Las
cada día más complejas relaciones entre Rusia, China y Venezuela exigen de un
detenido análisis para determinar sus graves consecuencias. En ningún caso
estoy afirmando que es inconveniente establecer nuevas relaciones políticas y
económicas con esos países o con cualquier otro.
Diversificar nuestros vínculos
internacionales es un paso importante, pero considero muy negativo que
Venezuela empiece a jugar, como una ficha, en el tablero mundial, sea manejada por Rusia o por China. Permitir que se utilice a
nuestro país en el enfrentamiento geopolítico que ha empezado a surgir entre
estos dos nuevos imperialismo y los Estados Unidos es una imprudencia
inaceptable. La política internacional exige de frialdad y tino, siendo
sumamente delicado que se maneje en base a odios o a imposiciones ideológicas.
Venezuela es una potencia media de la América Latina. Ese es el papel que debe
jugar…
Además,
es muy peligroso entrar en un juego de ese orden, dependiendo la economía
venezolana del mercado petrolero norteamericano. El gobierno de los Estados
Unidos nos compra más de 700.000 de barriles diarios. No creo que la
adquisición realizada por China de 600.000 barriles, pagados por adelantado,
pueda reemplazar el mercado norteamericano. Esto se agrava, ante el hecho del
tipo de petróleo que Venezuela exporta y las complicadas características del
exigente patrón de refinación. En fin un difícil problema, que se complica
cuando ha empezado a conocerse las posibilidades petroleras canadienses,
norteamericanas y mexicanas. Hay que considerar en el análisis que Estados
Unidos, Canadá y México pertenecen al ALCA, y que además son aliados políticos.
Tampoco se puede olvidar el gran cambio generado en la política petrolera
mexicana…
Un aspecto que es necesario resaltar en
cualquier análisis que se haga de nuestra realidad geopolítica, es la creciente
debilidad que se observa en la capacidad de Venezuela para decidir con plena
autonomía su política internacional.
Si analizamos nuestra historia, sólo es
posible comparar la actual y dolorosa etapa de mal llamada Revolución
Bolivariana con la vivida durante los primeros años del siglo XX. La deuda
nacional, producto de la guerra de independencia y de los malos gobiernos
liberales, nos condujo a la invasión de las potencias europeas. Es verdad, que
en estos tiempos eso no ocurre, pero las deudas hay que pagarlas, se quiera o
no se quiera. Venezuela, después de la cancelación de la deuda en 1930, no
había vuelto a solicitar créditos internacionales. Lo hizo, durante el primer
gobierno del presidente Pérez, con la finalidad de financiar un importante
proyecto de desarrollo: la Gran Venezuela.
Las consecuencias fueron a la larga muy
negativas…En exacta justicia, Carlos Andrés Pérez preservó un importante
equilibrio financiero al mantener el endeudamiento nacional similar al monto
depositado en el Fondo de Inversiones de Venezuela, pero el proyecto de
desarrollo era de tal magnitud que se requerían fuertes inversiones en el
tiempo. La única manera de lograrlas era garantizando el natural incremento de
los precios petroleros. Lamentablemente, eso no fue es posible. Dichos precios,
a partir del gobierno de Luis Herrera, empezaron a variar de una manera difícil
de predecir hasta que al final se mantuvieron, por más de una década, a la
baja. De todas maneras, el endeudamiento nacional sólo alcanzó 30.000 millones
de dólares, de los cuales se lograron pagar cerca de 4.000 millones de dólares
en casi veinte años de gobiernos democráticos. De todas maneras, muchas de las
obras se concluyeron.
Esa no es la circunstancia actual. El
endeudamiento nacional, el cual puede alcanzar la sorprendente cifra de 230.000
millones de dólares, sólo ha financiado
gastos corrientes. La deuda rusa, que alcanza varias decenas de millones de
dólares, fue utilizada casi exclusivamente en gasto militar. En el caso de
China, las relaciones económicas son más amplias, pero es tal la opacidad que
envuelve esos acuerdos que es muy difícil precisar sus alcances y requisitos.
Existen rumores de que los créditos obtenidos cumplen onerosas condiciones financieras: “Venezuela paga un interés a la tasa Libor y un plus internacional y que además existe un elevado nivel de corrupción”. Es verdad, que el petróleo se cancela a precio internacional, pero “cada barril tiene un descuento de $ 2,50, debiendo cancelar además el flete hasta Singapur que puede alcanzar cerca de 3 dólares por barril”. Los venezolanos deberíamos conocer con detalle lo que se oculta detrás de esas negociaciones…
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich
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