liderazgo, tal la deserción de Rafael
Caldera en 1993 quien tuvo la osadía de no apoyar al candidato de su partido y
de partir a postularse bajo la bandera de una agrupación improvisada, Convergencia Nacional, una coalición de
partidos políticos muy heterogénea en su mayoría de tendencia Izquierdista
conocida como “El Chiripero”. En ese
mismo orden, en el campo de AD la última decisión tristemente célebre fue la
del dedazo en 1998 para, en un acto desesperado, postular a Henrique Salas
Romer a la presidencia de la república en sustitución de Luis Alfaro Ucero.
Los grandes partidos
se fragmentaron y se fueron debilitando por la deserción de sus miembros que insatisfechos, comenzaron a formar nuevas
agrupaciones políticas. Los líderes no
prestaron la debida atención a las señales de crisis que estaban ocurriendo en
el sistema político y que los analistas reseñaban con insistencia. Precisamente, en las elecciones de 1993 el
pueblo envía un mensaje claro de su
descontento que no fue oído por la clase dirigente. Rafael Caldera ganó con un bajísimo
porcentaje de votos, muy lejos de las
abrumadoras mayorías de los años 70-80.
Pasada la euforia electoral el pueblo comenzó
a sentir los efectos de la crisis política y económica a la vez.
En este sentido, los analistas consideraban sorprendente que el pueblo
permaneciera pasivo y no se revelara como lo hacían los pueblos en otros países
latinoamericanos ante crisis similares. Atribuían esta actitud al hecho que la
sociedad civil seguía siendo débil y a la costumbre tradicional de resignación
del pueblo venezolano a soportar penurias ante la creencia que el Estado
benefactor resolvería las cosas.
Pese a todo, todavía se creía que Venezuela estaba lista para el despegue
definitivo hacia el desarrollo pero al mismo tiempo se acentuaban las dudas
respecto a la madurez del sistema político y de la buena salud de la
economía. Pero quienes osaban poner en
duda la situación, no eran bienvenidos. Así, quienes sacaban a relucir el
problema de la crisis y de los hechos que aparentemente la fundamentaban fueron
calificados de pesimistas y de "profetas del desastre" (por ejemplo
por el ex presidente de la República Luis Herrera Campíns durante su período de
gobierno, 1979 a 1984). La política de
oídos sordos terminó por hacer fracasar un proyecto que tenía todo para hacerlo
exitoso. El carisma fundacional de los partidos, impuesto sobre la base del
prestigio de los fundadores, se truncó cuando el relevo no institucionalizó la
democracia interna, ni recurrió como regla sino como excepción a las primarias
para los cuerpos deliberantes. Con lo cual, ni se destacaba el reconocimiento
de los líderes en función de sus méritos en la sociedad, ni se daba paso a la
posibilidad de acceder de forma transparente a los distintos niveles. Se
pregonaba la democracia, pero el caudillismo impedía su desarrollo.
Cuando la crisis
económica golpeó con más fuerza a los más desprotegidos, estos que habían
votado mayoritariamente por AD buscaron un cambio, que pareció encarnar en
principio una fuerza como la Causa R, siendo a la postre Chávez, quien terminó
capitalizándolos.
A pesar de los cuestionamientos,
los partidos durante la llamada "republica civil" tuvieron un papel
mucho más relevante que nunca antes en la historia venezolana, debido a que por
primera vez, se sucedieron de manera pacífica y los venezolanos de manera libre
y permanente eligieron por votación universal a sus presidentes, gobernadores,
alcaldes y representantes .(Que pasó con los partidos. Oscar Arnal. EU 8 de
mayo 2014)
Hugo Chávez HC llega al poder en 1999 cuando
la gran experiencia del PPF había llegado a un callejón sin salida, pero a su
llegada no todo se había perdido. El
sistema electoral era eficiente y confiable y se encontraba entre los más
prestigiados de la región. Así, el triunfo de Chávez se llevó a cabo en una
elección limpia, libre de toda sospecha o ventajismo y corroborada por árbitros
electorales respetados por todos.
Aunque HC no contaba con el respaldo de un
gran partido al estilo tradicional, su carisma le atrajo el apoyo de una
miríada de pequeños partidos, que a la larga darían lugar a la formación de una
súper estructura partidista, el Partido
Socialista Unido de Venezuela PSUV que
en ausencia de Chávez, sigue asegurando el apoyo ideológico al gobierno del Sr. Maduro.
Por su lado, la oposición en medio del
desmembramiento de los grandes partidos tradicionales, AD y COPEI, se ha empantanado en la búsqueda de apoyo
político capaz de aglutinar una nueva estructura política fuerte, capaz de
competir con y ganarle al chavismo. Y
cuando en el 2005 tuvo la ocasión de oro de iniciar ese proceso, optó por el suicidio. La mejor idea que tuvo
fue la de boicotear las elecciones legislativas con lo cual le entregó al
gobierno 165 escaños, todo el poder legislativo, alegando falta de confianza en
el árbitro electoral. Un simple
análisis de las consecuencias con la teoría del Árbol hubiera rápidamente
mostrado el precipicio al que estaban dirigiendo al electorado. Con esta jugada
los otrora grandes partidos tradicionales perdieron lo poco de credibilidad que
les quedaba y el resto de la oposición sin líderes carismáticos, perdieron el
secreto de cómo formar partidos de
remplazo de envergadura nacional.
Finalmente, es importante reconocer que el
PUSV en poco tiempo se ha constituido en una fuerza política incontestable al
igual que lo fue AD y COPEI en sus tiempos de gloria. Y como tal, debemos entender que permanecerá por mucho tiempo en
el espectro político. Pero para
asegurarse una larga vida, le será indispensable respetar los postulados que
unen a los partidos con el pueblo, a saber, transparencia en su actuar y
devoción al bien común, aceptar convivir
en condiciones de igualdad y respeto con las demás agrupaciones políticas y en
particular, evitar el comportamiento que resultó fatal a los partidos tradicionales.
Bibliografia
http://www.nuso.org/upload/articulos/1406_1.pdf
NUEVA SOCIEDAD NRO. 84 JULIO-AGOSTO 1986, PP.
10-15
Venezuela. Un futuro incierto. Heinz R. Sonntag
http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1984461_9-13.pdf
Las eleciones de 1983. Errores, aciertos y novedades. Arturo Sosa
A.
http://fr.slideshare.net/IgnacioMedina/elecciones-presidenciales-en-america-latina
http://www.aporrea.org/actualidad/a143430.html
http://carilisve.blogspot.fr/2008/05/legados-histricos.html
http://www.diariolacosta.com/detalles/Accion-Democratica-70-anos-haciendo--historia-politica-en-el-pueblo-venezolano/
http://www.partidocopei.com/site/modules/content/print.php?id=32
Antonio J. Benítez
abenitezj@aol.com
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