Antes
teníamos problemas, un sector importante de la sociedad sufría de la
indiferencia de los responsables gubernamentales. Éramos un país rico que había
olvidado su deuda social.
opinan
los foristas
Venezolanos pasaban estrechez, vivían en
barrios marginales donde faltaban servicios, tenían dificultades para alojar
sus familias, los barrios eran peligrosos. Ya en esa época el hampa se
enconchaba en los barrios y eran el azote de las familias humildes.
Muchos no podían terminar sus estudios,
porque las necesidades económicas los obligaban a salir a ganarse la vida. Los
hospitales públicos se encontraban saturados al igual que las cárceles.
Había una gran diferencia entre las viviendas
de los que vivían en el Este y la de los que vivían en los barrios de Catia,
Petare o el 23de Enero.
Caracas estaba rodeada de un cinturón de
miseria y cuando azotaban las lluvias torrenciales, eran los primeros
damnificados.
De todo eso, es a menudo responsabilizada la
4ta Republica.
La situación descrita abonó el terreno para
que el mensaje proselitista surtiera efecto, creara nuevas esperanzas, que los
partidos políticos tradicionales no despertaban. El venezolano aspiraba un
cambio y decidió jugárselo todo.
Las circunstancias se prestaron para
despertar viejos arquetipos, la necesidad de una gorra para poner orden.
Chávez se montó en esa ola, falló en su
intento golpista, pero utilizó la palabra como arma. Malo como militar resultó
hábil para la comunicación, de inmediato fue rodeado por quienes pensaron
manipularlo, pero el solo tenía ojos para Fidel, quien al final dirigió toda su
actuación, se convirtió en la marioneta que tal un ventrílocuo utilizó Fidel.
Con el muñeco por delante, los Castro
lograron apoderarse de la riqueza venezolana para seguir financiado su proyecto
fracasado. La debilidad emocional del Comandante fue eficazmente utilizada,
para lograr que se traicionara el mensaje revolucionario y se montara la farsa
bolivariana que sirvió para enriquecer una cofradía y promover los apoyos
internacionales.
El mensaje no era solo proselitista, sino
perverso. “Éramos pocos y parió la abuela”, dice el irónico proverbio español,
como si ya no habían suficientes cosas que funcionaban mal, de repente llegó
otra cosa peor y más grave.
Se vehiculó un mensaje de venganza, en el que
se culpaba a los otros de los sufrimientos de un sector social. Se mezcló todo
y se hizo culpable a todo el que estudiaba, trabajaba y aspiraba vivir mejor.
Quien no tiene un amigo en Venezuela, que
surgió de la nada, trabajando duro y con su esfuerzo, hasta alcanzar una buena
situación económica. Quien no ha visto el ejemplo de madres abandonadas, que
han criado sus hijos con grandes sacrificios, esas que se desvelaron por darles
educación y oportunidades para hacerlos hombres de bien. Profesionales que son
el orgullo de sus familias y que le aportaron a Venezuela parte de lo que
recibieron.
Todos fueron metidos en un mismo saco, todos
fueron considerados enemigos, que había que arruinar, expropiar, expulsar, aplastar
o hacerlos irse. De pronto el comerciante que salió adelante, el dueño de un
hato, el hijo del jardinero que se hizo ingeniero, la muchacha del barrio que
consiguió trabajo en una empresa, los que estudiaron, el hijo del inmigrante
que desde las 5 de la mañana cocinaba el pan, todos se convirtieron en
escuálidos.
Contra ellos se armaron los colectivos, a
quienes se les dotaron de armas de guerra y obtuvieron el permiso de salir a
matar, siempre y cuando estuvieran listos para defender la “Revolución”.
La que permitiría que los Castro se
aprovecharan de la riqueza venezolana, a cambio de dejar tocar a los enchufados
una parte importante del botín. Haciendo de nuestro país la república de las
paradojas económicas: uno de los países con las reservas petroleras más grandes
del mundo, que con la misma velocidad con la que creó la boliburguesía
multimillonaria, arruinó a su pueblo hasta hacerlo completamente dependiente.
A los bolivarianos se les aplica la ley de
Murphy: Si algo puede salir mal, saldrá mal. Y si además puede empeorar, lo
hará. Lo que explica a Maduro.
Ahora vivimos en carne propia el resultado de
ese experimento nefasto, ahora tenemos un país destartalado, con instalaciones
descuidadas que se caen a pedazos, por eso no cortan la luz y el agua. Por eso
no se consiguen medicinas ni repuestos. En consecuencia la venganza se extendió
a todos, el que sufra de una enfermedad morirá sin medicamentos y el que
necesita el carro para trabajar perderá el empleo. La Patria solo sirve para
los que están en el gobierno.
La gestión política sirvió para acabar con
las empresas, el empleo, la prensa libre. La petrolera para endeudarnos, para
empeñar, regalar y arruinar una industria antes orgullo de los venezolanos.
La gestión económica logró desaparecer, como
por magia, las divisas, la comida, la producción agrícola y pecuaria. La social
nos encerró en jaulas-casas esquivando las bandas armadas de motorizados.
El único trabajo que prospera es el de
cuidador de colas, el del contrabando y el de buhonero, para revender lo que
consigas en Mercal.
La “robolucion” nos enseñó a ser “buenos
pobres”, a morir callados por el hampa, a permanecer por horas en las colas por
un litro de leche, a ir de hospital en hospital, con tu alcohol y las curitas
en el bolso.
A vivir sin azúcar, sin café, sin carne, sin
pollo, sin arepas y con poco pan. Aprendimos a ser indiferentes, frente a
Brito, Simonovis, Afiuni, Leopoldo… y los estudiantes que se hacen masacrar por
los uniformados, jueces y políticos.
Al cumplirse el primer año de Maduro, vivimos
una inflación del 56% y el número de venezolanos en pobreza extrema alcanzó la
cifra de 2.800.000 personas.
De un país que se auto abastecía en carne,
leche y café, que producía azúcar, arroz y huevos ahora importamos ¡cuando
podemos! El 85% de lo que consumimos.
Lo que sucede, es que las empresas de maletín
de los enchufados solo sirven para robarse los dólares, pero no dan empleo, ni
importan comida o medicinas. De vez en cuando viajan a Argentina a financiar
campañas electorales.
Así es como vamos pa’tras, en el camino
quedaron los hermanos Faddoul y su chofer, Danilo Anderson, Los 35 muertos del
centro penitenciario del Rodeo, los 200.000 asesinatos en Venezuela en los años
de régimen chavista.
También quedaron Alejandro, Geraldine, Bassil,
Montoya, Adriana, José Ernesto, Génesis, María Julieta, Miguel Antonio, Redman,
imposible nómbralos a todos, son de Caracas, Mérida, Valencia, Barquisimeto,
Maracaibo, San Cristóbal o Puerto Ordaz.
Acompañan a la persona que muere en Venezuela
cada nueve minutos, víctima de la violencia promovida para atemorizarnos.
Recemos por ellos… ya no están con nosotros.
Nelson
Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
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