El resultado de los recientes comicios efectuados
en Colombia genera numerosas expectativas, entre ellas, hasta qué punto el
presidente Juan Manuel Santos tendrá que hacer concesiones a los sectores de la
extrema izquierda durante su segundo
mandato.
COLCHA DE RETAZOS |
Cierto que Santos contaba con un amplio respaldo
popular, pero su derrota en primera vuelta ante Oscar Iván Zuluaga, mostraba que requería el apoyo de un sector
que aunque históricamente contrario a su
política social y económica, está identificado
plenamente con una parte de su gestión: los diálogos con las fuerzas de
la narco guerrilla.
El respaldo de la izquierda y de otros sectores
políticos del país fue determinante, y ese apoyo se produjo porque el candidato presidente reiteró su compromiso
de continuar los diálogos en La Habana con las Fuerzas Armadas de Colombia, a
la vez que anunciaba que se iniciarían conversaciones de paz con la otra fuerza
irregular que opera en el país, el Ejército de Liberación Nacional, una entidad
también vinculada al narcotráfico y al terrorismo que fue inspirada y apoyada
desde Cuba.
La victoria de Santos no fue consecuencia del
respaldo de sus partidarios naturales, sino del oportunismo político de grupos
antisistema, facciones que tienen como
objetivo promover e instaurar gobiernos populistas que buscan establecer
dictaduras institucionales con el fin de perpetuarse en el poder.
Ricardo Puentes Melo, director de Periodismo sin
Fronteras, en un párrafo de una reciente columna, acusa al presidente Santos de unir a la
izquierda en torno a sus intereses comunes con las FARC, y con
sectores políticos corruptos del país.
No obstante y para beneficio del futuro de Colombia, si surgieran quebraduras
institucionales que pudieran facilitar el continuismo político por el tipo de
alianza que extendió el mandato de
Santos, el país cuenta con instituciones sólidas, una sociedad civil consciente
de sus derechos y una clase política de firmes convicciones.
También está la experiencia venezolana y una oposición de amplia base representada
en Oscar Iván Zuluaga, que no fue derrotado de forma aplastante, ya
que cuenta con el apoyo del 45 por ciento del electorado.
Empero el enemigo más feroz con de la democracia
colombiana no es la guerrilla, sino el desencanto con la política de amplios
sectores de la población. La abstención alcanzó casi el 60 por ciento y ese si
es un enemigo que entierra las libertades.
Vencer la abstención entre el electorado, es tan
importante como acabar con las fuerzas irregulares.
La realidad es que las prácticas del gobierno del
presidente Santos permiten apreciar que está realmente comprometido con llevar
la paz a su país por medio de negociaciones,
pero de producirse esos anhelados acuerdos, cuál será el precio a pagar
por el pueblo colombiano y en particular,
por aquellos que fueron y son víctimas de las depredaciones y crímenes
de los irregulares que iniciaron su lucha, según decían, para construir una
sociedad más justa, pero en el trayecto se convirtieron en vulgares criminales
vinculados entre otras ilegalidades al tráfico de drogas.
No cabe duda que los sectores que apoyaron al
presidente en su reelección presionaran para que los acuerdos de paz concluyan favorablemente, como declaró la candidata del Polo Democrático
Alternativo, Clara López Obregón al decir: “Voy a votar por la paz de Colombia
en cabeza del presidente Juan Manuel Santos", esta candidata obtuvo en la
primera ronda casi dos millones de votos y Santos le ganó a Zuluaga por menos
de ochocientos mil en la segunda vuelta.
Otra muestra es que mientras en la capital del
país, un área en el que la izquierda cuenta con mayoría electoral desde hace
varios años, el candidato presidente en la primera vuelta obtuvo unos 500,000
votos, en la segunda ronda alcanzó
un 1,300,000.
La profesora Beatriz Franco de la Universidad del
Rosario manifestó, "La decisión de
ayer de los colombianos es un compromiso para todos, para las FARC, para el
ELN, para el presidente que debe estar a la altura y para los políticos que lo
apoyaron y quienes tendrán que diseñar desde el Congreso todos los cambios
estructurales que se necesitan".
El compromiso es muy serio, y es de esperar que el
Presidente haga todo lo posible por llegar a acuerdos con las FARC y el
ELN, sin hacer concesiones que permitan
a la narco guerrilla la victoria que no obtuvieron con las armas. Hay que tener
en cuenta que el mandatario estará sometido a presiones sin precedentes, porque
fueron los aliados ideológicos de los irregulares quienes le prestaron a Juan
Manuel Santos un fundamental apoyo para que ganara la segunda vuelta.
El Presidente tal vez este cerca de lograr la
ansiada paz, pero, ¿llegará con justicia
o impunidad?.
Pedro Corzo
pedroc1943@msn.com
@PedroCorzo43
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