Tanta mentira y cinismo producen repulsión en una sociedad honesta y trabajadora
La
sentencia salió de Miraflores. Sin pruebas, sin juicio, sin defensa. He sido
condenada por quienes están en el poder y por quienes les ordenan desde La
Habana. Intentaron callarme con golpes en el Parlamento, despojarme de mi
inmunidad, ahora aniquilarme moral y físicamente. Me han acusado falsamente de
terrorismo por revelar la tragedia de Amuay, de traición a la patria por
denunciar en la Organización de Estados Americanos (OEA) la violación de
Derechos Humanos, y ahora de magnicidio por apoyar el histórico movimiento
social de protesta que ha emergido en Venezuela. Es una persecución política
sistemática basada en mentiras.
Maduro
y su régimen se creen intocables, se consideran más allá de la ley y de la
justicia, y por eso atropellan ciudadanos. Me condenan con "pruebas"
obviamente fabricadas. Me difaman y por su incitación al odio, recibo hoy
amenazas contra mi vida y la de mis hijos.
Jamás
en la historia de Venezuela un hombre desde Miraflores, usando todo el poder
del Estado, había descargado su furia contra una mujer. Creen que un castigo
"ejemplarizante" callará a las madres venezolanas que claman por
justicia en los tribunales y en las morgues, por leche en los mercados, por la
vida de su hijo en un hospital paupérrimo. Creen que callarán a las estudiantes
que encabezan las protestas, a las periodistas que desafían la censura, a las
maestras que combaten el Decreto 058, a las madres de Geraldine, de Sairam, de
Juan Manuel. Se equivocan; 15 años de lucha ciudadana ejemplar y el admirable
movimiento de protesta cívica han dejado claro que no doblegarán al pueblo de
Venezuela.
El
régimen está desesperado; el colapso económico, institucional y moral ha
arrastrado el apoyo político que heredaron. Tanta mentira y cinismo producen
repulsión en una sociedad honesta y trabajadora que anhela desesperadamente
avanzar por una ruta a la libertad y a la dignidad y sabe que llegó la hora de
enfrentar esta dictadura para lograr un cambio de régimen por una vía constitucional,
democrática, pacífica y electoral; lo antes posible. Sr. Maduro, escúcheme
bien: ni magnicidio ni golpe de Estado: renuncie. Renuncie porque está
destruyendo la patria.
Maria
Corina Machado
mariacorina@mariacorina.com
@mariacorinaYA
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