El mito se Sísifo fue tratado en forma magistral por el
escritor francés Albert Camus, en una de sus obras de 1942, como símbolo de la
trágica condición humana. Surgía de la comprensión que, dentro de la mitología
griega, Sísifo encarnaba la astucia y la rebeldía del hombre frente a los
designios de los dioses. Esto resulta aleccionador porque se debe entender que
así como Sísifo fue condenado por Zeus, a empujar eternamente por la ladera de
una colina de los infiernos una roca que caía de nuevo al llegar a la cima, también
en nuestro país se están dando acontecimientos que pueden ser parangonados con
la leyenda.
Existe en un lugar geográfico del mapa, nuestra patria,
hoy en día convertida en un verdadero
infierno, en la que goza de toda clase de privilegios una selecta cofradía de
pícaros ennoblecidos por la alquimia que convierte la basura en oro,
manteniendo en la más absoluta miseria a hombres, mujeres y niños, muchos de
ellos privados de la diaria alimentación, que a veces sustentan con mendrugos
de pan, ya que ni la harina precocida para su elaboración consiguen,
desfalleciendo en consecuencia físicamente, por lo ni siquiera tienen fuerzas
para evitar que los sigan vejando y humillando de la peor manera.
En esta dolorosa tragedia que sume al país en un
calamitoso estado jamás visto en toda su historia, pese a los billonarios
ingresos que la nación percibe por concepto de la venta de su oro negro, y que
ha servido para que degenerados e inescrupulosos vividores hayan amasado
enormes fortunas con dineros del erario nacional, existe una clase luchadora de
hombres y mujeres, estudiantes y amas de casa, que están jugando un rol estelar
en defensa de los valores y derechos que cada día pretende el régimen negarnos.
Es esta la oportunidad de empujar la dignidad humana desde el cieno donde la
tienen enterrada los villanos que fungen de dioses, antes de llegar a la cima,
donde los cómplices con indumentarias de marca pretenden atemorizarnos mediante
amenazas, encarcelamientos, juicios y todo cuanto pueden maquinar desde el
poder, que les ha permitido disfrutar de las mieles que los ha engolosinado
torpemente. No se debe ni puede desmayar en el propósito, puesto que ello
frustraría toda intención reivindicativa.
A lo largo de estos trágicos 15 años de la tan mentada
revolución socialista del siglo XXI, lo que hemos vivido los venezolanos es una
nefasta experiencia que jamás ni nunca llegamos a imaginar. Miseria y más
miseria de los desposeídos y humildes, empobrecimiento de la clase media,
inseguridad, desempleo, desabastecimiento de alimentos y medicinas, retaliación
política, politización de las FF.AA, torturas, humillaciones, vejaciones,
detención de estudiantes enjuiciados por delitos que no cometieron, y que solo
manifestaron para alzar su voz en manifestaciones, heridos que pasan de más de
un millar y más de 40 jóvenes muertos desde que se iniciaron las manifestaciones
en todo el país el pasado 12 de febrero. A ello se suma el peor de todos los
males, el pillaje con los dineros del erario nacional, que coloca a nuestro
país en los primeros lugares del ranking mundial de la corrupción.
La retaliación política ha sido el instrumento cruel con
el que se estigmatiza a quienes disienten de las políticas (¿) del régimen, el
que sin empacho alguno actúa a su libre albedrío, cobijado con el manto de la
complicidad de quienes desde la Asamblea Nacional aplauden sin escrúpulos de
ninguna naturaleza, las arbitrariedades que se cometen a diario, cual espectadores de un circo
romano deleitándose de la brutal y
desigual batalla del hombre contra las fieras. Por esas ensangrentadas arenas
han pasado Iván Simonovis, Franklyn Brito, Afiuni, los 10 policías compañeros
de penas y cárcel del Comisario, Leopoldo López y otros insignes compatriotas
que purgan injustas penas impuestas por la justicia roja rojita.
Vociferan y amenazan desde Miraflores y los altos
estrados del Palacio Legislativo, sintiéndose dueños y amos del país, y
descaradamente señalan con el dedo a hombres y mujeres que luchan tenazmente contra las atrocidades que se
perpetran diariamente, bajo el pretexto de que se esta fraguando un magnicidio
y se atenta contra la salud de la república. ¡Que ironía !. Los verdugos convertidos en víctimas. La
entereza de quienes han sido privados de su libertad, alimenta el espíritu
batallador de miles de venezolanos, que no desmayan en su lucha por la
reivindicación de todos sus valores democráticos, pese al feroz enfrentamiento
de quienes se ufanan de defender a sus autores, como un coro de áulicos
endiosados por obra y gracia de un gobierno sin talento, que en sus exageradas
brutalidades comete los más incalificables abusos contra la dignidad del ser
humano.
Nunca
faltan los llamados “sabios de ley”, que demostrando un aparente frenesí
pretenden arrancar la euforia de quienes se identifican con el llamado proceso
revolucionario bolivariano del siglo XXI, pese a que ha sido dejado de lado por
su mentor Dieterich, asesor del difunto Chávez, detalle que muchos de sus
“ciegos seguidores” desconocen, por el engañoso mensaje subliminal que a diario
pregona el régimen por los medios de comunicación social públicos, alabando las
“bondades del socialismo”, en el que ”ser rico es malo” , pero para los
pendejos, porque contrariamente a lo que predican nació una nueva clase social
que el vulgo denomina la boliburguesía, integrada por cínicos depredadores de
los dineros de la nación, que hoy día poseen lujosas mansiones, vehículos de
lujo y dinero a granel depositados en bancos extranjeros, gracias a la
incalificable alcahuetería de quienes detentan el poder. Sus mismos otrora
militantes hoy divorciados del proceso socialista, Aponte Aponte y Jorge
Giordani, los desenmascaran abiertamente.
Todo lo anteriormente indicado, no es sino un ejemplo del
abuso de poder de un régimen que con su mayoría parlamentaria en la Asamblea
Nacional , hizo una Constitución glorificada como Bolivariana, que su tutor el extinto Chávez denominó “La
Bicha” - no se sabe si en forma despectiva, o como una jaquetoneria suya - , la
cual desde entonces es violada a cada instante y de acuerdo al capricho de
quienes mal manejan los destinos de la patria, tal como ocurrió con los
“pistoleros de Llaguno” quienes fueron liberados tras una maratónica audiencia
que duró más de trece horas, pese a todas las pruebas que fueron consignadas en
su contra y cuyos cargos imputados fueron desde la intimidación pública hasta
el uso de armas de fuego. Un juicio que pasará a la historia, por la aberrante
forma en que se le dio la razón al defensor de los acusados, quien siempre
sostuvo la tesis de la inocencia. Este crimen de lesa humanidad en el que
perdieron la vida 19 venezolanos, no solo marcará una página negra en el foro
judicial del país, sino que además sienta jurisprudencia para futuras
sentencias de inculpados en otros crímenes, amén de que se sacrificó en vida a
inocentes que hoy purgan injustamente
largas condenas de prisión.
Bien lo señalaría el Libertador en cierta ocasión:
“La ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que instigado por el sentimiento de las fuerzas, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos”
Carlos E. Aguilera A.
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (122)
@_toquedediana
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