LA BANDERA DE LAS DIEZ ESTRELLAS |
El Estado chino como parte de su política
expansionista ha estado en la búsqueda de materias primas para alimentar su
inmensa economía. Ello explica la firma del acuerdo entre la corporación Citic
Group y el Estado venezolano (09/2012) la cual estipula el asentamiento de 27
campamentos geológicos ubicados en 12 estados del país, durante 5 años, a fin
de generar los mapas para planificar la minería de la nación. El acuerdo
establece estudios geoquímicos, de investigación y evaluación de recursos
minerales, con énfasis en Guayana y los Andes, exploración y cálculo de
reservas de hierro, oro y bauxita (en Bolívar); fosfato (Táchira, Mérida y
Falcón) y cobre (Táchira). Labor que por ley le corresponde realizar al Estado
venezolano por su valor estratégico, como además lo establece el artículo 117
de la Ley de Minas de 1999. Además, es insólito que una nación le pida a otra
que se encargue de la exploración de su territorio. Es un acto contrario a la
soberanía nacional, de la cual tanto habla el fachochavismo, porque se le esta
entregando la exploración de nuestro territorio a un país extranjero. Citic
Group ha expresado su interés en participar en la explotación del coltán,
bauxita, hierro y fosfato y ya participa en la explotación de oro y cobre de
Las Cristinas, la reserva aurífera más grande del país.
Los capitalistas chinos han entendido que más
que arriesgarse montar complejos industriales o empresas productivas de bienes
y servicios, es mucho mejor participar en la especulación financiera. Por ende,
el mercado financiero internacional se ha ido constituyendo como motor y pilar
del capitalismo salvaje chino. Prueba de ello ha sido la línea crediticia,
por más de $54.000 millones, que el imperio asiático le ha concedido al Estado
venezolano. Esta leonina línea crediticia creada en el 2007 ha estado
alimentando al inauditable Fondo Chino-Venezuela cuyos recursos debían de ser
administrados por el Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) y
direccionados a proyectos habitacionales, automotrices, agrícolas, eléctricos,
tecnológicos, de transporte y comunicaciones. Sin embargo, la realidad es que
dichos fondos han sido manejados tanto por el tte coronel como por Maduro con
una gran discrecionalidad. Préstamos que estamos garantizando con crudo que aún
se encuentra en el subsuelo y que pagaremos igualmente con hidrocarburos en los
años por venir. Venta que se hará a un precio preferencial de 40-45 dólares por
barril, mientras que el mismo se cotiza actualmente en el mercado internacional
entre 95-102 dólares el barril. Además, el uso de estos recursos
crediticios nos obliga a comprar a China los insumos necesarios para la
realización de los proyectos contemplados en el Fondo. Es así como el régimen
de Beijing se ha asegurado de un significativo suministro petrolero a futuro a
precios por debajo del mercado internacional, consiguiendo al mismo tiempo
incrementar sus exportaciones de maquinarias, bienes de consumo intermedio y
final, con lo cual estimulan aún más su pujante economía.
Adicionalmente, el gobierno chino también ha
realizado importantes inversiones en el área de petróleo y derivados. Gracias a
la aprobación de las nuevas Leyes Orgánicas de Hidrocarburos Gaseosos del 1999
y la de Hidrocarburos del 2001, las cuales sentaron las bases para el inicio de
la desnacionalización de PDVSA, así como la de una mayor participación de las
empresas extranjeras en el negocio petrolero nacional, el Estado venezolano y
el gobierno chino han creado varias empresas mixtas destinadas a la explotación
petrolera. Empresas como Sinopec, Petrozumano, Petrourica y Petrosinovensa, y
Petrosino son algunas de las muchas empresas mixtas con capital PDVSA y China
National Petroleum Corporation (CNPC) que operan en la faja bituminosa del
Orinoco bajo la mirada complaciente del régimen. CNCP es la compañía madre de
Petrochina, y constituye la segunda petrolera mundial en términos de capital.
El área agrícola también es víctima de la voracidad
del capital asiático. Allí también los chinos están haciendo inversiones. Seis
convenios entre el Estado Venezolano y los capitales chinos se han firmado
hasta el presente. Hoy el capital asiático está participando en el cultivo de 5
mil hectáreas y se prevé que estas cifras se eleven a unas 20 mil en los
próximos tres años en perjuicio de los productores nacionales. Los acuerdos
contemplan además, la recuperación, expansión y consolidación de tierras, fase
2013-2016 (Río Tiznados, Delta Orinoco, Píritu Becerra y Río Guárico); el
desarrollo del sistema de riego de Río Cenizo; y la creación de la
"Empresa Mixta Socialista Camce Venezuela para industrializar la
producción agropecuaria y su importación y exportación". Además, con la
empresa Camc Engineering se contratará la construcción de cinco complejos
azucareros, y se repotenciarán y ampliarán otros dos centrales, y se mejorará y
optimizará la producción de los centrales azucareros Sucre, Trujillo,
Venezuela, Caaez y Cazta. Asimismo, en materia de transporte la filial de China
Railway Engineering Corporation (CREC) participa en la construcción del tramo
ferroviario Tinaco-Anaco, y participa con el Estado venezolano (empresa mixta)
para ensamblar y producir vagones, y durmientes. En el área eléctrica las
empresas chinas participarán en el proyecto de instalación de medidores y en
otros planes de las redes de distribución desde el Bajo Caroní.
La dinámica de la economía de China ha empezado a
superar las barreras geográficas de ese país, mediante una agresiva estrategia
imperial de conquista de mercados y áreas de inversión en otras latitudes. Más
que emancipación y soberanía el fachochavismo nos ha llevado a una nueva
modalidad de dependencia, de entrega del país al imperio asiático. El feroz
capitalismo chino mediante la exportación de sus capitales y la participación
sus mega-corporaciones en la explotación de tierras agrícolas, en la
megaminería, en el desarrollo de infraestructura vial y medios de comunicación,
en la explotación petrolera-gasifera, entre otras áreas,
buscan aprovecharse de las enormes debilidades que existen en nuestras
economías estableciendo nuevas formas de dominación y de dependencia.
El neo-capitalismo chino ha saltado como felino
hambriento sobre nuestra economía tambaleante y colapsada con la complicidad de
una bastarda logia militar-civil corrupta y vende patria. El grupete que
“desgobierna” al país ha convertido a Venezuela en una verdadera colonia del
imperio asiático. ¿De cual patria y soberanía nacional pueden hablar?
Jose
Rafael Lopez Padrino
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