Parafraseando
lo que dijo el derribado Don Quijote, que no era, ni político, ni filósofo ni
demócrata, cuando le exigieron con la lanza al cuello que desmintiera el ideal
de belleza de Dulcinea por la que vivía y luchaba: y manifestó, “No es bien que
nuestra flaqueza defraude esta verdad. (Miguel de Cervantes”, Don Quijote de la Mancha, Editorial Nuevas
Estructuras S. L. Madrid 2000).
UNA
ACOTACIÓN NECESARIA
Nos
llega la dolorosa noticia del fallecimiento de uno de los venezolanos de
excepción, en un lapso, inquietante en el país de memorias disueltas o
silenciadas, de un vehemente empeño de reinventar una nueva dialéctica democrática,
entre evocaciones épicas, y efímeras ilusiones, y como el universo giramos
alrededor de una larga espera, cara a estas preocupaciones nos topamos con el
desprendimiento terreno de este esclarecido venezolano, Ramón J, como con
cariño lo llamaban especialmente sus íntimos y compañeros de ruta.
Su
vida comprometida con el país al que le ofrendó lo mejor de sí, igual que su pasión por la narración, el
diálogo y la historia. Fui testigo emocionado aquella mañana radiante, en el patio del IESA, donde
fue homenajeado en el pasado reciente por quienes dirigen la Revista Desafió de
la historia por iniciativa de otro venezolano ejemplar el profesor e
investigador Dr. Asdrúbal Batista, ese día en una narración serena, noble
impresa en un lenguaje de la sencillez y la grandeza. Fue un cuadro de eterna
belleza sobre el cual era imposible posar la mirada y aguzar el oído y no
sentirse poco que embriagado por la emoción entusiasta, por momentos conmovido
por el saber acumulado y vertido a través de sus palabras. Vino a mi mente el
minuto en que el Fedón nos habré la puerta de la prisión y se aparece Sócrates
sentado familiarmente en el borde del lecho, en medio de sus discípulos,
ansioso desde muy temprano de recoger las últimas palabras del venerado Maestro.
Don
Ramón igual de aspecto sonriente con contagiante tranquilidad, sin tristeza que
alterara su mirada, despejado y a pesar de su avanzada edad, sagaz en la
palabra y animoso en su pensamiento, su intervención para agradecer el gesto,
coherente intensamente ética, (sobre la incomoda realidad en ciernes, no la
evadió, hizo necesarios comentarios desde su visión de hombre de Estado,
político, e historiador), (sobre ellos volveremos luego) y en este pasaje
traigo a colación a Richartd Rorty, Cito: “Es elocuente la postura de el
actual, que atiende a los formal, se hace presente por su adhesión a la verdad,
su palabra se ceñirá a los principios. Tendrá el filo cortante de una claridad
necesaria, más tal vez no deseada, ni soportable, en el debate”. En síntesis su
mensaje humanamente pedagógico. La mayoría de los asistentes con emoción mal
reprimida, y lágrimas que no pude contener.
PAZ
A SU ALMA.
Pedro
R. Garcia M.
pgpgarcia5@gmail.com
@pgpgarcia5
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